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"La Pachita Mama nos ha mandado un mensaje": en El Mollar pidieron por el fin de la pandemia

Ecoconciencia

Como cada año desde 2014, la comunidad indígena organizó una ceremonia a orillas del dique La Angostura para homenajear a la Madre Tierra. En esta oportunidad, las intenciones giraron en torno a la curación de los enfermos y a la protección frente a la peste.





“Estoy contenta, feliz que desde lo profundo desde nuestra tierra hasta donde están nuestros seres iniciales, como la Mama Luna, la Cruz del Sur y nuestros ancestros hayamos pedido a una sola voz que se vaya la peste que está aquejando hoy a toda la humanidad”, sostuvo la cacique Margarita Mamaní, quien encabezó el domingo pasado el ‘Súper Homenaje a la Pachamama’, una ceremonia que se realiza desde el 2015 para agradecer por los dones que brinda la Madre Tierra y solicitar su protección para el año que comienza.


Mamaní lamentó en diálogo con eltucumano.com que “se están yendo muchos hermanos del territorio y del mundo entero” a causa de la pandemia de Coronavirus y subrayó que “la Pachita Mama nos ha mandado un mensaje, es un mensaje que creo que lo sabemos todos”. En este sentido, la cacique interpretó que “la Madre Tierra nos ha mandado a encerrarnos para que la cuidemos: antes de que salga el Tata Inti se puede ver cómo se está restableciendo la Pachita Mama a través de sus plantas, de sus frutos, del huayra, que es el viento. El deber tuyo, mío, de toda la sociedad es protegerla. No hay que tirar basura, no hay que contaminar, si vemos por ahí un papel de caramelo lo levantemos y lo pongamos en el bolso o lo llevemos hasta un cesto de basura. Yo soy una defensora de nuestra Madre Naturaleza, que nos cura desde la cabeza hasta los pies, por eso pedimos su protección, pero debe ser recíproco”.


Durante la ceremonia participaron los comuneros de El Mollar, organizaciones ecologistas y activistas que llegaron hasta el perilago para participar de las actividades que incluyeron la ofrenda a la Pachamama, la bendición del agua, la colocación de las cintas del arco iris en las muñecas de los participantes y la forestación del lugar con árboles autóctonos proporcionados por la Fundación Forestar de Concepción y Bruno Busnelli.

“Fue fundamental el acompañamiento de todos, fue muy emotivo”, destacó Mamaní al tiempo que lamentó algunas ausencias por las dificultades propias de la pandemia como la de Aída Ponce, la tucumana del Millón de Árboles y la de Sergio Pérez, dos 'históricos' del encuentro en El Mollar.   


“Realizamos el abrazo simbólico al lago, la ceremonia a nuestra Pachamama y la puesta en la muñeca de cada comunero y visitante la cinta con el color de nuestro arco iris, previamente sahumada. Hemos visto al abuelo fuego que ardía con toda esa energía, al viento que nos da la fortaleza, y ofrecimos flores al agua para que se vaya este virus, para que podamos seguir adelante, no sólo los pueblos originarios sino todos, porque todos somos hijos de la Pachamama, habitamos en ella. El pedido que hice ante el público fue que tratemos de cuidarla, de protegerla, que plantemos árboles porque nos dan oxígeno y sombra”, añadió.

En el sector del perilago se plantaron especies autóctonas y se colocó un pórtico. “Cualquier persona puede ir a disfrutar y tomar mate, siempre y cuando lo cuide y limpie al retirarse”, advirtió Mamaní, quien dijo que el espacio “no es privado” sino que fue cercado para que los animales no entren a comer los ejemplares recién plantados.


Fe que mueve montañas

“Si se ponen a ver, El Mollar es como una olla, todo rodeado de montañas, es como el vientre de la Pacha. Es fundamental la creencia, la vitalidad que nos han dejado nuestros abuelos para que nosotros sigamos llevando y transmitiendo nuestra cultura ancestral. En el día de ayer hicimos todo eso, han participado niños, las comuneras, los hermanos varones, los visitantes. Para nosotros esto es fundamental, tenemos que tener mucha fe, la fe mueve montañas”, insiste Mamaní sobre el pedido que realizaron en la ceremonia para que cese la pandemia.


En un pozo en la tierra, Mamaní colocó con sus manos los frutos de la tierra: “nunca pueden volver enteros, hay que cortarlos y ofrecerlos; también hay que darle agüita”. Y reforzó su mensaje: “tenemos que decirle a la Madre Tierra que sí nos interesa vivir, que queremos vivir aquí, en este mundo, en este territorio y que estamos comprometidos a protegerla”.