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"Me la entregaron muerta": el dolor y la lucha de la mamá de Iara

HISTORIAS DE ACÁ

"Me duele la pancita", le dijo la niña de 9 años a Fabiana Ruiz, luego de ingresar al quirófano un viernes a la tarde. Qué pasó en la clínica y cómo es el duelo de un caso que sacude a la familia.

La última foto con vida de Iara Agustina. Las fotos de Fabiana, la mamá.





Mami, me duele mucho la pancita”, le dice Iara Agustina Ruiz a su mamá, Fabiana Díaz Romano. Hace unas horas, a las 18.45, la nena de 9 años ingresaba al quirófano con todo su pelo largo y oscuro contenido por un gorro de papel blanco y su cuerpo cubierto por la sobretúnica de papel verde claro. Es el 3 de octubre de 2013, el día que Iara tenía la operación programada de apendicitis. “Yo tenía un lindo celular con flash en esa época y siempre le sacaba fotos a mi hija. Era la fotógrafa oficial entre las mamás cuando había un acto de colegio y esas cosas. Antes de ingresar al quirófano, en la foto me está haciendo pucherito. Eso fue un viernes. Me la entregaron muerta el domingo”.

Iara había estado con dolores en la pierna. En los días previos a la operación, una consulta del papá de Iara con el doctor Néstor F. derivó en la cirugía común con anestesia. “Unos minutos después de la operación entro al quirófano y es cuando me dice: ‘Me duele, mami. La pancita y la garganta”. Las sospechas de que algo no salió bien en Fabiana, la mamá de Iara, comienzan cuando interpela a los doctores: “Tiene el abdomen hinchado, doctor. Escupió mucosidad. ¿Por qué está haciendo fiebre?”, les dice. Y sale de la sala cuando unos minutos después de ver a su hija por última vez con vida, escucha los gritos del doctor nombrando el apellido de la nena: “¡Ruiz! ¡Ruiz! ¡Ruiz!”. Lo recuerda ahora Fabiana en diálogo con eltucumano.com: “Eso fue a la noche del viernes. Ahí se les murió. Cuando vi el abdomen hinchado me dijeron que era normal en un postoperatorio. La llevaron a neonatología y ya no me dejaron volver a verla”.

La operación de Iara fue el viernes. La familia de Iara pasa todo el sábado en la clínica, pero pasan las horas y, tal como cuenta Fabiana, nadie le da respuestas. “Sólo se me acerca otro doctor que la mira y me dice: ‘Está taquicárdica. Me mienten que está dormida con oxígeno, me mienten que está bien. ‘La nena está ácida, hay que esperar’, me dicen los doctores. Lo cierto es que se les fue la mano en la operación, le tocaron un órgano, se infectó la zona debajo de las costillas y se murió por septicemia. Me lo dijeron recién a las 6 de la mañana”.

El papá de Iara fue quien le comunicó la peor noticia de su vida a Fabiana: “Dejé la clínica para ir a bañarme y cambiarme. Estaba en la ducha cuando me sonó el celular. ‘Se nos fue. Recién me dicen los médicos que Iara falleció’. Eso me dijo. Salí de la ducha como pude, me puse cualquier ropa, la que encontré, pegué un portazo y salí a buscar un taxi desesperada, sin plata. Empecé a correr, encontré un taxi y llegué. Era verdad: Iara se nos había ido”, recuerda su mamá, quien sigue viviendo en la casa de avenida Colón y Américo Vespucio, donde recibió el llamado. Apenas la dejaron verla, con el mismo celular con flash, Fabiana le sacó las fotos más difíciles a su hija ya sin vida: Me la entregaron toda quemada en las orejas de la cantidad de veces que intentaron reanimarla. Ni siquiera me dieron el pésame”.

Luego de que Fabiana preguntara si podía donar los órganos, los médicos que están en instancias legales, le dijeron que no. “En ese momento supe que mi hija murió por mala praxis. Me ocultaron el cuerpo. Hicieron abandono de persona. 'Vamos a demandarlos ya', le dije a mi marido. Y fuimos", recuerda cuando llegó a la comisaría y la denuncia por presunta mala praxis alteró tanto al policía que redactó el caso que tipeó mal el nombre de la causa ("Prsunta mala praxis"), el nombre de la madre (Teresa Rabiana Díaz Pomano) y el nombre de la clínica.



"Intentaron callarme con plata: me ofrecieron un millón y medio de pesos. Durante este tiempo siempre llevé la pancarta con las fotos de mi hija a la puerta de la clínica. Estamos en juicio. Quiero que no puedan trabajar más esos médicos. Me enteré que tienen más casos de mala praxis. Intentaron callarme en 2013 con la plata, pero no me importa. Los abogados me amenazaron por teléfono. Sólo quiero justicia para mi hija”, jura Fabiana, la mamá, desde el cuarto de Iara en su casa de Colón y Américo Vespucio. “Duermo aquí, en su cama, rodeada de sus peluches. El otro día recién pude desprenderme de la última caja con su ropa, la que no le gustaba usar”, cierra y se despide: “Yo debiera estar pensando en organizar una fiesta de 15, pensar en el vestido, en los globos. En eso debiera estar pensando, pero aquí estoy, yendo con flores al cementerio Parque de las Flores. No es justo. Eso es lo que me quiebra, esa es la injusticia que siento".



Actualmente los médicos acusados por mala praxis se encuentran siendo enjuiciados en el fuero civil. Fueron sobreseídos en lo penal, pero la familia decidió apelar la decisión del juzgado.