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Conocidos restaurantes comienzan a bajar sus persianas por la pandemia en Tucumán

EN TERAPIA INTENSIVA

Sandwicherías, bares, cafés y parrilladas comienzan a sucumbir ante las medidas preventivas dictadas para frenar el avance del Coronavirus en territorio tucumano. Números que espantan, en lo sanitario y económico.





Salir a la calle o terminar en ella. Ese es el dilema al que se enfrentan miles de empresarios y empleados gastronómicos de todo Tucumán, que hoy ven su rubro completamente paralizado a causa de la Coronavirus. La explosión de contagios obligó al Gobierno provincial a retrotraer las excepciones concedidas en la etapa de distanciamiento social, más conocida como Fase 5, debiendo regresar sus pasos hasta el casillero 3 de restricciones recomendadas por el Gobierno nacional para evitar el avance del virus SARS-CoV-2.

Esta última decisión afectó directamente a los bares, restaurantes y afines, quienes luego de pasar más de un mes completamente detenidos al comienzo de la pandemia y de haber podido volver a abrir con limitaciones al público, sufren nuevamente el cierre de sus puertas, algo que amenaza con convertirse en algo definitivo para muchos emprendimientos.

Ayer lunes por la noche, dueños y personal de salón de numerosos locales de comida de la provincia volvieron a sacar sus mesas y sillas a la calle para pedir soluciones urgentes a la crisis de muerte que atraviesa el sector. Con afiches y utensilios de cocina, pidieron aplausos y bocinazos a la escasa gente que circulaba a esa hora.



En bares y restaurantes “no se registraron contagios”, aseguran desde la Cámara de Actividades Gastronómicas de Tucumán (CGA), organización que encabeza los reclamos desde que se hizo efectivo la suspensión por 15 días de la atención al público. Aducen que, si bien aún pueden ofrecer sus productos en modo kiosco o llevar pedidos a domicilio, esto sólo representa un 5% de las ventas realizadas en condiciones más o menos normales.

Mientras la pandemia en Tucumán crece a pasos agigantados –más de 300 casos diarios desde hace casi una semana-, otros números son los que aterran a los gastronómicos. Según los datos que maneja la CGA, un 20% de los negocios debió cerrar sus puertas de manera definitiva, mientras que un 60% analiza imitar la medida. Entre esos últimos, una serie de restaurantes y bares conocidos ya tomaron una drástica decisión: Harris, La Vaca Atada, Las Brasas, entre otras firmas, se suman esta semana a la larga lista de lugares que debieron bajar la persiana a causa de la baja en las ventas.



En una entrevista anterior, la presidenta de la CGA, Constanza Bauque, advertía que, si la situación no mejoraba o si el Gobierno provincial no ofrecía soluciones de fondo, no sólo correrían riesgo de cerrar, sino que miles de trabajadores se verían impedidos de cobrar sus indemnizaciones. Hay mucha gente suspendida y a la expectativa, van a haber miles de despidos sin indemnización porque no estamos obligados a indemnizar en situaciones extraordinarias y los mozos lo saben”, advirtió.

A la última advertencia, la CGA suma la inminente apertura de facto de los locales para evitar más cierres y una millonaria compensación económica al considerar que se provocaron serios daños por la “negligencia, inoperancia e imprevisibilidad” de quienes definieron las medidas preventivas. 

“La pandemia provocó serios daños, pero se causaron mayores perjuicios económicos, que podrían haberse evitado, simplemente con que las autoridades hubieran abierto el diálogo tal como la Cámara de Actividades Gastronómicas se los viene pidiendo desde la primera etapa de la cuarentena”, consideraron desde la Cámara.

En horas de la mañana de este martes, el Comité Operativo de Emergencia (COE), en nombre del ministro de Seguridad, Claudio Maley, citó a representantes de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), gremio con el que la CGA acusa profundas diferencias. Al cierre de esta nota, no trascendieron detalles de los motivos del encuentro.