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Un proyecto para volver a ser el Jardín de la República

"UN ÁRBOL POR TUCUMANO"

El Gobierno de la Provincia empezó un plan de reforestación que pretende plantar un millón y medio de árboles en tres años.





Flores, arboles, espacios verdes, aire fresco y limpio. Un proyecto impulsado por el gobierno de la Provincia quiere cumplir este deseo de muchos tucumanos.  

Se trata de “Un árbol por tucumano”, el plan provincial de reforestación, puesto en marcha hoy,  que prevé llegar a plantar 1.500.000 árboles en todo el territorio provincial, durante tres años, y que cuenta con un  presupuesto de $3.000.000.

Ahora, ¿cómo se llevara a cabo este plan?

Mediante programas trimestrales de plantación, con plantines  provenientes de Vivero Provincial La Florida, que será reacondicionado para tal fin.

La primera etapa comenzó el 21 de marzo, fecha por el cual se celebra el Día Internacional de los Bosques. La segunda etapa está prevista  para Abril y Mayo de 2017, y así consecutivamente.

Con el fin de alcanzar esta meta, la participación de todos los ciudadanos juega un rol primordial.

“Para llegar a lo planificado, se debe crear un red de distribución entre las distintas instituciones (Escuelas primarias, secundarias, Viveros, Ministerios del Gobierno, entre otros) para que de esta manera se pueda repartir los árboles en cada comuna y municipio, generando la plantación y la reforestación que aspiramos", indicó el director de Flora y Fauna de la provincia, Eduardo Dietrich.

Tanto para San Miguel, como para todos los departamentos, el plan reúne las mismas condiciones y objetivos. Durante el primer trimestre, por el Sur de la provincia se plantarán ejemplares de Bauhinia, que tiene flores muy llamativas, de color rosa brillante o blancas. También se encontrará el famoso Palo Borracho, especie que se adapta muy bien al clima local, el Tipas que es originario del norte argentino, entre otros como los Lapachos amarillo y rosado para embellecer el jardín.

Al terminar la plantación, se seguirá con los distintos accesos a la Capital, riberas de los ríos, los ingresos a los pueblos y los bosques protegidos, que tienen la necesidad de ser cuidados para no permitir de deforestación.

Sumado a este ambicioso programa, el municipio planea incentivar la producción local, ya que solo se encuentra importando en un 20%. Para llegar a revertir este porcentaje, se deben cultivar arboles como los Eucaliptos y los Pinos, que son de rápido crecimiento en las  zonas verdes, según lo confirmó Agustín Per, secretario de Pablo Yedlin.

Son parcelas donde se plantará están divididas por mayor o menor crecimiento productivo. Las  verdes, están propensas a la máxima concentración de cultivo; luego las zonas amarillas, en las que no siempre se puede producir; y las rojas, donde es inexistente la producción.


¿Problemas?

Bajo todo este panorama de embellecimiento y crecimiento productivo, existe una problemática: en primer lugar, la ciudad está creciendo de manera descomunal ocasionando que los arboles tengan menos espacio para desarrollarse; en un segundo lugar el calentamiento global; por último la cultura del tucumano y su negatividad al arbolado.

Sobre esta expansión urbana, el profesor de la Facultad de Ciencias Económicas, Afredo Grau comentó que “esa dispersión urbana tomará décadas. Cada zona corresponde, en su mayoría, a terrenos agrícolas que se irán urbanizando de forma inevitable. Esto requerirá otros planes específicos para cada barrio nuevo”. Un proceso que es sinónimo del progreso de grandes barrios y propagación de ciudades. Las zonas de futura expansión urbana son, en su mayoría, terrenos agrícolas en la actualidad.

Además, Grau dijo que al estar en un clima subtropical, el calentamiento global es un fenómeno sobre el cual existe evidencia muy fuerte, ya que nos va a afectar particularmente en el NOA. El gran San Miguel de Tucumán al estar expandiéndose, la superficie aumento en un 400% aproximadamente desde 1972. Este crecimiento incide fuertemente en el efecto denominado "isla de calor", fenómeno de calentamiento asociado a la urbanización, aumento de las superficies con cemento, almacenamiento de calor en todas las estructuras construidas. Este crecimiento, aunque más moderado, va a continuar en los años venideros.

La subtropicalidad influye también en el crecimiento de los árboles. Crecen más rápido y más que en otros lugares, como por ejemplo, la tipa, un árbol bastante usado en avenidas en Buenos Aires, es más fácil de manejar y controla allí, que en Tucumán. Eso en lo negativo. Desde lo positivo, sería más fácil lograr un arbolado en menor tiempo. Con respecto a la cultura de Tucumán en relación al arbolado, es muy pobre.

“Es necesario cambiar esa cultura si queremos lograr un arbolado acorde a nuestras necesidades como centro urbano y paliar los tres factores de calentamiento mencionados que se suman”, agregó el referente. 

En ese sentido, el plan forestal de la provincia, propuesto por el gobernador, puede ser un factor muy importante para cambiar ese componente cultural negativo que está presente. Además del efecto sobre la temperatura, el arbolado tiene efectos psicológicos y sociológicos positivos sobre los habitantes de una ciudad. Esos efectos, más difíciles de medir, están siendo demostrados cada vez con mayor precisión por estudios médicos y sociales.