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Susana, con el corazón de bombera

Día del bombero voluntario

"Ser mujer o hombre en este trabajo exactamente lo mismo", dice una de las cinco bomberas que integran la Federación Tomas Liberti de bomberos voluntarios en Yerba Buena.




Susana Bazán, de 44 años, cree que las lágrimas y abrazo que le dió del parapentista al que le salvó la vida es la mejor paga que recibe por ser bombera.

Hace ocho años que encontró su vocación y, desde entonces, muchos le han preguntado por qué hace este trabajo, peligroso en algunos momentos, sin recibir una remuneración económica.

“Hay otro que nos paga; otro que nos está mirando siempre desde arriba”, dijo Susana, primera mujer integrante del Federación Tomás Liberti de Bomberos de Yerba Buena, y también ordenanza en el colegio Los Cerros.


Este cuerpo de rescate está integrado por unas 30 personas y en sus filas femeninas tiene, además de Susana, a Karen Antoni, Milagros Dopico, Magui Rodríguez y María José Juárez.

Ser hombre o mujer, entre bomberos, es exactamente lo mismo. Hay mujeres que tienen más resistencia que algunos hombres. Y otras que quizás no pueden cargar con la tijera hidráulica, por ejemplo, que es muy pesada porque sirve para cortar hierros como la puerta de un auto en un rescate. Pero el trabajo es el mismo”.


Susana dijo también que ella incentiva a que se sumen mujeres: “Estaba aburrida rodeada de bomberos. Entonces empecé a invitar a más chicas”. Así casi el 20 por ciento de las integrantes de este cuerpo son mujeres. Y sumando.

Tiempo atrás, no estaba ni ella. Cuando recibió la propuesta de incorporarse, sin pensarlo mucho contestó que sí. Entonces se capacitó durante un año para alcanzar el título y desde entonces se entusiasma cada vez que habla de la vocación que encontró cuando tenía 36 años.

“Esa adrenalina que nos corre cuando nos llaman por un accidente de tránsito, un rescate, un incendio. El pensar que hay personas vivas que podremos rescatar. Eso no tiene precio”, dijo Susana, que ahora es sargenta.


Algunos están un tiempo y se van del cuerpo. Susana tiene su teoría muy clara y quizás en ella se explica su convicción y permanencia: “El que nace para bombero no se va más de acá”. Y por eso tiene muchos motivos para seguir festejando el día de bombero -y de la bombera- como lo festeja hoy.

Ese “gustito por la emergencia” renace cada vez que tiene un nuevo rescate. Como le ocurrió hace un par de años: durante toda una tarde y toda una noche buscaron por los cerros a un parapentista que se había perdido: “Lo encontramos a las cinco de la mañana colgando de un árbol. Si se le cortaba el arnés, se caía al precipicio. Ese día volvió a nacer. Y nosotros estábamos ahí”.