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Una propuesta del ministro de Salud de la Nación pone en jaque al azúcar

Medidas

Adolfo Rubinstein afirmó en el inicio de su gestión al frente de la cartera sanitaria que su obsesión es terminar con la epidemia de obesidad.

Rubinstein propone gravar con impuestos a los productos con alto contenido de azúcar. Foto Diego Waldmann.





El flamante ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, sostuvo que una de sus obsesiones es terminar con la epidemia de obesidad, que registró un fuerte incremento, sobre todo en la población infantil. En el camino trazado hacia ese objetivo, propuso aumentar el impuesto interno al azúcar. 

Rubinstein egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1982. Luego de una larga trayectoria en la práctica e investigación médica, juró como ministro en reemplazo de Jorge Lemus. Durante una entrevista concedida a Clarín a tres días de tomar posesión en el cargo, hizo hincapié en uno de los temas de salud pública que está sobre el tapete: el aumento de los impuestos a las bebidas azucaradas para disminuir su consumo. 

 “Tenemos el mayor consumo de bebidas azucaradas per cápita del mundo. Un chico de 12 años consume todo el azúcar que la generación anterior consumía a lo largo de toda la vida. Esto se relaciona con la obesidad, la diabetes, la enfermedad cardíaca y algunos tipos de cáncer”, advirtió Rubinstein.

Consultados sobre si el aumento del impuesto a las bebidas azucaradas propiciará una baja en el consumo, analizó que "cuando sube el precio en bienes que no son primarios ni necesarios, disminuye el consumo. Pasa con el tabaco y con las bebidas azucaradas. Aumentás 10 por ciento el precio y se reduce entre 10 y 12% el consumo. Esto se ha hecho en México. Y ya se ve una reducción importante del consumo".

Sobre la propuesta de algunos especialistas que recomiendan que el impuesto suba a medida que se eleva el nivel de azúcar de la bebida, en vez de establecer un corte único en determinado nivel, el funcionario valoró que se trata de "un buen punto". "En realidad hoy, hasta donde se está trabajando, es un impuesto ad valorem: un porcentaje del precio, que pasa del 8 al 17%. La otra política, que es más efectiva, es la que aplicó México, que es un peso por cada litro de azúcar. Cuánto más azúcar tiene la bebida, más impuesto paga. Desde el punto de vista sanitario es más efectivo, pero hay que empezar de alguna manera. Y es una excelente medida, un camino que comienza", apuntó.

Otro de las variables a considerar es la posibilidad de que, ante una suba de precios, los consumidores elijan una segunda marca.  "Es una posibilidad. Pero la política fiscal no es la única herramienta. También hay que trabajar en el etiquetado frontal con advertencias sanitarias, donde dice ‘esto tiene mucha grasa, mucha sal o muchas calorías’. Fue un modelo exitoso en Chile y se está por aplicar en Uruguay. Brasil lo está considerando. Esto da señales muy fuertes al consumidor y también a la industria para reformular sus alimentos. Ya lo estamos discutiendo con muchos sectores y a nivel del Mercosur. Por otro, lado hay que promover los entornos escolares saludables, transformar los ambientes obesogénicos. Y trabajar en las políticas de publicidad y marketing", concluyó.