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"Alberto, soy Marta": la conmovedora carta de una jubilada tucumana al Presidente

HISTORIAS DE ACÁ

Fue directora del Colegio Belgrano hasta que sufrió un acv mientras trabajaba: bajo el cuidado de su hija Melany, la profesora Marta Ferullo volvió a aprender a escribir y el mensaje tiene que llegar a Olivos y a todas las casas de la Argentina. VIDEO

Marta con la carta para el presidente Alberto Fernández. Las fotos y los videos son de Mely, su hija.





La vida de Marta está marcada por un antes y un después de lo que pasó una mañana de septiembre del 2001. La Argentina ingresaba en una de las crisis socio-económicas más profundas de su historia. Dramas como el desempleo se reflejaba en los colectivos sin gente, en las puertas de los bancos cerrándose y en el desasosiego absoluto ante la incertidumbre impensada de un país a la deriva reflejada en los hombros caídos de sus habitantes, apenas capaces de romper el silencio con cacerolas vacías.

La vida de Marta es la vida de la profesora Marta Ferullo, por entonces con 50 años de edad y 20 horas diarias de trabajo arduo e incansable durante sus días y tardes hasta entrada la noche como directora del Colegio Manuel Belgrano, uno de los principales escenarios en la vida de una mujer dedicada al aula, al pizarrón, al llamado de atención al alumno del fondo, al mismo alumno que ya más grande la visitaría en la Dirección, el mismo escenario donde esa mañana pasó lo que pasó: “Mi mamá estaba trabajando cuando sufrió el accidente cerebrovascular. Yo tenía 10 años, pero recuerdo que la veía muy estresada. Mis hermanos mayores y mi papá se ocuparon de todo”.

Melany Moreno Ferullo es quien habla con el tucumano, pero sobre todas las cosas es la hija de Marta, de La Marta, de su madre quien ahora con 70 años (luce mucho más joven) vive la cuarentena al lado de su hija, toma mate en un parate después de un capítulo de Pasión de Gavilanes por Netflix, y de vez en cuando mira la lluvia que cae lenta y sin tiempo sobre Tucumán a través de un ventanal de una casa anclada en el corazón de Villa Alem. “Aquí estamos con La Marta las dos. Antes vivíamos en barrio El Bosque, cerca de la plazoleta Mitre, donde había empezado el proceso de rehabilitación. Fue muy fuerte lo que pasó: tuve tres operaciones, un mes en terapia, y cuando volvió a la casa fue todo un proceso”.

“Después del acv, mi mamá no caminaba, no hablaba. Lentamente fue recuperando las funciones. No habla de corrido. Con Adri, quien trabaja en la casa hace 30 años, la hacemos practicar. A veces tenés que ir descifrando lo que dice, y completa las frases. Por ejemplo ahora le decís: ‘Marta, ahora está…’ ‘...lloviendo’, dice ella. No le sale hablar sola, sí te responde, y tiene sus frases que conserva: ‘Decime vos’, ‘Está muy bien’, ‘Carajo de mierda’ y ‘Hasta luego’. Esas no faltan nunca”, sonríe Mely, quien cada día acompaña a su madre convirtiéndose en una testigo fiel sobre cómo de repente se invierten los roles y un día la vida te sorprende enseñándole a quien te enseñaba, preocupándote por quien de vos se preocupaba, escenas impensadas hasta que una mañana lo cambia todo.

“Esa preocupación es cierta. Antes del acv, la Marta no iba ni a la esquina caminando. Si se quedaba sin puchos sacaba el auto para ir al kiosco de la esquina. Ahora se camina todo. Sale de mi casa y se va caminando hasta barrio Sur o llega al centro y vuelve. Antes de la cuarentena, se levantaba temprano, salía a caminar. Siempre se movió sola y le gusta salir a caminar. Si se desorienta, los vecinos le indican por dónde ir. Además tiene anotadas las direcciones importantes y lleva un celular de los viejos porque al táctil no lo puede manejar”, narra Melany para dar paso a lo que pasó cuando Marta, como muchos de nosotros con tantas horas de cuarentena, quiso salir a la calle. Ahí fue cuando a su hija se le ocurrió una idea.

“La Marta es inquieta: después de la caminata, mira la novela, y por costumbre ya quiere salir a la calle caminar. Tengo que distraerla, entretenerla, hago que camine por la casa, la dejo que sólo salga por la noche al almacén de aquí al lado un ratito y que vuelva. Le pido que me ayude a acomodar, o le pido que me cante un tango como Caminito, Adiós muchachos, o también La Marcha Peronista, o el Himno. Son cosas que mi mamá tiene en su memoria, la música, la letra. Eso, te juro, te pone la piel de gallina”, dice Melany, que hizo del #QuedateEnCasa más que un hashtag.

Mientras Marta miraba el cielo con ganas de salir, Melany puso la televisión y ahí estaba ese señor conocido de canas y bigotes al tono con ojeras pidiendo una vez más al país que se quedara en casa, a Marta, a los alumnos de Marta, a Adri, a Melany, a los hermanos de Melany y a todos nosotros. Cuando Marta escuchó al presidente Alberto Fernández, Melany ejecutó su idea: abrió en silencio un cajón, sacó un papel blanco y liso, tomó una lapicera azul, y diseñó la estrategia para que su mamá calmara sus ganas de salir de casa, de dar el paseo que tanto le gusta.

“Después del acv, mi mamá perdió la movilidad en la mano izquierda. Escribía con la zurda, pero ahora aprendió a escribir con la derecha. Te cuento una anécdota: cuando asumió el Papa, en un papel puso la palabra: ‘papa’. Pensé que quería papas fritas o algo parecido hasta que vi en la tele lo que estaba pasando. Pero ella no escribe, o al menos no escribía hasta que le dije que le escribiera una carta a Alberto. Cuando a ella le vino el acv, todavía no estaba Néstor, pero siempre fue a votar por más que tenía el permiso de discapacidad. Después empezó a seguirla a Cristina y se emocionaba cuando hablaba. Ahora con la vuelta de Alberto estaba muy feliz, y una de las técnicas para lograr que se quedara en la casa fue cuando le dije: ‘Te lo pide Alberto, Marta’”.

Melany le preguntó a su madre qué le quería decir a Alberto Fernández y escribió la primera versión de la carta para el Presidente de la Nación. Con ese papel en mano, Marta fue a su cuarto, cerró la puerta y estuvo una hora copiando palabra por palabra: “Alberto, soy Marta Ferullo. Estoy haciendo cuarentena en casa como me pediste. Me estoy portando muy bien. Gracias por cuidarnos. Te quiero mucho”.  

“La hicimos ayer a la carta y lo arrobé a él en Twitter. Ojalá que le responda. Pero lo más importante que volvió a escribir. ¿Viste de linda su caligrafía? Es como la letra de alguien que está aprendiendo todo de nuevo, ¿no? Cuando el domingo Alberto nos pidió un esfuerzo más, 15 días más, le dije a Marta: ‘¿Querés escribirle algo?’ ‘Sí, sí, carajo de mierda’. Le iba preguntando si estaba bien, se metió al cuarto y cuando salió la vi a la carta, le saqué la foto y armamos el video”.

Se emociona Melany, quien vio cómo su madre había sufrido el recorte del Pami en los medicamentos durante la gestión del gobierno anterior: “Volver a tener un Ministerio de Salud es único. La Marta es jubilada, depende de pastillas que tiene que tomar de por vida. Cuando asumió Macri, pasó a tener que pagar un 60% de los remedios. Ahora volvió a tenerlos gratis y fue un alivio porque son caros los medicamentos. Es fundamental tener un Estado presente, como dijo Alberto, un Estado presente en todos, todas y todes. Aquí, por ejemplo, está la Marta a mi lado. Les manda un saludo. Dice que nos quiere mucho. Y que nos quedemos en casa, como dice Alberto".


Marta cumple con el deseo del Presidente, quien este jueves cumple años.