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"Pedimos que nos dejen hacer la medicina para nuestros hijos y que el Estado acompañe"

Marihuana legal

Mañana marcharán en Tucumán para sumarse al pedido nacional por la regulación del cannabis. Exigen que se reabra el debate porque la ley actual es insuficiente y no se cumple. La carta que le enviaron a Alberto y Cristina Fernández.

Las agrupaciones de la provincia volverán a pedir por la legalización del cannabis.





Cada vez son más los tucumanos que vencen los prejuicios y apuestan al cannabis para hacer frente a distintas patologías, pero deben hacerlo desde la clandestinidad porque la ley actual no ha podido dar respuestas a los usuarios de todo el país que necesitan de la marihuana para mejorar su salud. “La ley no está beneficiando a nadie, por eso pedimos la regulación, que nos dejen cultivar para hacer la medicina para nuestros hijos. Nuestra lucha es por el autocultivo, pedirle al Estado que esté presente y acompañe a las mamás”, explica Fanny Miranda, una de las referentes de la agrupación Cannabis Medicinal Tucumán que mañana dirá presente a partir de las 18 en Plaza Independencia como parte de la movilización nacional que también se realizará en la provincia. 

Fanny es parte de un grupo integrado por más de cien madres tucumanas cuyos hijos padecen distintas patologías como epilepsia, fibromialgia, trastornos del espectro autista, entre otras. Son mamás que tuvieron que organizarse para poder conseguir el aceite de cannabis y tratar a sus hijos. En septiembre de 2017, cuando se reglamentó la ley 27.350, vislumbraron una luz de esperanza. Sin embargo, lejos de brindar una solución para los enfermos que necesitan del cannabis, la legislación, desde su nacimiento, fue insuficiente, ya que contemplaba sólo a la epilepsia refractaria cuando el cannabis cuenta con más de 45 aplicaciones médicas. Según denuncia Fanny, actualmente, ni siquiera los pacientes con epilepsia refractaria pueden acceder al tratamiento porque el Estado parece haberse desentendido del asunto: “Acá en Tucumán, el PAMI sólo una vez le facilitó el aceite a una nena con epilepsia refractaria y después nunca más”. La única opción es importar el aceite de otros países, pero ahí deben enfrentar los altos costos en dólares o euros de la medicina y sortear las distintas trabas burocráticas: “A lo que se fue el Euro ahora no se lo puede pagar, pero tampoco se lo puede traer. A las mamás la aduana les secuestró varias cajas con aceites”.

Otra dificultad que afrontan los usuarios de cannabis medicinal es que la legislación no contempla el autocultivo que continúa penado por la ley de drogas en Argentina, aun cuando en febrero de este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó quitar el cannabis de la lista de sustancias peligrosas. De esta manera, los pacientes quedan expuestos a la clandestinidad y a la ilegalidad en el afán de mejorar su salud. “El grupo se mantiene gracias a cultivadores solidarios que preparan el aceite. La mayoría de las mamás no cultivamos por el miedo de que nos allanen y nos quiten las plantas. Hay mamás que cultivan acá, pero lo hacen bien bajo poncho”, explica Fanny la paradoja de muchos que deben caer en la ilegalidad a causa de la indiferencia de un Estado que no les brinda otra alternativa. 

“Lo de mañana en Tucumán es para acompañar la marcha que se hace al Congreso de la Nación en Buenos Aires. Pedimos que se abra nuevamente el debate, que se la estudie otra vez a la ley, que se la escuche a la gente que necesita del cannabis para su salud, que escuchen nuestros testimonios”, explica Fanny sobre cuál será el principal reclamo que se escuchará tanto en el Congreso de la Nación, como acá en la Plaza Independencia. De la marcha participarán también los usuarios recreativos de la marihuana, ya que la planta y la lucha son las mismas: “Nosotros no tenemos nada en contra de las personas que usan el cannabis recreativamente. Ellos nos apoyan en las marchas y también colaboran con la producción del aceite. Son distintos los fines, pero la lucha es la misma”. 

A nivel nacional, desde la organización Mamá Cultiva le hicieron llegar una carta al presidente electo Alberto Fernández y a su vice Cristina Fernández de Kirchner en la cual les piden por la regulación legal del autocultivo de cannabis: “En el año 2017 logramos junto a otras organizaciones, que se aprobara la Ley 27.350: una legislación insuficiente, que no se cumple y cuya autoridad de aplicación, el Ministerio de Salud de la Nación, dejó de existir en septiembre de 2018, degradado a Secretaría. Esta ley no contempla en su letra el autocultivo de cannabis. Es por ello que quienes elegimos este camino para dar a nuestres familiares calidad de vida, seguimos criminalizades por las políticas de seguridad prohibicionistas y represivas que la adalid de la ‘lucha contra el narcotráfico’, Patricia Bullrich, esgrime como logros pero que no son otra cosa que persecución y estigmatización hacia personas que encuentran en el cannabis una respuesta sanitaria”. 

Otro párrafo de la misiva que  le hicieron llegar a la formula electa que asumirá el 10 de diciembre, reza: “Estamos en emergencia, porque seguimos y seguiremos cultivando como venimos haciéndolo: nuestro dolor no puede esperar. Queremos dejar de ser delincuentes a los ojos de la ley y para eso, necesitamos que la autonomía que tanto nos costó conseguir sea preservada por un Estado que no nos quite la posibilidad de ayudar a nuestres familiares a aliviar sus padecimientos”. 



Fanny, como tantas otras mamás tucumanas, se volcó a la militancia por la legalización del cannabis luego de que su hijo Brandon, que padece de autismo, empezó el tratamiento con aceite hace cuatro años. Desde entonces, los cambios en la calidad de vida de su hijo han sido trascendentales, ya que el cannabis le permitió abandonar la medicación psiquiátrica que lo mantenía completamente dopado: “Mi hijo se agredía y las drogas que les recetaban eran tan fuertes que se babeaba. Investigando llegué hasta el aceite y desde entonces es otro nene, dejó de agredirse y hasta bajó 20 kilos”. Ahora Brandon tiene 13 años y ya no consume cannabis porque el aceite con el que era tratado es importado de Dinamarca y en la actualidad cuesta alrededor de $6.000. El problema no es sólo su alto costo, sino la posibilidad de que sea retenido en la aduana como ya ha sucedido: “Mi nene está de diez sin aceite, él se pudo estabilizar gracias a eso. A mí me gustaría que siga con el tratamiento pero hoy es muy difícil”. 

Según explica Fanny, cada vez más tucumanos usan cannabis para atacar distintas patologías: “Cada son menos los prejuicios respecto a la planta, sobre todo, de las personas más grandes. Nosotros armamos charlas, les mostramos los testimonios y los avances de los chicos. Les contamos cómo la planta nos ha cambiado la vida y muchos se interesan”. Por eso, invita a todos a llegarse mañana desde las 18 a la Plaza Independencia donde las distintas agrupaciones estarán brindando información sobre el uso medicinal del cannabis y pidiendo lo que llevan tantos años reclamando a gritos: que sea legal.