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La casa donde vivieron los tucumanos más generosos de todos los tiempos

Patrimonio

En el corazón del Parque Guillermina una casa de 1927 llama la atención de quienes visitan este espacio verde. Se trata de una de las residencias que tuvieron Alfredo Guzmán y su esposa Guillermina Leston, dos de los filántropos más importantes de la provincia. Esta es su historia.

Imagen tomada del Instagram del fotógrafo Sergio Ledesma.





Acaso por su admirable belleza arquitectónica o por su soledad en el medio de esas 35 hectáreas donde predomina el verde de la vegetación del Parque Guillermina, el edificio que supo ser el casco de la quinta del matrimonio Guzmán-Leston no pasa inadvertido para nadie, ni tucumanos ni turistas ocasionales. Lo que muy pocos saben es que allí vivieron dos de las personas más generosas que conoció la historia de nuestra provincia; dos grandes protagonistas de nuestro pasado que han dejado un legado inolvidable que se conserva entre esas viejas paredes.   

Corrían los primeros años del siglo XX, más precisamente en 1908, cuando Alfredo Guzmán, uno de los pioneros de la industria azucarera tucumana, inauguraba la Quinta Guillermina. La quinta, que llevaba el nombre de su esposa Guillermina Leston, se ubicaba en lo que entonces eran los suburbios de la ciudad y era un gran pulmón verde destinado a la introducción y aclimatación de plantas de cítricos provenientes del exterior: variedades diversas de limones, naranjas y pomelos. En 1927, en una loma que se levanta entre la exuberante vegetación, se construyó ahí el casco de la estancia que el matrimonio utilizaría como casa de fin de semana. Cuentan los libros de historia que, si bien era una propiedad privada que se encontraba toda cercada alrededor, Guzmán solía abrir sus puertas para que los tucumanos disfruten del espacio verde. Por entonces, no imaginaba que el lugar terminaría convirtiéndose mucho tiempo después en el Parque Guillermina y la casa motivo de curiosidad y admiración. 

Foto archivo diario La Gaceta

“La casa es muy pequeña, tiene un solo dormitorio, porque el matrimonio no tenía hijos. La construyó José Graña, un arquitecto de Salamanca (España) que dejó un importante conjunto de obras en la provincia, como la remodelación del edificio donde ahora funciona la Federación Económica de Tucumán (FET) y el Banco de la Provincia de Tucumán en la ciudad de Concepción”, explica Ana Chiarello, Directora del Instituto de Historia y Patrimonio de la Facultad de Arquitectura de la UNT. 

Según comenta la arquitecta, se trata de una edificación de estilo ecléctico donde se combinan rasgos del art decó por la geometrización de elementos como algunos de los arcos y el espacio donde se ubican las escaleras, la arquitectura neo colonial (uso de tejas y paredes blancas) y detalles como el cielorraso y otros componentes ornamentales propios del modernismo catalán, la escuela estética cuyo máximo exponente fue Antoni Gaudí:  “El valor arquitectónico está en que se trata de una obra del arquitecto Graña, paisajísticamente hablando se ubica en el foco del Parque Guillermina y, desde un punto de vista histórico, es muy importante por lo que representa el matrimonio Guzmán-Leston para Tucumán”. 

Alfredo Guzmán y Guillermina Leston son recordados como los filántropos más importantes que tuvo la provincia en el siglo XX y, probablemente, en toda su historia, debido a sus reiteradas muestras de generosidad y a su deseo de que la comunidad tucumana progrese. Guzmán, quien había alcanzado una gran fortuna luego de comprar en 1887 el ingenio Concepción y transformarlo en una gran fábrica azucarera, desarrolló junto a su esposa una titánica tarea social. Su plan era satisfacer las necesidades de los tucumanos a lo largo de las distintas etapas de sus vidas. Es así que para los niños costearon la construcción, entre 1904 y 1930, de la Sala Cuna ubicada en la calle Congreso al 300.Para la adolescencia, donaron en 1937 el terreno y la construcción del monumental Colegio “Guillermina Leston de Guzmán”, en avenida Sáenz Peña al 600. Mientras que, para los adultos mayores, aportaron los terrenos y edificios del Hogar San José para Ancianas “Trinidad Méndez de Guzmán” en 1942 y el Hogar de Ancianos “San Roque” en 1945.

La tarea altruista del matrimonio no se limitó a esas donaciones. Durante su mandato como legislador en 1907, Alfredo Guzmán proyectó la creación de la Estación Experimental Agrícola que luego se pondría en marcha en 1909 gracias a su gestión. También fundó la “Granja modelo” para poder distribuir leche pasteurizada entre la población, dado que uno de las principales causas de mortalidad infantil por entonces era el consumo de lácteos en mal estado. 

Su generosidad también impactó en la vida religiosa y deportiva de la provincia, ya que el matrimonio costeó la construcción del templo de la Virgen Generala en Tucumán y donó los terrenos donde se levantaron la iglesia de Villa 9 de Julio y el estadio del club “Sportivo 9 de Julio”, que luego pasaría a llamarse Sportivo Guzmán en honor a la grandeza desinteresada de su principal mentor. 

En cuanto a lo que ahora es el parque y la antigua casa que alberga en sus entrañas, estos fueron adquiridos en 1969 por la Municipalidad capitalina y durante los tiempos de la última dictadura militar el predio de esas 35 hectáreas prodigiosas de vegetación pasó a llamarse Parque Batalla de Tucumán. Sin embargo, debido al uso popular, terminó adquiriendo el nombre de quien fue su inspiradora inicial: Guillermina, el parque con nombre de mujer.  En 2006, la casa fue cedida a la Facultad de Filosofía y Letras para su uso y en 2012 se la restauró. “Distintas gestiones municipales quisieron revitalizarla. Se la restauró para darle el destino de casa museo; un espacio pensado para actividades con no demasiado público. Actualmente es una pena que no se la use porque es un espacio excelente para muestras de arte, conciertos y eventos culturales”, asegura Ana Chiarello. 

Esa casa que supo hospedar en sus tiempos de descanso a las personas más generosas que hubo en estas tierras aún despierta la admiración de quienes se fascinan con su presencia en medio de tanto verde. Esa pequeña y bonita casa es apenas una muestra de un legado gigantesco.