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La nueva corrida cambiaria que revive "fantasmas" del pasado

ECONOMÍA EN CRISIS

El dólar subió más de 70 centavos en una jornada. En Tucumán, la divisa norteamericana superó los $65. Especialistas tucumanos dan su mirada sobre la nueva corrida cambiaria que atraviesa el país. "Cepo" y "corralito", palabras que vuelven a formar parte del vocabulario cotidiano.





“No hay confianza en el Gobierno actual”, asegura Alfredo Grassia. “El país está en cesación de pago”, asevera Ariel Osatinsky. “El Gobierno no logra hacer pie con la credibilidad”, explica Eduardo Robinson. Los tres economistas, en sus propias palabras, apuntan a la falta de confianza del “mercado” en el actual Gobierno nacional. El dólar aumentó más de 70 centavos en la última jornada bancaria, en la que registró un valor promedio de $62,03 para la venta a nivel nacional según el cálculo del Banco Central de la República Argentina (BCRA). En Tucumán, la divisa norteamericana se vendió entre $61 y $65 en entidades financieras. Los arbolitos de la city bancaria superaban en hasta dos pesos los valores oficiales.

La nueva corrida bancaria se da luego de que el flamante ministro de Hacienda, Hernán Lacuzna, anunciara el “reperfilamiento” de la deuda y de que la calificadora de riesgo Standard & Poor's declarara a la Argentina en “default selectivo”, justo después del anuncio del funcionario.



Entre los tres expertos hay divergencias sobre la responsabilidad del Gobierno nacional en esta “crisis de confianza” ─además de económica─ que atraviesa la administración actual. Para dos de ellos la culpa recae en la incapacidad del equipo presidencial, mientras que el restante considera que la culpa es, en parte, de la oposición.

“Los mercados, que son muchachos con nombres y apellidos, no están confiando en que Macri llegue bien a diciembre”, reflexiona Grassia, que reniega de la calificación que utilizó la calificadora internacional para nominar la situación actual del país. “El neoliberalismo tiene una gran capacidad para redefinir la semántica, inventan palabras tratando de confundir, como reperfilar”, señala. El economista, claramente en oposición al modelo macrista, explica el momento que cursa el país de una forma muy simple: ante la postergación de los compromisos económicos asumidos por Nación, lo tenedores de deuda (Lebac, Letes y Leliqs) salen a comprar dólares para no perder lo que ganaron. “Macri ya está fuera del gobierno, todo el sistema se lo está demostrando”, opina.

Para Osatinsky no hay forma de salir de esta crisis con una receta capitalista y acusa a Alberto Fernández de querer dar continuidad al modelo actual. Es el más crudo de los tres expertos al afirmar que a la situación se la revierte rompiendo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), suspendiendo el pago de la deuda. “Hay que romper con el FMI, concentrarse en reindustrializar el país, generar consumo a través del salario y tomar medidas para prohibir despidos”, propone el financiero del Partido Obrero. Al igual que Grassia, coincide en que el presidente ya está más afuera que adentro de Casa Rosada y que los tan mencionados “mercados” perciben la inviabilidad para cumplir con los compromisos asumidos, razón de los vaivenes de la divisa extranjera. “El país está en cesación de pagos y no tiene los dólares para pagar la deuda, esto ya lo veníamos advirtiendo; la renuncia de (Nicolás) Dujovne es una muestra de un gobierno terminado”, señala e insiste en su teoría de quiebre: “Venimos de hace más de 200 años pagar la deuda. ¿De qué nos sirvió pagarla?”

“Hemos llegado a niveles de preocupación importante, estamos entrando en un cuadro que no esperábamos”, afirma Robinson, economista que demuestra cierta empatía por las medidas que viene tomando el Gobierno, y que responsabiliza de esta última corrida ─en parte─ a la calificación que brindó Standard & Poor's. Según él, la nominación de la calificadora solo generó pánico y desconcierto en los mercados. “Se tomó a nivel internacional que ya estábamos en default, leyeron solo el título, generó más pánico; la gente no entiende lo que es ‘selectivo’, solo ‘default’”, advierte y remarca que Argentina no se encuentra en default, “no en este momento”. “Estamos en una situación en que el Gobierno anunció que extiende los plazos de los compromisos que tiene, porque tiene una caja finita de dólares, dado que la divisa está inquieta, entonces lo que el Gobierno quiere es priorizar el abastecimiento de dólar para mantenerlo relativamente estable para no asustar a los depositantes y motivar la salida de los bancos en busca de la moneda norteamericana”, explica y califica el comportamiento del ciudadano ante la variación de la divisa como un síndrome: “Cuánto más caro el dólar, más ávida la gente por comprarlo”.

En medio de la tormenta económica, el Banco Central de la República Argentina anunció la restricción a bancos extranjeros para distribuir ganancias sin aval del Gobierno. Fue después de las declaraciones del radical Julio Cobos, que temió por la inminente aplicación de un “control de cambios” –más conocido como “cepo”– si las medidas anunciadas por el nuevo ministro de Hacienda no dan resultado. El pronóstico no es aislado, de hecho, la banca BNP Paribás lo anticipa en un informe interno titulado ‘El principio del fin’: “El anuncio de controles de divisas y algunas restricciones a retirar dinero de los bancos son probables”, subrayó uno de los principales bancos de Europa. Sobre este último anticipo reniega Robinson, que asegura que los rumores de “corralito” se terminan convirtiendo en “profecías autocumplidas”. “Para mí no están dadas las condiciones para un ‘corralito’ porque los bancos están nítidos. Si la gente se asusta habrá que tomar medidas de fondo; esperemos que no se llegue a esa situación”, advierte.


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El comportamiento del mercado la semana que viene es lo que desvela a economistas de todo el país, y especialmente lo que queda del mejor equipo económico de los últimos 50 años. En este sentido, sólo Robinson es optimista de lo que pueda pasar el lunes, o días después, cuando el Congreso forme parte de la discusión por el “reperfilamiento” de la deuda. “El Gobierno quiere comprometer al congreso a renegociar la deuda porque el país se volvió a quedar sin dólares, o sea los tiene, pero no preveía semejante reacción después de las PASO”, asegura y agrega: “Creo que el fin de semana van a trabajar mucho para que antes de las 10 del lunes haya buenas novedades”. Grassia no se opone a las medidas restrictivas tomadas por Nación, pero las califica de tardías. “Estas son medidas de control cambiario para que el país deje de sangrar; si le preguntás a los mercados, lo mejor es restringir el cambio de divisas: desdoblar un dólar para importación y otro para ahorros”, señala. Por su parte, Osatinsky es diametralmente opuesto a sus pares y asegura que propondría “nacionalizar las entidades financieras y el comercio exterior”.