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"Nos entraron a la casa por error": noche de terror en la Américo Vespucio al 1700

HISTORIAS DE ACÁ

La familia Tolaba descansaba con sus pequeños hijos en el barrio San Pedro I cuando un comando del grupo Cero y seis efectivos policiales irrumpieron la vivienda a las 4 de la mañana: "Nos tiraron al suelo y nos apuntaron con escopetas". El calvario en primera persona y el video del momento.

El grupo CERO irrumpió en la casa de la familia Tolaba, denunció Romina.





Eran las once de la noche y la familia Tolaba ya se había acostado a dormir bajo el techo de su casa del barrio San Pedro I: en el dormitorio principal Franco y Romina descansaban con Franquito y Francesco, en el otro cuarto la abuela Nora dormía con la pequeña Bianca y en la pieza de atrás, el cuñado Juan. Anoche habían cenado todos juntos milanesas con papas fritas mirando Mi Vida Eres Tú, la novela. “Siempre nos acostamos temprano porque a las cinco y media ya estamos arriba. Mi marido es remisero y los chicos se despiertan. Eso era lo que estábamos haciendo, pero a las cuatro de la madrugada comenzó la noche de terror”.

Agitado por el ruido y por el susto, Franco, el padre de familia, pegó un salto de la cama cuando sintió los gritos de 10 integrantes del Grupo Cero y seis policías de la comisaría 13: “¡Vamos, vamos, vamos!” Cuando Romina, acostada al lado de Franco, también se sobresaltó, escuchó lo que le cuenta a eltucumano.com: “Estábamos durmiendo cuando sentimos cómo nos rompieron las verjas de las entrada y derribaron la puerta. Mi marido intentaba apoyarse contra la puerta del dormitorio para que no entren por mis hijos, pero le gritaban que se tire al piso: ‘¡Tirate al piso! ¡Tirate al piso!’ Mi marido les pedía que esperaran, pero un policía entró, lo agarró del cuello, le torció el brazo y le apuntó con la escopeta”.

En medio de los gritos de los adultos, de la confusión por el sueño, por el miedo, por no saber qué estaba pasando, Romina cuenta que la prioridad era Franquito, el hijo de 8 años operado tres veces del corazón en ocho meses: “Tenía a Francesco en mis brazos y Franquito se puso nervioso, a llorar, se orinó encima. Pero los policías no querían saber nada, seguían: ‘¡Tirate al piso! ¡Tirate al piso!’ A toda costa se querían meter a la habitación. A mí me vio parada con los chicos, sino también me tiraba al piso”.

Romina habla sin pausas y con la agitación en la voz del momento de terror que, denuncia, vivió esta madrugada en su casa a la altura de la avenida Américo Vespucio al 1700: “En la otra pieza, a mi suegra con mi otra hija la apuntaban con la linterna. En el fondo vive mi cuñado, le golpearon la cara, se pusieron a revisarlo de pies a cabeza, lo sacaron con las manos detrás de la espalda, todo el tiempo tratándonos como si fuéramos delincuentes. Lo trajeron del fondo, uno vino de afuera. Cuando me puse a filmar, uno del grupo Cero siguió con los gritos: ‘¡Cállese la boca, métase adentro!’ Así todo el tiempo. Hasta que se dieron cuenta de que habían cometido un error”.

El error, denuncia la familia Tolaba, quedó al descubierto cuando el ejército de 16 policías que ingresó a la vivienda se dio cuenta de que ahí vivía una familia con chicos sin nada que ocultar: “No sabemos qué vinieron a buscar ni nos importa, pero se dieron cuenta. Uno del grupo Cero que venía del fondo y había andado por los techos les dijo a sus compañeros: ‘Vamos, vamos, nos equivocamos de domicilio’. Automáticamente bajaron las armas, entraron los policías, sacaron las computadoras que habían conectado y lo único que querían era que mis suegros firmaran un papel que tenían doblado en la mano. En ningún momento nos mostraron el papel de allanamiento. Mis suegros son personas de edad. ¿Cómo nos van a tratar de esa manera? Si hasta en el apuro un policía se llevaba con la punta de escopeta el toallón de mi hija…”

En la filmación del celular que Romina comparte con este diario y en otra filmación más comprometedora que llevará directamente a la fiscalía aparecen policías abrigados muy nerviosos, a los gritos, dando órdenes a una familia todavía confundida por el sueño y la situación. “Después del papelón, después de habernos allanado la casa por error, después de habernos roto las verjas y las puertas, del susto a los chicos y a los grandes, de apuntarnos con escopetas, lo único que les importaba es que le firmáramos ese papel. Se escucha lo que dice el policía: ‘Si no lo firma no tiene por qué leerlo’. Y mi marido le responde: ‘¿Cómo vamos a firmar algo que no sabemos? Ustedes han venido, me han empujado y me han tirado al piso’. El policía le responde: ‘¡Yo estoy trabajando!’ Y mi marido le pregunta: ‘¿Vos me tratás como si fuera un ladrón cuando no he hecho nada?’”

“Yo no sé quién sos vos, yo no sé quién sos vos”, se justifica el policía ante el dueño de casa. “Yo no sé quién sos vos tampoco”, le responde Franco al oficial. “¿Y el que me ha empujado afuera me ha tratado bien a mí?”, le pregunta una familiar de Romina con el bebé en brazos. “Le tenés que hacer una denuncia por violencia de género porque un oficial está capacitado para no hacerte nada de eso”, explica Romina, mientras los bebés balbucean y un policía le pide que deje de filmar con el celular: “Ya me he identificado, ya está por favor”.

Mientras se retiraban los efectivos que participaron del operativo, lo más grave que denuncia la familia es lo siguiente: “Uno de los policías le dice a mi cuñado: ‘Usted tiene dos opciones: o hace la denuncia y espera, o va a la brigada y le arreglamos el daño material en 24 horas, pero que no salga a la luz todo esto’ Es una falta de respeto lo que nos hacen a nosotros que somos personas dignas. El del grupo Cero nos dijo: ‘Nos equivocamos’. Jamás en la vida nos pasó algo así. Nos reventaron las rejas de la entrada con esas masas que utilizan, nos rompieron el candado, la puerta principal y la puerta del dormitorio”.

Este miércoles, con las pulsaciones a mil todavía, fue un día perdido para la familia Tolaba: “Mi marido no pudo ir a trabajar. Yo tenía que llevar unos papeles de la medicación para mi hijo. Y mi suegro tampoco pudo salir porque no nos podíamos quedar solas las mujeres con las criaturas con las puertas rotas. Lo que intentamos hacer fue la denuncia en la comisaría 13, pero no nos quisieron tomar la denuncia. Vamos a ir a la fiscalía la semana que viene a buscar Justicia. Recién ahora a la siesta los pude hacer dormir a los chicos. Quedaron todos tensos, con miedo. Y no me vengan con que eran nuevitos los policías. Todos eran expertos, sabían lo que hacían. Se metieron con gente digna que gana el pan para sus hijos día a día. Mi marido trabaja en el remis 12 horas por día. ¿Y así nos tratan?”


Así quedaron las puertas de la casa, denuncia la familia Tolaba: