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"Gracias por el amor a la patria": el homenaje de los hijos a sus héroes

A 38 años de Malvinas

Una vida de silencios, emociones y un orgullo que le quiebra la voz. Ivana Gutiérrez Reynoso es hija de un veterano de la guerra de Malvinas y forma parte de una agrupación que busca mantener vivo el legado de sus padres: “nuestros viejos no hablan con nosotros de lo que pasaron”. Cómo participar del homenaje de esta noche.

Omar "Pepa" Gutiérrez y su familia.





La de hoy no es la víspera de un día cualquiera. Ivana lo sabe porque aprendió a escuchar y a entender los silencios de su padre, sus miedos y esos recuerdos que guarda como una herida tan honda como invisible. Esas vivencias que afloran cada dos de abril y que a Omar Armando Gutiérrez, a quien todos conocen como “Pepa”, le cambian el semblante; un rostro de gestos siempre campechanos. En estas horas deberían estar a las corridas con los preparativos de la vigilia de la que participan los veteranos de guerra tucumanos todos los años en la Plaza Héroes de Malvinas, pero esta vez el homenaje será en las casas y en el calor de los abrazos con los suyos. Esos que, siguiendo el ejemplo de sus padres, prometen mantener vivo el legado malvinero que ellos bien saben cultivar y que, 38 años después del conflicto bélico, aún los conmueve. 

A los ocho años Ivana se enteró que su papá había combatido en la guerra de Malvinas. Recuerda que en los días previos de aquel dos de abril percibió por primera vez algo que luego se repetiría para esas fechas: cierta inquietud, una tristeza atípica en ese hombre grandote de rasgos toscos y tiernos a la vez. En la escuela, en los preparativos del acto por el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas, ella contó con orgullo que su padre había estado en la guerra como conscripto clase 62 a bordo del buque ARA Punta Médanos. La confesión despertó la admiración de la docente y sus compañeros. Omar fue como invitado de honor a ese acto escolar y siguió emocionado la participación de su hija. 

“En estos últimos años aprendí que a ellos sí le importa que una los acompañe. Es una fecha difícil para ellos, es muy duro. No todos la pasan bien porque son muchos recuerdos que vuelven a sus mentes. Creo que el acompañamiento de sus hijos les está haciendo muy bien porque saben que eso por lo que ellos lucharon no se va a perder”, cuenta Ivana Gutiérrez Reynoso que tiene 33 años y es una de las integrantes de la agrupación Hijos de Veteranos de la Guerra de Malvinas Tucumán conformada hace ya tres años. El grupo está integrado por más de setenta hijos de ex combatientes, aunque son quince los que forman parte de la comisión donde Ivana cumple la función de tesorera: “Entre nosotros nos tratamos todos como hermanos. Trabajamos a lo largo del año sin ningún tipo de apoyo político de ningún partido, es un trabajo que hacemos a pulmón para homenajear a nuestros héroes”. 


Entre las tareas principales de la agrupación se encuentra la de organizar parte de la vigilia que se realiza cada año y que convoca a los veteranos de guerra de la provincia donde tenían previsto regalarles unos cuadros. Como el acto se suspendió por la medida de aislamiento social obligatorio que rige en todo el país, decidieron que el homenaje se traslade a las casas de cada tucumano y también a las redes sociales. “Invitamos a todos a embanderar las casas con banderas argentinas y esta noche, a las doce, poner el himno. Después, hacer un minuto der silencio y finalizarlo con un aplauso”, explica Ivana que llama a todos los que quieran sumarse a filmar ese momento y subirlo a las redes sociales con la etiqueta #Retomalvinero. También convocaron los más chicos a participar de un concurso de dibujo alusivo a la fecha en dos categorías: de 6 a 9 años y de 10 a 14 años. Los dibujos deben ser subidos hasta hoy a la página de Facebook y el que obtenga más me gusta ganará un kit escolar malvinero. 

Ni Ivana ni sus hermanos menores Germán y Pamela habían nacido al momento de la guerra, pero crecieron viendo de cerca la militancia de su padre que es uno de los primeros integrantes del Centro de Ex Soldados Combatientes de Malvinas Tucumán. De ahí que también ellos tomaron la posta en la tarea de “malvinizar”, es decir, mantener viva la causa Malvinas a través de charlas en escuelas y de acciones solidarias. “Hacemos todo esto por amor a ellos. Queremos que sientan que no están solos y que cuando ellos no estén vamos a estar nosotros y después vendrán nuestros hijos”, cuenta. 

Más allá de las conmemoraciones y la tarea de malvinizar, el grupo cumple con una función de apoyo y de colaboración entre los hijos de los veteranos. A todos los costó franquear el silencio que envuelve los recuerdos más penosos de sus padres durante la guerra y, con el tiempo, aprendieron que eso que ellos no pueden decir, tampoco pueden callar: “Creo que a todas las familias nos pasó vivir momentos de tristeza, pero siempre estamos ahí, acompañándolos. Con los hijos de los veteranos, en general, todos coincidimos de que nuestros viejos no hablan con nosotros de lo que pasaron. Pero ellos sí le cuentan a otro hijo y así nos enteramos. Creo que tal vez es un resguardo para que nosotros no sepamos todo lo que sufrieron”

Ahora, como le sucedió cuando tenía apenas ocho años, cuando alguien se entera que se padre combatió en Malvinas no ahorra elogios ni palabras de agradecimiento: “Me dicen qué grande tu viejo, qué ídolo, es un héroe y me preguntan dónde estuvo y qué hizo durante la guerra. Ver cómo la gente y la sociedad los reconoce es algo muy lindo”. Sin embargo, Ivana considera que ese apoyo y ese cariño de la gente, no se condice con el reconocimiento de parte del Estado provincial: “En la provincia creo que son personas que están bastante olvidadas, por ejemplo, los integrantes del centro de veteranos no tienen ni siquiera un espacio físico donde reunirse y desarrollar sus actividades”. 


Esta noche, en su casa de Las Talitas, a “Pepa” Gutiérrez le espera un homenaje íntimo colmado de cariño y admiración. “Creo que este aislamiento también ha hecho que nos unamos como familia. Estamos pensando en armarle una cena donde seguramente van a haber palabras que expresen todos nuestros sentimientos hacia él”, adelanta Ivana que seguramente no pueda contener las lágrimas que ahora brotan del otro lado del teléfono; lágrimas de orgullo que le quiebran la voz mientras intenta contarnos qué le dirá: “Primero quisiera decirle que me siento muy orgullosa de ser su hija y me gustaría darle las gracias por enseñarnos el amor por la patria, por la bandera y por todos los valores que nos inculcó. Que sepa que siempre estaremos nosotros para ayudarlo y que, cuando él ya no esté, seguiremos nosotros y nuestros hijos”.