Top

Andrés Bazán Frías: ¿el criminal que no fue?

PERSONAJES DE ACÁ

“Ahí lo mataron a Bazán Frías, era el Robin Hood tucumano”, le dijo a Agustín Haro su papá, de niño, mientras pasaban uno de los paredones del Cementerio del Oeste. Desde entonces, el Licenciado en Historia, egresado de la UNT, no paró de estudiar y desempolvar archivos de quien hoy es una leyenda en la provincia. Aquí su historia.

Bazán Frías, el Robin Hood tucumano.-





Finales del siglo XIX, más precisamente 1894, Juan Bazán y Aurora Frías ingresaban a la parroquia de Lules para bautizar a su hijo de 1 año, Andrés. La vida de los Bazán no era de maravillas, según dice la leyenda, vivían en una barriada que veía con malos ojos a la policía y Juan era uno de ellos. Así, se inicia una extraña relación con la policía que voy a intentar retratar en este artículo.

Mi relación con la figura de Bazán se remonta a mi infancia, cuando al volver de la casa de mi abuela en Villa Luján, mi papá me decía mientras pasábamos el paredón del Cementerio del Oeste, también conocido como el de los ricos: “ahí lo mataron a Bazán Frías, era el Robin Hood tucumano”. Vagos recuerdos que persisten en la memoria acompañados de una imaginación que ponía a Bazán en el papel del Robin Hood, el justiciero que les robaba a los ricos para darles a los pobres. Llegó la Universidad y las primeras investigaciones que se plasmaron en mi tesis de licenciatura.

Al día de hoy continúo regresando a la potencia de su nombre, y más aún con el reciente resurgir promovido por el documental “Bazán Frías: elogio del crimen”. Y a pesar de todo, de las investigaciones y de las lecturas que van saliendo, de las fuentes que voy encontrando, Andrés Bazán Frías sigue siendo un mito. ¿Por qué? Voy a intentar desandar un poco este nudo gordiano.

Seguir su figura a lo largo de las investigaciones no fue algo sencillo, partí de una serie de artículos publicados por Carlos Páez de la Torre y Arturo Álvarez Sosa para La Gaceta en 1969. Ahí me mostraban a un Bazán nacido el 10 de noviembre de 1895 en la barriada de Siete Lotes que comprende las cuadras “entre Marina Alfaro, Independencia, Moreno y Florida”.[i] Sin embargo, a través de la web Family Search pude dar con un hallazgo relevante, registro bautismal en la parroquia de Lules, en mayo de 1894 con 1 año de edad, y formando parte del censo de 1895 cercano a los 2 años. Ya fuera que Bazán nació en el interior, o que de pequeño fue a vivir junto a su familia a la ciudad de Lules, las imágenes en torno a su infancia lo ubican luego de sus primeros años en Siete Lotes. Ya durante su adolescencia lo encontramos en Mendoza 1360, en la casa de la hermana de crianza de su madre. Alrededor de los 10 años comenzaría a trabajar con sus primos, los Gramajo, quienes le enseñaron el oficio de yesero e impulsaron sus primeros trabajos como el cielorraso de “dos casas suyas en la esquina de Corrientes y Monteagudo”.[ii]
Registro bautismal de Bazán Frías.-
Registro de censo de 1895.-


En 1915 Bazán trabajaba como mozo de confitería en un café ubicado en la calle 24 de Septiembre. En este oficio conocería su primera entrada a la comisaría, el 24 de diciembre de 1915 bajo carátula “Heridas, Comisaría Secc. Sud. Jefe Policía”, este suceso daría lugar a distintas explicaciones que tejerían el mito acerca del porqué de este ingreso.[iii] Esta es la única fuente que nos acerca a sus primeros problemas con la ley, años después comenzarían a dibujarse diversos imaginarios alrededor. Hay quienes ubican su ingreso en la Comisaría“por una trifulca callejera”; otros afirman que trabajando de mozo, “un día entran unos tipos y atacan, a trompadas, a un cliente del bar”[iv] y Bazán Frías fue preso por defenderlo. Otros menciones que, inducido por una mujer, mató a un cochero contabilizando su primer asesinato, hecho que lo marcaría de por vida.[v]

Sea como fuere, su primer ingreso lo marcaría. Al igual que “Mate Cosido”, y siguiendo las palabras de Emilio Catalán: Bazán afirmaba que él no era malo y que la policía lo había hecho malo. Eran tiempos particulares, se acercaba el primer gobierno radical de la provincia, el de Juan Bautista Bascary y con él, el encono de muchos sectores de élite que bajo la prosa del diario El Orden, se encargaron de lanzar una serie de notas que atribuían el aumento de crímenes al gobierno de la UCR.

Prontuario de Bazán Frías.-


La leyenda nos posiciona en el año del centenario, 1916, con un Bazán “guapo”, que cargaba armas y mostraba ciertas actitudes petulantes. En esa época se afilió al sindicato de mozos y algunos autores señalan que se contactó con las ideas anarquistas, convirtiéndose en un hombre con conciencia social. Arturo Álvarez Sosa comentó que Bazán era (…) un anarquista expropiador y se conectó con esa línea a través de Vladimir Vladimirovich, que fue uno de los grandes revolucionarios rusos, amigo personal de Lenin. Pasó por Tucumán en 1914 y fue entonces cuando en uno de los bares que Bazán Frías trabajaba como mozo lo conoce y se contagia de ese espíritu.[vi]

Sin embargo, la persona de “Vladimir Vladimirovich” podría ser desde Lenin hasta el creador del futurismo ruso, no teniendo esta afirmación ningún tipo de asidero documental. Los testimonios escritos y recogidos demuestran hasta qué punto el imaginario popular asoció a Bazán con las ideologías de izquierda, representándolo como un anarquista expropiador, pero no exististe ningún documento que pruebe esta aseveración. Así, se fue creando el mito de un hombre conocedor de los conflictos de clase, mozo que trabajadora y luchaba contra el orden establecido.

Ese año fue de felicidad a pesar de todo, Bazán se casó con Elena Orellano, una costurera santiagueña a quien la leyenda la coloca como una mujer rescatada de una violación por Bazán. El matrimonio se concretó el 29 de enero de 1916:

Andrés Bazán, diez y nueve años, argentino, nacido en esta Capital, domiciliado Entre Ríos novena cuadra (…) empleado; hijo legítimo de Juan Bazán y de Aurora Frías, argentinos, el primero cochero[vii] y la segunda sin profesión (…) y Elena Orellano de diez y siete años, argentina, nacida en la Ciudad de Santiago del Estero, domiciliada Entre Ríos novena cuadra, costurera; hija legitima de Ramón Orellano y de Eugenia Aguilar, argentinos, el primero albañil y la segunda costurera, domiciliados en la ciudad de Santiago del Estero.[viii]

La vida de Bazán continuó siendo tumultuosa, agosto de 1917 lo vería apresado en la Comisaría Sección Norte por heridas, siendo sobreseído el 4 de septiembre y detenido en averiguación de antecedentes el 10 del mismo mes. Cuentan que estas detenciones reiteradas lo llevaron a crear una aversión hacia la policía. Llegó 1918, más precisamente abril, y el todavía misterioso Bazán empezaría a ganarse un nuevo nombre con una detención de siete meses y medio en la Cárcel por una agresión con armas de fuego. La penitenciaría era noticia en el diario El Orden por haber quedado pequeña para la cantidad de presos que albergaba y por las precarias condiciones de vida que presentaba para aquellos alojados en su interior.

Recién para 1919 el apellido hizo su aparición en la primera plana de la sección policial, un Bazán en estado de ebriedad se tiroteó con miembros del Distrito Militar Nº 57…en la puerta del distrito. Una fuga mal planificada culminó en su primera gran detención. El Orden colocó la nota bajo el calificativo “La obra de una valiente”, mientras que en el expediente podemos leer el hecho comenzó con un golpe de Bazán al oficial Ángel Rodríguez: el suceso ocurrió alrededor de las once de la noche cuando Ángel César Rodríguez se encontraba parado en la puerta del Distrito Militar nº 57, allí vio que tres personas molestaban a una mujer y al acercarse un poco, uno de esos hombres “que resultó ser el sugeto Andrés Bazán le dijo: Qué tenés que mirar compadrón y le tiró una trompada, a lo que Rodríguez le contestó con otra derribándolo en tierra”.[ix]

Curiosamente, en este hecho, podemos ver cómo podrían haber existido ciertos lazos de Bazán con la política. Durante el juicio pide cambio de abogado, tomando a Alberto Aybar Augier (presidente de la Cámara de Senadores de la Provincia). Sin resultados porque terminó siendo condenado a tres años en la Cárcel. Saldría indultado en julio de 1921 por el entonces interventor federal. Nuevamente ingresamos a un terreno brumoso, donde siguiendo la palabra de Páez de la Torre encontramos a Andrés Bazán trabajando en los comedores de los Talleres de Tafí Viejo por un breve lapso. Su prontuario nos lleva a una detención por averiguación de hurto a fines de septiembre de 1921, siendo puesto en libertad a los días. Las amistades de Bazán dentro del mundo del delito eran de relevancia, y ya para 1921 tenía su mano derecha: Martín Leiva (a) “Segundo Rodríguez” o “Estratón Aguilar”, acusado de asesinar al político concepcionense Estanislao Uraga.

Aquí llegamos realmente al nudo de la cuestión, octubre de 1921 y el asesinato del policía Segundo Pascual Figueroa. Si hay algo que destaca a todo esto, y que no mencioné hasta ahora, es que los expedientes judiciales sobre Bazán parecen haberse esfumado de esta tierra (el mito dice que a su muerte se quemaron sorpresivamente), la prensa resulta clave…al menos en parte. La leyenda dice que “el manco” (como se le decía a Bazán por una cicatriz de un dedo) asesinó al oficial Segundo Pascual Figueroa, lo afirma Páez de la Torre. Pero, ¿cuál es la cuestión que me hace dudar? Ni el diario El Orden, ni La Gaceta se decantan por uno u otro como los asesinos. Inclusive no se encuentra en el prontuario de Bazán, si en el de Leiva.

Prontuario de Martín Leiva.-
Fotografía de Martín Leiva en el Diario El Orden. AHT,  Hemeroteca, Diario El Orden, 2 de enero de 1932.-


¿El resultado del homicidio? Ambos a la Cárcel nuevamente, y otra vez la bruma. Bazán comienza a pensar una fuga. Tiene sus intentos fallidos, la prensa se hace eco de su nombre ya con doble apellido, Bazán Frías, como si eso brindara un mayor peso a su figura. El 29 de septiembre de 1922 se efectuó: luego de unos artilugios frente a unos guardias, Leiva y Bazán se escaparon de la Cárcel por su puerta principal. En la fuga cayó asesinado el oficial del cuerpo de bomberos Ramón Saldaño, Martín Leiva fue recapturado y “el manco” logró la tan ansiada fuga. Ahora bien, ¿Quién mató a Saldaño? Bien podría ser un título novelesco, y si de reconstrucción histórica se trata más aún:

1 - El Orden endilgó el asesinato a Bazán, La Gaceta a Leiva

2 – En las planillas prontuariales si bien aparece el 29 de septiembre de 1922 un proceso de Robo y Homicidio para Bazán, en la planilla de Leiva encontramos un proceso por el homicidio de Saldaño en mayo de 1923.

Tumba de Ramón Saldaño.-
Ramón Saldaño.-


¿Entonces? Tenemos dos crímenes: el de Segundo Pascual Figueroa y el de Ramón Saldaño. En el primero tenemos aviso en el prontuario de Leiva, en el segundo tenemos la referencia en ambos y dos diarios diferentes que acusan a Leiva como a Bazán del hecho. ¿Qué llevó a que Bazán Frías fuera exaltado como un bandido de temer? Lamentablemente no contamos con la posibilidad de analizar esos expedientes judiciales de manera puntual.

Luego de su fuga, la prensa se puso al hombro la captura de Bazán. ¿Dónde estaba? ¿Estaba en Salta? ¿Había pasado a integrar las filas del temido bandido salteño Pelayo Alarcón? ¿Estaba en Tucumán? ¿La policía le tenía temor? Muchas notar giraron alrededor de estas preguntas.

El domingo 14 de enero de 1923, Tucumán se despertaba con una noticia del diario La Gaceta, Bazán había caído muerto tras una refriega con una partida policial sobre las paredes del cementerio del Oeste.[x] Comenta el diario que a horas de ocurrido el suceso, se apersonaron hasta el lugar de la pelea el comisario de órdenes Miguel Lillo, el comandante Ernesto Zelarayán y el segundo jefe de investigaciones Eulogio Toledo Molina, “reconociendo este último a Bazán”.[xi] Al requisar las ropas, en presencia de testigos, se le encontró “en una cartuchera de cuero 19 proyectiles y 5 en el bolsillo del saco, marca Smit Wesson, calibre 7”.[xii] El cadáver fue trasladado ante la presencia de numerosos testigos al Escuadrón de Seguridad porque siendo la medianoche, el juez no había concurrido al lugar del suceso. Bazán tenía una herida de bala mortal bajo la oreja izquierda. Entre las ropas llevaba “colgados al cuello, un crucifijo, una medalla y un escapulario”.[xiii]

A la mañana siguiente Leiva fue sacado de la Cárcel para que reconociera el cuerpo en el cementerio del Norte, cosa que hizo. Su padre, Juan Bazán se encargó con gran parsimonia y dolor en dejar velas en la tumba de su hijo. Los vecinos del cementerio del Oeste dejaron velas encendidas en el lugar del hecho, para orar por el alma de Bazán. Gran parte de los vecinos de Villa Alem, Villa Luján y otros barrios se acercarían a su tumba a comenzar a pedir por el descanso de su alma, hasta que a alguno le concedió algún favor. La figura de Bazán subió a los altares de la santificación popular y a partir de entonces, se convirtió en el santo de los más necesitados. Si bien su culto decayó en los últimos años, sigue presente en el imaginario de muchos habitantes de San Miguel de Tucumán.

Tumba de Bazán Fríaz, el Robin Hood tucumano.-

Ermita de Bazán Frías.-


Referencias
[i] Archivo del Diario La Gaceta, Páez de la Torre, Carlos & Álvarez Sosa, Arturo, “Infancia en Villa Alem” en diario La Gaceta, 25 de Noviembre de 1969
[ii] ADLG, Páez de la Torre, Carlos & Álvarez Sosa, Arturo, “Infancia”, Op Cit, 25 de Noviembre de 1969
[iii] Catalán, Emilio, “Un delincuente convertido en “santo milagroso” por la superstición popular”, Revista de Criminología, Psiquiatría y Medicina Legal, Buenos Aires, n. 78, año XIII, Talleres Gráficos de la Penitenciaría Nacional, 1926, p. 13
[iv] Barale, Griselda, El patrimonio olvidado, Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, 2006, p. 64
[v] Rojas, Elena M., Acerca de los relatos orales en la provincia de Tucumán, Instituto de Investigaciones lingüísticas y literarias hispanoamericanas, UNT, Tucumán, 1986, p. 82
[vi] Quiroga, Carlos, “Bazán Frías” en Carlos Quiroga Noticias, http://carlosquiroganoticias.blogspot.com.ar/2010/11/bazan-frias.html , consultado el 20 de Octubre de 2014
[vii] Juan Bazán en su juventud había formado parte de la policía y del Cuerpo de bomberos.
[viii] Archivo General de la Provincia de Tucumán (AGPT), Registro Civil, Acta 56, Tomo 83, 1916
[ix] AGPT, expediente (exp) 6, caja (C) 1337, carátula, Disparo intencional con arma de fuego – Bazán Frías Andrés y Ramón Longarich – Ángel Cesar Rodríguez, Rogelio Maciel y Luís López Carranza,  1919, foja (F) 1
[x] Lamentablemente del artículo sólo se conserva una parte en referencia al reconocimiento del cadáver y a los antecedentes del delincuente
[xi] ADLG, diario La Gaceta, 14 de enero de 1923
[xii] ADLG, diario La Gaceta, 14 de enero de 1923
[xiii] ADLG, diario La Gaceta, 14 de enero de 1923