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"Nunca había estado abajo": el emocionante regreso de un piloto tucumano a Malvinas

EN LA MEMORIA

Luis "El Tucu" Cervera es un héroe. Era teniente de las FAA en 1982 y fue uno de los pilotos clave en la última misión aérea durante la guerra. Un día antes de la caída en Puerto Argentino, siete aviones argentinos estuvieron a punto de matar al jefe del las tropas inglesas. Este año regresó a las islas y estuvo por primera vez en tierra: sólo las conocía desde el cielo.

Cervera, de negro, junto con Héctor Sánchez. Foto: Diario Perfil-Cervera





Luis "El Tucu" Cervera tenía 27 años cuando explotó la guerra de Malvinas. Era piloto de las Fuerzas Aéreas. Y este teniente fue uno de los 3 tucumanos que protagonizaron la última misión de las FAA en el conflicto bélico. El 13 de junio de 1982, casi matan al jefe de las tropas británicas, Jeremy Moore. Pese a haber estado en combate, jamás -hasta este año- había pisado las Islas. "Nunca había estado abajo", resumió 37 años después de pelear en el aire para recuperar la soberanía de ese territonio argentino. 

El 13 de junio de 1982, un día antes de la caída de Argentina en Puerto Argentino, las FAA cumplieron con su última misión: un bombardeo con aviones Skyhawk a un campamento inglés ubicado en el monte Dos Hermanas, en la isla Soledad. El teniente Cervera fue uno de los que participaron en el ataque. Él estaba a cargo de la cuadrilla "Nene". 

En una entrevista publicada por el blog Malvinas Guerra Aérea, Cervera contó que él quedó al mando de su escuadrilla porque el capitán Zelaya -a cargo de los Nene, había tenido un problema con su avión. "A partir de esos momentos el capitán Carlos Varela (también tucumano), a cargo de la escuadrilla Chispa, me pide ir adelante debido a su mayor experiencia, así él pasó a comandar el ataque y yo debía mantenerme a 15/30 segundos atrás para no tragarme las esquirlas de sus bombas", recordó en aquella charla.
"Mientras trasncurría nuestra breve comunicación ya estábamos muy cerca del objetivo y cada vez se me hacía más complejo seguir y mantener la distancia con los Chispas ya que los cambios de rumbo eran frecuentes y lo ondulado del terreno no me permitía verlos con claridad. Yo empeñado en eso me llenó de sorpresa cuando escucho al capitán Varela dar la orden a su escuadrilla de "tirar, tirar", fijo mi atención en ellos y veo las explosiones de las doce bombas lanzadas. Fue encontes cuando bruscamente y lamentándome por mis numerales, puse rumbo hacia las explosiones ya que allí estaba nuestro objetivo.
Ya en la aproximación final comencé a disparar mis cañones como medida preventiva y defensiva, ya que el avispero de los ingleses había sido tocado y sorprendido con la guardia baja", agregó en otro pasaje.  

En su escape, se cruzó con un helicóptero Sea King inglés y comenzó a disparar "a ojo" porque su mira estaba regulada para bombardeo rasante. "Ya estando muy cerca del helicoptero cuyo piloto llevaba casco celeste y punto de chocarlo se terminó mi munición y pude esquivarlo con cierta facilidad", contó.

Pisar las islas por primera vez
En una entrevista con Perfil, Cervera contó que en febrero de este año pudo pisar las islas por primera vez, ya que durante la guerra, siempre estuvo en el continente y durante las misiones sólo sobrevoló las islas, pero nunca estuvo en tierra.

Cervera regresó a las Malvinas con otro excombatiente, Héctor Sánchez, quien también es expiloto, y con Pablo Bolzán, hijo de Danilo Bolzán, un capitán que falleció en el conflicto bélico.  En su viaje, observó que el campo de batalla está intacto, tal y como quedó cuando el enfrentamiento terminó. 

"Operaba desde Río Gallegos, por lo que las misiones, que nos ordenaba el comando eran de ataques a la flota y constaban en ir y volver al continente. Gracias a Dios regresé siempre. Nunca había estado de abajo y quería hacerlo; tenía el tema pendiente y lo decidimos y fui este año. Viajé con mis dos hijos y mi yerno a Malvinas el 9 febrero de este año", contó en la entrevista con el diario Perfil.

"El 13 de junio, un día antes de la rendición, ataqué el puerto comando inglés en Monte Las Hermanas, que fue un objetivo terrestre. Yo iba detrás de otra cuadrilla, estaba toda la tropa inglesa ahí preparando el ataque final y me impactaron, y a un compañero también, pero todos regresamos al continente muy averiados, haciendo reabastecimiento en vuelo para poder llegar. Esa fue la última misión de la Fuerza Aérea ahí", rememoró sobre ese último ataque.
 
También señaló que lo trataton muy bien, pero que la herida del otro lado también sigue abierta.  "Ellos quedaron dolidos con la guerra y te lo dicen, el civil quedó muy asustado entonces tienen un rechazo hacia nosotros, pero si uno va lo atienden bien. Hay ciertas normas que ellos tienen y hay que respetar. Creo que es la forma de empezar a trabajar para establecer esa relación que existía antes y hacerla más fructífera en nuestra idea de recuperar la soberanía. Es un trabajo de hormiga que hay que hacer con el convencimiento de que debe ser una causa nacional y con una política seria de qué hacer, por qué y después cómo, No medidas esporádicas para quedar politciamente bien con alguien. Eso no es lo que se necesita", reflexionó.

Por estos días, el expiloto se pregunta qué pasará si algún día Argentina recupera su soberanía. "Después de haber conocido a la isla y a la gente que vive ahí, no sé si algún día la llegaremos a lograr, calculo que sí, pero tenemos que ser muy hábiles negociadores. Seguramente se van a recuperar si el Estado toma como una causa a Malvinas y trabaja en pos de ese objetivo: 'malvinizando' todo lo que se' desmalvinizó' en los 37 años que pasaron. No tanto recuperarlas y conquistarlas sino pensar ¿quién va a habitar esas islas?¿quién va a trabajar ahí?, porque una cosa es ir y recuperarlas pero ¿después qué? Antes del '82, la Línea Aérea del Estado (LADE) volaba todas las semanas a Malvinas, los hijos de los isleños estudiaban en Argentina, la gente que se enfermaba venía a curarse a hospitales de nuestro país y se abastecía de materia prima de acá. Había una relación muy fluida, pero todo eso se perdió con el conflicto bélico. Hoy el kelper no nos quiere a nosotros, te lo manifiesta y te lo hacen saber", evaluó.

Para finalizar, Cervera recordó que fueron 74 días de mucho dolor donde 649 argentinos -23 de ellos tucumanos-  murieron. "Esas personas no son un número, sino que cada una guarda una historia, una familia y gente que hoy en día sigue sufriendo. No hay que olvidar que dieron la vida por todos nosotros. En esos héroes que han quedado en Malvinas hay muchos ejemplos de vida que son dignos de ser imitados. Pienso 37 años después que nunca debió haber existido esa guerra, pero existió y eso no lo puede cambiar nadie, es historia. Lo que uno puede hacer ahora es estudiar el tema, leer e interiorizarse. El hito es el 2 de abril pero terminó el 14 de junio, en ese lapso se da una historia muy rica de valores y de don de todos esos valientes que han luchado allá", finalizó.