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"El corazón me daba que él no estaba más aquí": el dolor de la madre de Luis Espinoza

CRIMEN DE ESPINOZA

En la despedida de los restos de su hijo muerto a manos de la Policía de Tucumán, Gladys solicitó al Estado que se haga cargo de la familia de Luis y exigió prisión perpetua para los autores materiales y cómplices del homicidio.

Gladys, madre de Luis Espinoza, en la despedida de los restos de su hijo. (Foto: Mariana Romero / Los Primeros)





Todos los miedos de Gladys, madre de Luis Espinoza, comenzaron a materializarse el día después de la desaparición de su hijo. En su sensible estado de salud –se había realizado una diálisis ese viernes-, desfiló por la comisaría y por cuanto lugar pudo para dar con el paradero de Luis.

“Creía que él estaba internado en un hospital y después no he creído más porque han pasado los días y no he sabido nada de él”, relata la madre al micrófono de la periodista Mariana Romero, de Los Primeros, desde Rodeo Grande, en Trancas, muy cerca de donde Luis fue visto por última vez con vida por su hermano Juan Antonio, sobreviviente de la violencia policial.

Mientras habla, Gladys es sostenida de sus brazos por otras dos personas. Hay pesar en su rostro y el esfuerzo por mantenerse de pie es evidente. Mientras resume lo que fue la búsqueda de su hijo, confirma en una frase que confirma y ratifica el instinto de madre. “El corazón me daba que él no estaba más aquí”, revela con el corazón roto quien supo desde el día uno que no volvería a ver a su hijo.

Las restricciones de distanciamiento en el marco de la pandemia de Coronavirus no impidieron que a Luis Espinoza lo despida una multitud de personas. Familiares de Tucumán y de Santiago del Estero, amigos y conocidos, vecinos y desconocidos que participaron intensamente de la búsqueda que comenzó dos horas después del altercado con la Policía que le terminó costando la vida.

Sobre el operativo de búsqueda también habla Gladys. A pesar del dolor, apunta con precisión contra el accionar de las fuerzas de seguridad provinciales que participaron de los rastrillajes. Asegura que en ningún momento quisieron meterse al agua para rastrear la presencia del cuerpo, que eran los vecinos y otros colaboradores los que se sumergían en las aguas aledañas al dique El Frontal. Y suma un reclamo, todavía más indignante: “La plata no ha aparecido, no ha aparecido nada de él”. Luis y su hermano Juan Antonio habían ido hasta Monteagudo para cobrar una pensión.

“Necesito que el Estado se haga cargo de los chicos, porque ellos no tienen cómo vivir. Que como a la Policía le pagaban, que le donen el sueldo a la mujer para que pueda criar a los hijos”, pide Gladys ante semejante pérdida. “El Estado pagaba a la Policía para que nos cuide a nosotros, no para que nos mate, ellos nos tenían que cuidar a nosotros”, agrega.

La familia de Luis Espinoza, su esposa y seis hijos.-


Gladys cuenta que fue hasta la Comisaría de Monteagudo el mismo día en que desaparece Espinoza y que dos policías le impidieron llegar a destino asegurando que ya habían liberado a Juan Antonio y que a Luis no lo habían detenido. El comisario la cita al día siguiente, a las 8 de la mañana. Esperó dos horas sólo para que le negaran la denuncia. “El comisario dijo que primero tenían que hablar con la Jefatura”, recuerda y revela que luego le hicieron firmar un papel que decía que su hijo estaba desaparecido. Es el mismo uniformado quien le dice “no sé qué le han hecho los compañeros”.

"A todos queremos cadena perpetua, a los que han estado, para los que han sabido y no han dicho nada", finaliza Gladys.

El cuerpo de Luis Espinoza fue hallado el viernes por la tarde, cuando se cumplía una semana de su desaparición, en la zona de Alpachiri, a 150 metros al fondo de un precipicio en el límite entre Tucumán y Catamarca. Estaba envuelto en bolsas blancas y negras, atadas con cintas.


Luis Espinoza, según su madre


Para Gladys, su hijo Luis era un ejemplo de padre, sacrificado y trabajador. “Yo venía de diálisis y él me tenía la comida”, recuerda y sigue, pero ahora con la voz quebrada: “A él se le ha quemado la casa y el para sus hijos era todo, trabajaba para terminar su casita y no podía terminar. Él siempre pensaba en sus hijos, nunca los dejaba sin nada”, agrega entre lágrimas. 


Los hechos

- Luis Espinoza y su hermano Juan volvían a caballo desde Monteagudo a su hogar en Villa Chicligasta. Habían ido a cobrar una pensión. En la zona de El Mencho, en medio del monte, se topan con una persecución policial.

- Los agentes los demoran violentamente y se produce una trifulca. En el forcejeo, Juan queda inconsciente. Antes, escucha un tiro. Y cuando despierta, su hermano ya no estaba.

- Los lugareños comienzan la búsqueda de Luis. En el lugar donde se produce el forcejeo entre los hermanos y la Policía hay huellas de vehículos y ramas y hojas cortadas con lo que parece ser sangre. Pero no hay señales de Luis.

- Dos horas después de la desaparición, la hipótesis de que Luis pudiera estar deambulando en el monte, confundido por los golpes, se cae a pedazos. El caballo que montaba llegó sin jinete al hogar.

- Familiares y vecinos se apersonan en la Comisaría y hospitales para preguntar por Luis. No está en ningún lado. Desde entonces realizan una búsqueda ininterrumpida, desde el día hasta la noche, sin apoyo de la Policía.

- El domingo siguiente a la desaparición, la familia y conocidos de Luis Espinoza deciden cortar la Ruta 157 hacia Monteagudo. Cansados de la falta de respuestas de la Policía zonal, buscan sensibilizar a las autoridades de más arriba.

- Los policías apuntados como responsables de ese hecho son nueve. Todos fueron apartados de sus cargos el lunes 18 de mayo. Dos dos días después, el miércoles, quedan detenidos y a disposición de la Justicia.

- El jueves 21 de mayo, dos de los policías implicados se quiebran y revelan el crimen junto con el supuesto paradero del cuerpo, en Alpachiri.