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"Una sola vez en mi vida tuve miedo de morir"

VIOLENCIA

"Estábamos con dos amigos en un boliche cuando un equipo de rugby de Tucumán se propuso a los gritos: ‘Vamos a matar a los porteños’". ¿Qué le hicieron? El relato de Adrián Murano es desgarrador.

El asesinato de Fernando Báez generó un amplio debate en las redes.





La conmoción que ha generado el brutal asesinato de Fernando Báez provocada por la golpiza en la salida de un boliche de Villa Gessell a manos y patadas de un grupo de rugbiers de Zárate es el lamentable hecho del verano 2020. Amigos, familiares, especialistas, jugadores de rugby y periodistas han expresado lo sentido ante la muerte del joven de 18 años.

Durante estos días, el texto del periodista Adrián Murano ha calado profundamente en las redes sociales a través de un hilo en Twitter donde revive uno de los episodios más difíciles que le han tocado vivir, también cuando era un simple adolescente que había viajado junto a sus amigos a la costa atlántica para disfrutar de sus vacaciones.

“Una sola vez en mi vida tuve miedo de morir. Ocurrió a los 16 años, en Miramar. Estábamos con dos amigos en un boliche cuando un equipo de rugby de Tucumán se propuso a los gritos: ‘Vamos a matar a los porteños’. Cuando nos identificaron como tales (porteños), comenzó un hostigamiento que incluyó gritos, empujones, bebidas arrojadas al piso. Aguantamos cuanto pudimos para no quedar mal ante "las chicas" -en esa edad y época el "aguante" era una expresión de virilidad valorizada por todes-. Hasta que hicimos cuentas y decidimos la retirada: éramos tres alfeñiques medio nerds frente a una manada de musculosos desaforados”, comienza el crudo relato, ante el grupo de rugbiers tucumanos.

“Pero en la calle llegó lo peor: ‘Eh, porteño puto, vengan a pelear’. No miramos, pero supimos: los rugbiers habían salido detrás nuestro. Apuramos el paso en vano. Unos minutos después sentí un dolor agudo en la nuca. Me desvanecí. Atiné a ponerme en posición fetal. Las patadas me fisuraron una costilla. A uno de mis amigos le fue peor: casi pierde un ojo. La manada cesó de golpear al sonido de una sirena. Apenas abrí los ojos ví el cañón de una 9mm que me apuntaba, con un policía detrás”, narra Murano, quien actualmente trabaja en el diario Tiempo Argentino.



El relato continúa: “Mis amigos y yo fuimos demorados por desmanes en la vía pública. Adoloridos y en shock intentamos explicar que no habíamos iniciado ni participado de ninguna pelea, que habíamos sido atacados por ser porteños. Entre carcajadas, un suboficial nos mandó a callar a un calabozo. Nos liberaron de madrugada y fuimos al hospital. Salimos de tarde. Caminar las diez cuadras hasta el departamento fue un suplicio. Creíamos ver a la manada en cada grupo de chicos que, al caer el sol, pasean sus hormonas por la peatonal”, escribe en una publicación que generó cientos de comentarios generalmente en contra de quienes practican la ovalada y otros tantos a favor pidiendo no mezclar el deporte con un asesinato.

Murano agrega, ya en sus pasos como profesional: “Un año después empecé a trabajar como periodista profesional. En 30 años cubrí temporadas, hice móvil a la salida de boliches, escribí y edité decenas de notas sobre golpizas en patota. Nunca jamás usé la palabra "pelea" para referir a un ataque en manada. Hay una explicación: ‘Pelea’ fue el término que usó el policía para concluir que no debía hacer nada con los agresores, miembros de un club de Rugby de la alta sociedad tucumana. ¿Cuántos episodios idénticos alfombraron durante 30 años el crimen de Villa Gesell?”

Y cierra el periodista con una conclusión: “A Fernando Báez lo mataron los puños de una manada anabolizada. Y un largo historial de impunidad. Entrenadores, padres, ex jugadores y dirigentes del Rugby son tan responsables de la cultura criminal que propician, como las autoridades que los dejaron y dejan hacer. A propósito: ayer fui al muelle de Miramar. El lugar donde me molieron a golpes. Sigo veraneando en esta playa que adoro, ahora con mis hijos. Pero hacía 30 años que no iba a ese punto de la ciudad, donde conocí el miedo a morir. Está igual”.

En diálogo con eltucumano.com a raíz de las repercusiones de su triste recuerdo con un grupo de rugbiers tucumanos, Murano agrega: “No recuerdo muchos más detalles, salvo eso. No tengo interés en generar un hincapié en generar un debate sobre porteños versus interior ni con ninguna provincia del interior. No es la idea, pero entiendo que su publicación puede ser útil para el debate ante todo lo que ha sucedido. Ojalá sirva”.