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"Lloré como una criatura": final feliz para el tucumano que cartoneaba para volver a la provincia

ALERTA: PANDEMIA

Durmió bajo un puente durante cuatro meses y ahora espera que le den el alta –con hisopado negativo de Coronavirus- en un centro de aislamiento de la capital tucumana. La vuelta de Rodrigo, en primera persona.

Cartonero de Buenos Aires. (Foto: Daniel Pereira)





“Volví el viernes. Estoy en una escuela del centro. Tuve que hacer los trámites por mi cuenta, me ayudaron mis abogados (dos de Buenos Aires y una de Tucumán); vine con todo en regla”, cuenta Rodrigo Pizarro, el tucumano que pasó cuatro meses juntando cartón y durmiendo bajo un puente del barrio Floresta de Buenos Aires, a la espera de un medio de transporte para regresar a Tucumán junto a su familia.

Desde el aislamiento, y en comunicación telefónica con eltucumano.com, Rodrigo cuenta detalles acerca de la vuelta que hace una semana parecía imposible. La exigencia de un hisopado negativo de COVID-19 establecida por el Comité Operativo de Emergencia (COE) –un estudio que ronda los $6.000- apagaba cada vez más sus esperanzas de un reencuentro con su esposa y su bebé de un mes y medio, en su hogar de barrio 11 de Marzo. Sin embargo, la solidaridad de sus representantes legales le ayudaron a sortear sin costos esa instancia médica. Y así, con la muestra negativa de menos de 48 horas a la fecha del viaje, emprendió el camino de regreso en el auto particular de otra tucumana, residente en la provincia bonaerense, que debía traer a su padre a la provincia.

Rodrigo ingresó a la provincia el pasado viernes 10 de julio. A las 17 de ese día, cruzó el acceso a la provincia y puso fin a más de dos meses de desarraigo. Como indica el protocolo sanitario, le realizaron controles médicos en la posta caminera y luego fue conducido hasta la Terminal de Ómnibus, donde aguardó cinco horas hasta ser asignado a un centro de aislamiento. “Está lindo el lugar, el problema es que ya había bastante gente y me han dicho que había poca”, explica Rodrigo, con algo de preocupación por el contacto con otros pacientes sospechosos con quienes deberá pasar al menos 14 días.

La mejor noticia de los últimos 120 días le llegó a Rodrigo por celular a las 19 del jueves 9 de julio. Era uno de sus abogados, quien le decía que ya había conseguido un vehículo. “Lloré como una criatura cuando me enteré”, cuenta Pizarro, que durmió debajo de un puente hasta la última noche.

Durante cuatro meses, Rodrigo juntó cartones con un carro prestado. Su benefactor se llama Don Luis, quien administra una cooperativa de cartoneros en Buenos Aires. En plena cuarentena y sin posibilidades de regresar por sus propios medios, fue el único que le tendió una mano en el día a día, gracias a su solidaridad pudo juntar algo de dinero para ayudar a su familia. “Con la alegría que tenía casi le doy un abrazo”, bromea Pizarro sobre la despedida, quien recuerda que en la provincia bonaerense las medidas preventivas son extremas por la alta circulación viral.

“Me vine con algo de plata. No es una fortuna, pero ayuda”, dice Rodrigo, quien asegura no olvidará jamás a quienes lo trajeron de vuelta a su tierra. “Voy a estar eternamente agradecido con la señora Mabel y su esposo (dueños del vehículo), gente de buen corazón, ángeles que han caído del cielo”, señala.

Respecto a su familia, por ahora Rodrigo sólo pudo comunicarse con su madre. Su esposa e hija Jazmín, de un mes y medio, aún no pudieron escuchar su voz. Espera poder llamarlas mañana, cuando recupere los contactos de su antigua tarjeta SIM, que cambió antes de viajar en busca de trabajo a Buenos Aires.


La historia de Rodrigo Pizarro