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La carta de un damnificado de La Madrid para su hermano en Neuquén

inundaciones

Un madrileño publicó en Facebook la dura experiencia que le toca vivir nuevamente a la localidad tucumana.

Foto de Facebook.-





La Madrid pasa por estos horas momentos difíciles, luego de que el desborde del río Marapa provocara que el pueblo quede literalmente bajo el agua.
La desesperación, el dolor y solidaridad que los vecinos de la localidad que padecen y viven en estos momentos quedo reflejada en una cruda y triste carta que un damnificado por el temporal le escribió a su hermano, que vive en Neuquén, a través de Facebook.
En ella, César Carrizo le cuenta a Francisco Salazar como él, su familia y sus vecinos afrontar nuevamente las implicancias y las consecuencias de la naturaleza. 

La Madrid pasa por estos horas momentos difíciles, luego de que el desborde del río Marapa por la apertura de las compuertas del dique Escaba provocara que el pueblo quede literalmente bajo el agua.

La desesperación, el dolor y la solidaridad que los vecinos de la localidad padecen por estas horas, fue reflejada en una cruda y triste carta que un damnificado le escribió a su hermano, que vive en Neuquén.

César Carrizo le cuenta a Francisco Salazar cómo él, su familia y sus vecinos afrontan nuevamente las consecuencias de la naturaleza que los llevó a abandonar sus hogares e instalarse sobre la Ruta 157.

A continuación la carta completa:


CARTA A MI HERMANO GUEGUIN... Francisco Salazar

Querido hermano:

Te escribo estas líneas para contarte algunas de las tantas cosas que pasan en La Madrid, representando en vos, a muchos otros madrileños que con la misma angustia sufren a la distancia, que quisieran ya mismo dar un salto y estar codo a codo en nuestro amado pueblo.

Ayer llegamos con mi Mami, Faty, Nestor y Roxana como a las 14 hs y ya veíamos la enorme cantidad de agua al lado de la ruta por el Arroyo Matazambi. Entrar a La Madrid sabiendo lo que pasaba, te hace tragar saliva aunque vayas preparado para ver algo que se repite tristemente. Una saliva que se hace aún más amarga al observar las Familias sobre los costados de la Ruta, donde la incertidumbre se refleja en los ojos de los mayores, de los abuelos.

Y los niños? Ahí están, muchos riendo y corriendo en otra gran aventura, sin dimensionar lo que ocurre, como lo hiciste vos y yo en anteriores inundaciones.

Pasamos Don Yono despacito y llegamos a la entrada de nuestra casa. Una cuadra nada más nos separa de la ruta, 100 mts de agua marrón reflejando el horizonte de palmeras, casas y la gloriosa Escuela N 71. 

Solita, estaba la Mamá Yeya, porque Carlitos y el Emi estaban aún subiendo las cosas.

A la Fanny ya la habían fleteado con el TV bajo el brazo a Las Termas a la madrugada, cuando en pocos minutos, el agua comenzó a llegar a la casa. 

Luego fuimos también con Néstor y mí Mami a subir más cosas un poco más alto. Tome unas fotos del frente, desde el mismo lugar donde tomaron aquella foto en Febrero de 1992, con el Tío Pato, Tata y el Tío Freddy, que salió en la Portada de La Gaceta. Vos tenis dos añitos entonces.

Cortamos unas cañas y regresamos a la Ruta para armar una carpa. El agua no subió mucho ayer y todos albergabamos la esperanza de ese haya sido si máximo nivel.

Que te puedo contar que no sepas? Que el madrileño convirtió la Ruta en una Peatonal? Caminábamos como si estuvieramos de paseo, chusmeamos y compartiendo anécdotas y el pan o el agua que sobraba, que los chanchos seguían hociquendo al costado y que cada tanto los perros parecían más cuidados que las personas. Incluso rescataron uno que venían temblando sobre una batea.

En el lugar donde estaba Tina Alderete, la vecina, había cuatro loros, tres verdes y su hermano.

Cada rato pasaba alguno y te comentaba algo con la carita de misterio, como si tuviera el solo la noticia, y era la misma que nos habían dicho tres veces antes. Ese es el madrileño, que quiere ser primero en todo, hasta en estas cosas.

Anoche nos quedamos con el Emi y Carlitos intentando dormir en la oscuridad ventosa.

Hoy a las 07 hs comenzó a subir el agua y el movimiento por todos lados fue mayor, lentamente, como una víbora engañosa, esa agua marrón se apoderaba de la Ruta, mostrando cada tanto las ramas y objetos que arrastraba.

Leandro te contara como fue que rescató al Tío Pato de un vagón, sequito para tirarlo del bote luego sin querer. Hay de todo siempre.

El Emi con el Tío Pato y Rosi pasaron para el lado del Barrio y nosotros con la Mami y Carlitos ya no pudimos hacerlo en la camioneta, no nos dejaron pasar y nos vinimos para Monteagudo trayendo al Osito, gran guardián nocturno.

Hermano, quiero contarte algo muy valioso, que es la amistad y la solidaridad entre los madrileños, cuando es realmente necesario estar junto al otro, desde el gesto de informar, compartir agua y pan, acarrearte las cosas hasta nadar para ayudar a rescatar objetos de las casas. De eso hay mucho, pero se taparan por las otras acciones de algunos solamente, los mezquinos, los que acumulan donaciones solo para ellos sin compartir lo que evidentemente ya les sobra. Estas miserias humanas opacan aquella solidaridad tan necesaria en desgracias naturales como esta. Para el madrileño, se soporta mejor lo malo, si se lo sufre juntos, codo a codo. 

Haces mucha falta por aquí, porque sos de los que piensan en el otro siempre.

Pero estas allí y sé que con mucha impotencia por la distancia, apretando el puño, tragando saliva o transformando ésta en lágrimas. Nosotros te sentimos cerca siempre y aunque te cueste creerlo, estás con nosotros, hermanito querido.

Saldremos de esta nuevamente porque somos un pueblo en lucha y amamos La Madrid, aunque nos tape el agua, reconstruiremos lo nuestro.

Tú pensamiento y buena onda los sentimos y ayuda muchísimo saberse tan acompañados así.

Te amo, hermano. 

Aquí nos estamos cuidando, hace lo mismo allí en el Sur.