"Es un terrorista emocional": Kikín desnuda al yanqui que se quiere casar en Tucumán y pide deportarlo
La historia de Alan, el extranjero ofrecía un departamento a cambio de casarse con una tucumana, parecía un cuento de hadas y ahora pinta para un escándalo. El conductor hizo una grave acusación y reveló la farsa: “Este no se quiere casar, quiere ser famoso”.

Lo que pintaba como una extraordinaria lluvia de inversiones derivó en un escándalo que sacude a toda la provincia. Es que, según parece, los tucumanos hemos sido engañados y lo que parecía un verdadero cuento de hadas resultó un vil engaño. Días atrás, el estadounidense Kyle Walls, mejor conocido como Alán Paredes, convulsionó la provincia al lanzar a través de las redes sociales una singular propuesta: comprarle un departamento de 50 millones de pesos a la tucumana que acepte casarse con él. El yanqui desfiló por los medios locales promocionando su iniciativa y le llovieron las propuestas. Entre los que picaron el tentador anzuelo estuvo el conductor Kikín Díaz quien decidió apostar al amor (y sobre todo al dólar), pero perdió. Ahora, la celebridad mediática hizo una grave denuncia donde desnuda los planes ocultos del yanqui y comenzó una campaña para deportarlo de nuestro territorio.
Entre la profunda crisis económica que atraviesa el país, la aparente transparencia de esos ojos encantadores, la tonada con sonido a divisas y la generosidad de la propuesta; se hacía muy difícil no caer en la tentación de una iniciativa que muchos vieron como un boleto al sueño de la casa propia. Como si se tratará de la versión autóctona de “El estafador de Tinder”, la historia de Kyle era tan seductora como fantástica: un estadounidense fanático de Sandro que conoce Tucumán, se enamora de estas tierras, y quiere abrir su restaurante de comida mexicana en la provincia, pero, para lograrlo, necesita conseguir los papeles que acrediten su residencia. Tras insistentes gestiones en migraciones, decide allanar el camino burocrático y casarse con una tucumana. A cambio del favor, ofrece un departamento. Con una mano en el corazón: ¿Quién no agarraría viaje?
Ante semejante ofrecimiento, Kikín se mandó de cabeza como abeja a la achilata y se postuló como candidato. En su visita al programa La Tarde del 10, el yanqui no sólo aceptó diversificar la convocatoria para incluir también a hombres en su búsqueda, sino que ubicó al conductor tucumano primero en el ranking de postulantes. “Me ofrecí como un tributo, tipo los juegos del hambre, porque la oferta era un canto de sirenas”, confiesa el tucumano quien le prometió a Alán “humor, memes y risas”. Ante las cámaras de televisión, al estadounidense pareció cerrarle el negocio acaso seducido por el explosivo carisma de Kikín que hasta llegó a dedicarle un tema de Sandro.
Después de su participación en el programa, hubo fotos compartidas en las redes y un intercambio de mensajes privados entre el yanqui y el tucumano. Todo parecía indicar que la cosa iba enserio, pero es sabido que, cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía. Y en Kikin se activaron las red flags que lo pusieron en alerta: “Cuando lo vi en vivo dije ‘tiene lindos ojos’ y me pareció simpático. Yo lo quería invitar a comer un sánguche de milanesa, pero después, viendo sus redes, me dije este puede ser un psico… los yanquis no sabés con qué te pueden salir. Además, convengamos que la historia es sospechosa. Creo que, si venís con dólares a Tucumán, no necesitás la ciudadanía para poner un negocio… De pronto viene un profesor de baile de Indiana que quiere poner un local de tacos en Tucumán… mmm no sé, es raro”.
Fue la actitud de Alan en las redes la que terminó de deschavarlo: “La simpatía le duró lo que le duraron los 15 minutos de fama porque empezó a maltratar a las chicas que se ofrecían para casarse en los comentarios, les decía que eran feas… empezó a bardear mal a la gente y lo empezaron a cancelar. Creo que se subió en al show de la tele… este no se quiere casar, quiere ser famoso. En dos días obtuvo 30.000 seguidores en las redes, pero parece que ya se cansó de lo mediático y subió una publicación ofreciendo clases de inglés. También hizo un posteo en el que retiró la oferta que había hecho”.
“Es un terrorista emocional que jugó con las esperanzas de los tucumanos y de las tucumanas, ahora, como ya tiene 40 mil seguidores, decide abandonar el juego mediático. El tipo nos hizo una estafa piramidal, tipo fondos buitre. Para mí esta es una estrategia de marketing, él intenta posicionar una marca en un lugar como Tucumán que funciona como una especie de dimensión desconocida porque sabemos que acá pueden pasar cosas bizarras, paranormales y esotéricas. Me parece que en este caso hubo un poco de pensamiento mágico, crisis económica y también esa esperanza de Susanita de casarse y demás”, comenta Kikín.
Ante la certeza de que todo se trató de una farsa, el conductor no se quedó de brazos cruzados y lanzó “Yanqui go home”, una campaña para expulsar al yanqui del territorio provincial: “Lo deportemos, lo mandemos a Santiago y que se hagan cargo los santiagueños. Acá lo recibimos muy bien y el tipo nos falta el respeto de esa manera. Cuando vi que el chabón es un estafador emocional entonces dije que se vaya a buscar fama a otro lado. A los tucumanos nos pasan muchas cosas, ya pasó lo de Intense Live, lo del sánguche de milanesa a $1,50 del otro día… no estamos como para caer en una estafa más”.
Según Kikín, aunque el estadounidense haya hecho semejante iniciativa fraudulenta para obtener fama, lo cierto es que tampoco le ve mucha uña de guitarrero: “Más allá de cierta simpatía, no tiene mucha pasta de mediático porque no tiene humor, es alguien que se enoja rápidamente y termina insultando. Además, tampoco creo que sea bailarín como dice, en el programa lo hicimos bailar la pollera amarrilla y no se veía coordinación ni despliegue coreográfico, no se veía ahí una gran destreza en la danza”.
Para el conductor, engaños como el urdido por Alan a los tucumanos son una consecuencia de esta era de la postverdad donde todo lo que circula en las redes se presenta como cierto: “Con una situación como la que está pasando el país y el déficit habitacional que hay, la gente cree que esa puede ser una salida. La esperanza de alguna gente es genuina; la gente se ilusiona y hasta ahora este tipo no ayudó a nadie más que a sus cuentas. Además, como diría Cristina: ‘¡Qué vocación de colonia, hermano!’ imaginate si un yanqui te va a venir a salvar así de arriba. Es un poco iluso y es un clima de época también que aparezcan estos personajes. Hay que estar alertas y no comprar todos los buzones que nos intentan vender”.
Con cierta resaca de la desilusión amorosa a cuestas y un claro afán de denuncia, Kikín desnuda al yanqui que, al final de cuentas, resultó más falso que dólar rojo. Y aprovecha la ocasión para levantar aquellas viejas y sagradas banderas que rezan: Patria sí, colonia no.