El juez Juan Ramos Padilla, en un fallo histórico, condenó a José Alperovich, exgobernador de Tucumán y exsenador nacional, a 16 años de prisión por múltiples delitos de abuso sexual agravado. La sentencia, emitida en junio por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional nro. 29, destacó la asimetría de poder entre el acusado y la víctima, su sobrina segunda y exsecretaria, quien sufrió los abusos entre 2017 y 2018.
Ramos Padilla, en sus fundamentos, subrayó la gravedad de los hechos y el contexto en el que ocurrieron. “
Medió violencia, abuso coactivo e intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad y de poder, aprovechándose de que la víctima no haya podido consentir los actos”, afirmó el magistrado, quien remarcó cómo Alperovich utilizó su posición de poder para someter a la joven en distintas ocasiones.
El juez describió las secuencias de abuso que tuvieron lugar en diferentes escenarios, tanto en Buenos Aires como en Tucumán. Los episodios se desarrollaron en el departamento del acusado en Puerto Madero, en una residencia utilizada para reuniones políticas en Tucumán, e incluso en un automóvil. Estos actos, según lo detallado por el magistrado, se realizaron “
imprimiéndole siempre a sus acciones una sensación de total impunidad en función del poder que ostentaba”.
En el proceso judicial, el testimonio de la denunciante fue clave para sustentar la condena. Ramos Padilla resaltó la importancia del relato de la joven, destacando la relación de dependencia y cercanía familiar que tenía con Alperovich. “
No solo era su secretaria, sino también su sobrina segunda”, explicó el juez, quien consideró que el acusado aprovechó esta relación para cometer los delitos de abuso sexual agravado.
Los fundamentos del fallo también incluyeron un análisis detallado de las pruebas presentadas durante el juicio. Ramos Padilla destacó que “
las características de su relato no han dejado espacio para falsedades y son sostenidas por pruebas de indiscutible eficacia probatoria”. Entre las pruebas más relevantes, el juez mencionó los testimonios de médicas que atendieron a la víctima y los informes del Cuerpo Médico Forense, que corroboraron los abusos.
El magistrado desestimó la acusación de la defensa, que sugirió que la víctima podría haber tenido intenciones de “negociar” a cambio de no continuar con la causa. Ramos Padilla señaló que, por el contrario, fue Alperovich quien intentó negociar en diversas ocasiones para evitar la denuncia. “
Veremos que el que pretendió negociar fue Alperovich, primero con el fin de evitar la denuncia y, al final del debate oral, declamando que era víctima de una operación política”, enfatizó el juez.
El impacto psicológico y emocional que los abusos tuvieron sobre la víctima también fue objeto de análisis en los fundamentos. El juez subrayó cómo la joven quedó “
imposibilitada para denunciar frente a la agresión sufrida por temor, vergüenza, sentimientos de culpa, el debilitamiento de la autoestima, la asimetría de poder, la relación de dependencia o autoridad”. Estas circunstancias, según Ramos Padilla, explican por qué la denunciante no reveló los hechos inmediatamente después de que ocurrieron.
Ramos Padilla también destacó el contexto de poder y la influencia que José Alperovich ejercía en Tucumán y a nivel nacional, elementos que fueron corroborados por múltiples testigos durante el juicio. El juez describió al acusado como “
alguien que fue tres veces gobernador de la provincia, senador nacional, ministro provincial, con amplias relaciones sociales y políticas, con una inmensa fortuna”. Esta posición de poder, sumada a la diferencia de edad y experiencia laboral con la víctima, reforzó la asimetría en la relación, lo que facilitó la comisión de los delitos.
El fallo también incluyó una evaluación de los mensajes de texto intercambiados entre la víctima y Alperovich, los cuales fueron incorporados como pruebas. Según Ramos Padilla, estos mensajes demostraron cómo la joven “
se sintió atrapada” por la situación, lo que contribuyó a su incapacidad para resistir o denunciar los abusos en el momento en que ocurrieron.
El juez concluyó que la víctima presentó un relato detallado y coherente de los hechos, sin evidenciar ninguna intención de obtener un beneficio personal o vengarse del acusado. “
No sólo al narrar los hechos y sus detalles, sino que apareció ajena a cualquier pretensión espuria de lograr un beneficio, una venganza o cualquier otro provecho”, afirmó Ramos Padilla.
El tribunal consideró probado que, en repetidas ocasiones, José Alperovich cometió abuso sexual agravado mediante violencia, intimidación y aprovechamiento de su autoridad. El juez destacó que “
Alperovich abusó de su sobrina segunda valiéndose de la asimetría de poder que tenía frente a ella”. Esta conducta fue calificada como agravada debido al contexto en el que se desarrolló y las consecuencias que tuvo para la víctima.
Además de los abusos físicos, Ramos Padilla señaló que la joven sufrió constantes humillaciones y comentarios degradantes por parte del acusado, tanto en privado como en público. “
Es importante recordar que gracias a todos esos mecanismos que el condenado utilizó –humillaciones, degradación privada y pública, afectaciones a la autoestima y cosificación, entre otros-, logró perpetrar los hechos”, añadió el magistrado.
El juez también se refirió a las secuelas físicas y psicológicas que la víctima padeció durante y después de los abusos, enfatizando el impacto duradero que estos hechos tuvieron en su vida. “
Debió afrontar todas las consecuencias que para una víctima de esta clase de hechos acarrea un proceso penal, debiendo someterse a constantes requerimientos que no hicieron otra cosa más que generar su revictimización”, añadió Ramos Padilla.
Finalmente, el juez condenó a José Alperovich a 16 años de prisión, teniendo en cuenta su rol como exgobernador de Tucumán, senador nacional y figura de poder en la provincia. Ramos Padilla criticó el aprovechamiento que Alperovich hizo de su posición y la confianza que había establecido con la víctima. “
Traicionó ese lazo de afinidad –mediante el cual, por sí o por sus intermediarios, a la par que sucedían los hechos, le prometía que siempre la cuidaría y que a su lado siempre estaría protegida- y así perpetró los hechos en cuestión”, explicó el juez.
El fallo también mencionó la actitud de Alperovich tras conocer la denuncia, señalando que actuó “con crueldad” al revelar el nombre y apellido de la víctima, una acción que Ramos Padilla condenó duramente. “
Sabido es que la calidad de funcionario público implica, frente a toda la sociedad, un deber de obrar con una exigencia mayor a la de los demás en lo que hace al cumplimiento de las normas que rigen nuestro ordenamiento. Sin embargo, Alperovich abusó de su inmenso poder e influencias”, concluyó el magistrado, reafirmando la gravedad de los delitos y la importancia de la condena impuesta.