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Las Lagoferiantes: armaron su feria y ahí venden lo que hacen con sus manos

ECONOMIA SOCIAL

Son todas residentes de El Cadillal. Aprendieron oficios y se organizaron hace cuatro años. Y están cada vez más sólidas. Van por más: "Es un grupo que no se queda quieto".

“Sin solidaridad esto no funciona", dicen Las Lagoferiantes.





Tres años atrás, en este mismo lugar, un grupo de mujeres acompañadas con su familia llegó con palas, barretas y cucharones de cocina para sacar las piedras, grandes y pequeñas, que había en este piso. Tenían ya las maderas listas para construir su feria y las bases debían ser bien sólidas. Y tanto lo fueron que hoy, crisis de por medio, están mejor que entonces.

“Necesitábamos un lugar para que cada una muestre lo que sabe hacer”, cuenta Mariana González, una de las integrantes del grupo Lagoferiantes, la organización de trabajadoras de El Cadillal que de jueves a lunes exhibe y vende su propia producción, a 500 metros del anfiteatro.

Tenían las ganas y entonces se organizaron. El primer año, con una estructura un poco más débil y una ubicación menos favorable, ubicaron gazebos frente a la iglesia del pueblo. Y allí fue el comienzo.

Todas las semanas participaban de las capacitaciones que les dictaban las especialistas de Economía Social, del ministerio de Desarrollo Social de la provincia. Aprendieron a organizarse, a planificar y este mismo organismo fue el que gestionó el siguiente lugar donde se ubicaron: un predio descampado, frente a la ruta, entre los árboles y con el lago en las espaldas: “Acá, antes, había todos machaos nomás”, dice Mariana.


La Dirección Provincial de Vialidad entonces cedió el espacio (también Turismo y la Central Hidroeléctrica, sus partes que eran más pequeñas), Desarrollo Social los materiales, Turismo aprobó la obra, y ellas armaron los box de madera, limpiaron el piso, cortaron los yuyos y empezaron a sentir el lugar como propio. Y continuaron trabajando.

Como María Yapura, por ejemplo, en la huerta de su casa. Ella se dedica a la producción de dulces y conservas, y tiene más de 40 variedades que van desde el tomate árbol, el escaveche de pollo, ajíes, zapallos en almíbar hasta dulces de maracuyá y papaya, también sembrados en su hogar. María se entusiasmó con la idea y también aprendió todo lo que pudo en capacitaciones del INTI y del INTA.


O como Mabel Mendoza que se enganchó con la vitrofusión, una técnica de la que no tenía idea hasta que se anotó en los talleres de capacitación.  Y recibió apoyo: Desarrollo Social cedió al grupo un horno para que pudiera cocinar este tipo de artesanías y un grupo electrógeno para que la feria pudiera abrir de noche.  “Nosotras somos el punta pie con el que se inicial el nuevo Cadillal. Esto que ve acá lo hicimos antes que cualquiera de las obras nuevas”, comenta, con orgullo, Mabel.


O como Ester Rodríguez y su tejido al crochet, que incluye, según lo aprendió también, diversos modelos, estilos y colores. Bufandas en invierno, por ejemplo, porque la feria está abierta todo el año. “Pero ahora estamos con la bikini tejida”, cuenta.


Y así cada una de ellas: María Mansilla y sus platos dulces, Beatríz también en el tejido, Natalia Sinche y sus artesanías en caña hueca, Mariana y sus trabajos en fieltro, Cristina Cisterna y sus productos en madera, Marta Díaz y su comida regional, Elena Díaz y las sublimaciones que incluyen a El Cadillal en sus imágenes en llaveritos.

“Cuando empezamos éramos más de 50 personas pero muchas se fueron yendo. Ahora somos 10. Nos apegamos a un reglamento y a un orden de trabajo al que todas debemos respetar. Así avanzamos”, recalca Mariana y también cuenta que cinco hombres, familiares, también ayudan en el proyecto y que ellos, ahora, construirán y administrarán una parrillada que se ubicará al lado.


“Es un grupo que no se queda quieto, invitan otros feriantes, llevan chefs para que haya variedad. Esta es una opción que no se superpone con lo que ha hecho Turismo porque es un trabajo articulado con estos organismos. Esta Feria va a continuar creciendo”, comenta el subsecretario de Economía Social, Miguel Cerviño. 

En la tarde del jueves, las Lagoferiantes se empiezan a preparar para recibir a toda la gente que las visitará la noche del viernes, cuando les tocará ser sede de la Cena Gourmet, que organiza el Ente de Turismo.  Todas tienen algo muy claro, y Mariana lo dice: “sin solidaridad esto no funciona. Nos tomamos muy en serio este proyecto porque queremos que sea de calidad. Por estos lados, nada parecido había durado más de dos años. Nosotras vamos por el cuarto, y acá estamos”.