Bienvenidos a la tierra de la achilata: el helado preferido de los tucumanos
El manjar característico de nuestras tierras desde la mirada del Observatorio del Signo Tucumano (OST). Golosina, postre, alimento necesario. Nuestra identidad analizada por Germán Luft

La achilata y la identidad tucumana
Pocas cosas, además del sánguche de milanesa, el panchuque y las empanadas, nos identifican tanto como la achilata.
El Pequeño Diccionario Ilustrado de Tucumano Básico, de Miguel Martín nos indica: Achilata: Sorbete tercermundista de colorante, agua y algo de azúcar. De venta callejera.
“Granita” en Italia, “raspado” en México, Perú y Cuba, la achilata es nuestro helado.
Su color fucsia es lo que más llama la atención. Un producto muy popular de los vendedores ambulantes. “Acá en Tafí Viejo la venden en un kiosco y también pasa un hombre con una bicicleta vendiendo. Oscar, achilatero hace más de 30 años, nos cuenta: “la achilata vuela”, la prefieren sobre los helados de crema. Pero ¿qué tiene la achilata? ¿de qué está hecha? ¿cómo se la fábrica?
Julio Romano, otro achilatero, nos revela un secreto: la achilata es un helado de agua, se elabora con hielo picado, jugo de frutilla, granadina y endulzantes (azúcar de caña, preferentemente). Cuando se logra una mezcla homogénea, se prensa en moldes o se guarda en el congelador hasta el momento de servirse. Se ha popularizado tanto que hoy es común encontrar fábricas de achilata y servicios de achilata a domicilio o para eventos sociales. A la salida de los colegios y de las canchas le pelea codo a codo a otras opciones para refrescarse. Calma el calor, calma la sed, se sirve en vasitos de cucurucho o de telgopor.
Respecto del origen del nombre: todos los caminos conducen a Roma
Los orígenes de la achilata se remontan a la época de la inmigración italiana en Argentina. Muchos testimonios coinciden con un italianismo por el parecido de la fonética “hay gelato” y que por deformación de los pregoneros locales derivó en achilata. La segunda sostiene que la comenzaron a fabricar unos italianos y la preparaban en un tacho de acero inoxidable que tenía una tapa, sobre la misma aparecía la inscripción de “achilat, con terminación T.
El interés turístico municipal presente
La iniciativa fue elaborada por el concejal Emiliano Vargas Aignasse. La misma impulsa la regulación de la actividad por parte del Sindicato de Vendedores Ambulantes (Sivara) quién designa a los comerciantes. Los vendedores deberán trabajar con un uniforme estipulado por la municipalidad de la capital tucumana y recibirán más beneficios al estar registrados como monotributistas. El autor de la ordenanza expresa "tendemos a tucumanizar expresiones, la achilata forma parte de la cultura de la población. Se trata de valorizar lo nuestro y la cultura de los alimentos. Es muy importante tener una visión turística"
Lo cierto es que, con un poco de labia de los vendedores, más la avidez de los turistas por vivir, sentir y probar lo más autóctono, la achilata es contenido de tendencia de youtubers y tiktokers. Tanta es la pasión por este helado que Gustavo Fabián le dedicó un tema “El Achilatero”. Aguante la achilata.
Con este artículo damos comienzo a una serie de crónicas del Observatorio del Signo Tucumano (OST): un ejercicio de reconocimiento y celebración de nuestras singularidades.
Germán Luft
Es Licenciado en Diseño Gráfico, graduado de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA, 2001). Profesor Asociado de UNSTA desde 2005 en la Facultad de Ingeniería de las Lic. en Diseño Gráfico y Diseño Multimedial en las materias: Publicidad, Marketing, Diseño y Comunicación IV y Emprendedurismo. Fundador y Presidente del Colegio de Diseñadores Gráficos de Tucumán (2015-2019), integrante de la primera Comisión Directiva. Interesado en el mercado de las artes visuales contemporáneas de Tucumán brinda asesoramiento como gestor cultural independiente.