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"Me tuve que encadenar para que no me desaloje": el crudo relato de Felix Brandán

VECINOS EN CONFLICTO

El lunes recibió una orden de desalojo de su vivienda ubicada en la calle San Martín al 1000 en Yerba Buena. "Al terreno lo compró mi tía y tengo todos los papeles que lo comprueban". Acusado de usurpador, Brandán cuenta su versión de la historia.

Félix Brandán se encadenó al Juzgado de Paz de Yerba Buena.





Félix Brandán tiene 31 años y vive con su familia en la San Martín al 1000 en Yerba Buena. Según relata, hace pocos meses consiguió algo por lo que había luchado varios años: “Al terreno lo había comprado mi tía en 1985, ella me hizo apoderado a mí. En el 92 lo usurparon. Y desde entonces mi familia hizo denuncias y reclamos. El año pasado, en noviembre, me dieron la posesión y me instalé”.

El lunes, Brandán estaba tranquilo desayunando en su casa, hasta que recibió la notificación: “Me daban 72 horas para desalojar el terreno”.

Félix sostiene que en el 85, su tía compró un terreno de calle San Martín al 1000 en Yerba Buena: “Tengo el boleto compra venta a nombre de ella”. Brandán afirma que los impuestos siguen saliendo a nombre de ella. “Siempre pagamos todos los impuestos, nunca dejamos de hacerlo. Si bien no estábamos instalados físicamente, cumplíamos con las responsabilidades de la posesión”, afirma.

En ese inmueble no se construyó nada durante años, hasta que en 1992, un vecino de la zona lo alambró: “Arias usurpó el terreno y luego le cedió los derechos a una mujer que, a su vez, se lo vendió a un su marido. Ahí ya hay una irregularidad porque entre cónyuges no puede haber ventas. Después, el marido se lo vendió a Villa”.

José Luis Villa es quien reclama la propiedad de los derechos y quien denuncia a Félix por usurpación. La justicia falló en favor de Villa y ordenaron el desalojo de la familia Brandán.

“Este hombre compró mal. El debió revisar los papeles de lo que estaba comprando. Yo no sé si tuvo mala fe o no. Pero el debería haberse fijado. En todos los papeles de la Municipalidad figura mi tía como la dueña y él se lo pagó a otra persona”, sentencia Félix sobre el último traspaso.

La historia del terreno tiene larga data: “En 1974 Horacio Poviña y Susana Paz Posse le venden una finca a una empresa que hace el loteo “el Cedro”, realizan seis manzanas y una se la dejan a los empleados: la que está en San Martín entre San Luis y Córdoba”, cuenta Félix.

“Al lote 5 lo compra mi tía Ángela Brandán. Ella le pagaba a Mateo Arias, que tenía el lote de al lado, para que le cuide el terreno. Pero él, en el año 92, cercó cuatro terrenos incluido el de mi tía”.

“Cuando ella se acercó a reclamarle, Arias la amenazó con una escopeta. Ella inició denuncias de todo tipo, hasta el año 2011 siguió pelándola. Mientras tanto nunca dejó de pagar los impuestos municipales, ni provinciales”.

En el medio de toda la disputa, Arias se desprendió del terreno: “Se lo vendió a Verónica Milen, que a su vez se lo vendió a su marido Daniel Paz. Algo que no se podría haber hecho, porque entre cónyuges no se pueden hacer este tipo de operaciones”, afirmó Brandan.

Más adelante, José Luis Villa se lo compra a Daniel Paz: “Yo no tengo la culpa de que el haya comprado mal. O tal vez se prestó para una estrategia. Él podría haber averiguado en Rentas, en la Municipalidad o en cualquier lado y hubiera encontrado que estaba a nombre de mi tía. Incluso, hay multas por limpieza a nombre de ella”.

“Yo tengo todos los papeles que comprueban lo que digo. Tengo hasta el medidor y la conexión de agua a nombre mío. Ellos nunca hicieron posesión. Nunca estuvieron aquí”.

“Lo que pasa es que los vecinos de la par son los Arias y ellos testifican en contra mío, porque Mateo Arias es el que empezó con todo esto. Además tienen cuatro metros de mi terreno y para devolvérmelo tiene que tirar una construcciones que tienen hechas”, agregó.

Félix presentó todos sus papeles a la justicia, sin embargo los resultados no fueron los que él esperaba: “La Jueza me acusa de usurpador, pero yo no usurpé nada. Este terreno es mío. Que Villa compruebe con sus papales desde cuándo tiene la posesión. Hay muchas irregularidades y se violan muchos derechos y garantías”.

“En Documento y Locación no revisan lo que mandan desde el Juzgado de Paz. En el día le dan el visto bueno. Algo insólito. Trabajan como una cámara, y por eso yo no tengo derecho a apelar”.

“Yo cumplí con todos los procedimientos,  y veo vulnerado todos los derechos. Por eso me tuve que encadenar al juzgado de paz de Yerba Buena el día martes y ahí logré hablar con el señor superintendente Raúl Scrochi y le pedí copias del expediente y me las negó. A mí me corresponde tener una copia de ese expediente porque ahí están las pruebas”.

“Siento que estoy peleando con una mafia del poder que me quiere robar la propiedad que me pertenece a mí y a mí familia”, finalizó.