"Fue todo de golpe, no tuve tiempo a nada": el calvario de Mariana Romero
INSEGURIDAD
Como todos los días, la periodista tucumana estaba en la calle desde las seis de la mañana. Parecía un día más, pero no lo fue. Aquí relata todo lo vivido.

Como todos los días, Mariana Romero estaba en la calle desde las seis de la mañana. Parecía un día más: había arrancado con lo móviles televisivos para el programa Los Primeros. Después, a las 9, había enganchado con Radio Nacional para la que suele cubrir las calles céntricas. Sin embargo, pasado el mediodía, mientras se organizaba en un bar de Barrio Norte fue sorprendida y, por la espalda, la taclearon para robarle el celular.
“Estaba en sentada en un café de la Corrientes y Balcarce, y de golpe sentí que alguien me abrazó desde atrás y me tiró a la calle. Yo caí con la cara en un bache lleno de agua podrida. Fue todo de golpe, no tuve tiempo a nada. Cuando reaccioné el tipo se había corriendo por la Balcarce como para la avenida Sarmiento. Se llevó mi celular”, relata Romero en charla con eltucumano.com.
Mariana alcanzó a ver como a media cuadra lo esperaba una moto a la que se subía y arrancaban a contramano hacia el norte: “En la Marcos Paz había dos policías, yo creía que lo podían detener, pero después nos explicaron que no pueden hacer nada porque están afectado a la custodia del cajero de esa esquina de manera exclusiva”.
“Las cámaras de seguridad del bar lograron captar a una persona que podría ser el ladrón, pero la verdad que no fui capaz de reconocerlo. No está filamdo el robo en sí. Pero hay cámaras en los edificios de la cuadra de las que mañana me entregaran el material”, comenta.
En el momento del arrebato mucha gente intentó socorrerla y otros, intentaron atrapar al autor del hecho al que ella recuerda como “corpulento y con remera verde musgo”: “Hubo un muchacho que con su moto persiguió a los ladrones por más de 40 cuadras, tengo todo el recorrido: fueron hasta la zona de la cancha de Atlético, de ahí hacia el Chivero, pasaron por Carrefour de la Catamarca y después volvieron al centro, bajando por la José Colombres, en la Córdoba y Suipacha los perdió. Todas esas cuadras los fue persiguiendo, él me confirma que el que se ve en la grabación es, efectivamente, el que me atacó”.
“Yo quedé muy dolorida de la espalda, la cabeza y sobre todo la rodilla”, resume sus secuelas la periodista que sufrió por segunda vez el arrebato de su teléfono en un bar céntrico: “Hace un mes me había robado en la Avenida Avellaneda al 500. Eso es lo que más me duele, porque el celular es para mí un instrumento de trabajo fundamental, y los bares son mis oficinas son los lugares donde puedo frenar unos minutos, para dejar todas mis cosas y programar mis notas siguientes”.
“Yo paso todo el día en la calle desde las 6 hasta las 21. Hago muchísimas notas por día, entonces cada algunas horas, debo sentarme, alimentarme y organizar mi agenda. A cada entrevista que hago necesito prepararla, programarla y ahí el celular es mi herramienta principal. No tomó café en Barrio Norte para cancherear, ni uso el celular para mirar Instagram. Lo hago por trabajo”, recalca con impotencia Mariana que agrega: “Los que trabajamos en la calle estamos muy desprotegidos”.
Movilera de exteriores por elección y vocación, Mariana arranca a las seis con, Los Primeros en la TV, a las 9 engancha su periplo con Radio Nacional, después del almuerzo, retoma las coberturas para Los Primeros, pero en la web y a las 20 se convierte en la movilera del noticiero de América Tucumán. La calle es su lugar, ella lo sabe bien.
“Yo elegí hacer periodismo de exteriores, durante años luché por salir de los estudios y las redacciones. Es una lección que mantengo que voy a mantener”, asegura con convicción y lejos está de amedrentarse por situaciones como las que vivió hoy: “Esto no me detiene, al contrario, me da más ganas de seguir saliendo a las calles”, sentencia.
“Es muy paradójico lo que me viene pasando, yo camino durante muchas horas todos los barrios de Tucumán, algunos de los que está catalogados como los más peligrosos, voy con equipamiento valiosos y todo. Jamás me pasó nada, porque en esos barrios la gente me cuida. Sin embargo, en los bares de barrio norte me robaron dos veces en menos de un mes”, reflexiona la periodista especializada en hechos policiales.
Justamente, de tanto caminar los barrios, Mariana Romero se ha vuelto una de las comunicadoras más queridas de nuestra provincia y eso quedó demostrado otra vez, porque dicen que en las malas es donde aparecen los verdaderos afectos: “Estoy colmada por el cariño que hoy he recibido. No se imaginan lo que se siente. Nunca pensé que podía recibir tanto amor de la gente”, expresa con la voz entrecortada por el llanto emocionado que ahora le brota en medio de la entrevista.
“Se acercaron montones de personas, colegas que estaban cerca, con los que todos los días competimos por las primicias, pero que hoy vinieron a apoyarme a ofrecerme ayuda, a ofrecerme celulares de ellos para que yo pueda seguir trabajando. Me llamaron y mandaron mensajes por todos lados un montón de persona que no conozco que me dijeron las palabras más lindas que se pueden leer y escuchar”.
Dicen que no hay mal que por bien no venga, y que perder, a veces, es ganar, y así lo entiende Mariana, que ya levantó la cabeza del charco de agua podrida, que se tomó esta tarde, solo esta tarde, para quedarse en casa para reflexionar sobre su vocación, sobre sus afectos y sobre su carrera: “Le agradezco al tipo que me robó el celular porque gracias a él comprobé toda la gente que me quiere y eso me da mucha fuerza para seguir. Mañana a las seis estaré en la calle de nuevo, como todos los días”.