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Lo crió como un gatito, pero era un puma

Pumita tucumano

Lo encontró a la vera del río al lado de su madre muerta, lo llevó a su casa y lo cuidó como a una mascota. Al llevarlo al veterinario, descubrió que Tito no era un gatito sino un puma yaguarundí. “Lo extraño un montón, él me esperaba cuando yo llegaba de la facultad”, cuenta Florencia. Fotos y video.

Flor y Tito juntos.





Florencia estaba pescando junto a su hermano Lucas no muy lejos de su casa en Santa Rosa de Leales cuando escuchó un ruido que venía de los árboles a la vera del río. Como el sonido era leve, similar al piar de los pájaros, pensó que se trataba de unos pichones caídos de su nido, pero al llegar al lugar encontró una pequeña cueva y en su interior a los que parecían dos gatitos cachorros amantándose de su madre muerta. Tenían apenas una semana de vida, estaban hambrientos, desamparados y al borde de una muerte segura.  A su madre le faltaba parte del lomo, como si otro animal mayor la hubiese atacado. Florencia no lo dudó, se llevó a los felinos, una hembra y un macho, y los bautizó como Dani y Tito. Los alimentó, les dio calor y los cuidó como sus mascotas. Dani, que estaba más débil, no soportó y murió poco más de una semana después. Tito se convirtió en su fiel compañero: la seguía, venía a ella cada vez que le silbaba y hasta dormían juntos. Nunca sospechó que su gato era, en realidad, un pequeño puma.

En los más de dos meses que pasaron desde que lo encontró, Tito se comportó como un felino activo y juguetón. Tenía su lugar para dormir, sus juguetes y su ropita. Era un poco más hiperactivo y ágil que cualquier gatito doméstico, pero nada que haga sospechar que se trataba de un animal salvaje. “Le gusta jugar, morder y corre bastante rápido. Le gustaba subirse a la mesa y saltar desde ahí, creía que era normal”, cuenta Florencia Lobo que cree que en uno de esos saltos pudo haberse lesionado y empezó a renguear de una de sus patas. Fue por eso que lo llevó al veterinario que no ocultó su sorpresa al descubrir que el felino no era precisamente un gato doméstico, sino una especie distinta: “El veterinario no sabía ni siquiera que era. Él sospechó que no era un gato normal, busqué otros veterinarios, todos me querían cobrar entre 6.000 y 18.000 pesos para operarlo de la patita”. Fue entonces que se comunicó con una especialista de la reserva de Horco Molle quien, a través de fotos, confirmó que Tito es un puma yaguarundí. 


“Me seguía a todas partes. Acá donde vivo nunca le faltó carne, leche, ni nada. Era una mascota para mí. Lo extraño un montón desde ayer, él me esperaba cuando llegaba de la facultad y cuando le silbaba como un pajarito siempre venía”, cuenta Florencia que tiene 18 años y estudia Trabajo Social. Justamente ayer, como no sabía qué hacer, llevó al animal hasta la Facultad de Filosofía y Letras donde Tito con sus ojitos compradores fue la sensación entre sus compañeros. Fue ahí que decidieron llamar a la Fundación Argentina de Rescate Animal (FARA) quienes asistieron inmediatamente: “La fundación actuó muy rápido, llegaron y las chicas me dieron contención. Si vos lo criás y lo consentís, sentís como que es tuyo y te causa dolor que se lo lleven, pero en el fondo sé que está bien que se lo lleven y lo reintegren a la naturaleza. Me parece mal que las personas se adueñen de animales así o los vendan sin importarles lo que les pase”.


En el patio de la facultad, Flor no pudo evitar las lágrimas a la hora de despedirse de Tito: “Siento que va a estar triste sin mí. Me preocupa que lo suelten y no sepa hacer sus cosas de siempre porque ya está domesticado, pero calculo que no se le va a quitar lo salvaje. No me quiero desapegar de él, desde la fundación me dijeron que no tienen problema en llevarme cuando ellos vayan y espero visitarlo pronto”. 

Por su parte, Pedro Rodríguez Salazar, presidente de FARA, explicó que el pequeño puma yaguarundí de tres meses fue trasladado a la reserva de Horco Molle donde será revisado por especialistas de su lesión, que sería una pequeña fisura en una de sus patas de atrás, y ahí comenzará su proceso de rehabilitación para luego ser liberado nuevamente en la naturaleza: “Se lo veía bien dentro de todo, tenía un pequeño problema para caminar en una de sus patas traseras, pero estaba bien de ánimo y se lo veía juguetón. Este es un animal de caza y un poco agresivo, al estar con humanos desde chiquito en la reserva van a tener que adaptarlo para que vuelva a ser como era antes. Hay que destacar la buena actitud de la gente que lo entregó porque muchos se los quedan como mascotas”. 


En la fundación están acostumbrados a recuperar animales exóticos o salvajes. Según explica Rodríguez Salazar, ya antes han rescatado monos capuchinos, osos meleros, aves exóticas y lagartos, pero es la primera vez que participan en el rescate de un felino de este tipo. El puma yaguarundí es una especie que tiene una fisonomía muy parecida a la del puma aunque su tamaño es menor. Suele vivir cerca de las corrientes de agua donde vive de la caza de pequeños animales, desde reptiles, aves y hasta los peces que habitan en las orillas de los ríos. Se trata de una especie cuya presencia se extiende en Latinoamérica desde México hasta el norte de la Patagonia argentina. Es un felino que mide en promedio 33 centímetros de altura y los adultos alcanzan un peso entre los 3,5 y 9 kilos. Tito todavía es un cachorro, ya que alcanzará la adultez recién a los dos años. Esperan que, una vez rehabilitado, pueda volver a su lugar a la vera del río. 

Mirá los videos de Tito, el pumita tucumano: