Libreros tucumanos rechazan la derogación de la Ley del Libro: "Significa un empobrecimiento cultural"

El proyecto titulado “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” que el presidente Javier Milei envió al Congreso el pasado miércoles –mejor conocida como “ley ómnibus”– propone una reforma total del Estado mediante la declaración de emergencia pública en diversas áreas hasta diciembre de 2025. De aprobarse, el Poder Ejecutivo quedaría habilitado para asumir facultades legislativas. El documento entregado al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, por el ministro del Interior, Guillermo Francos, contiene 664 artículos y entre las numerosas áreas afectadas figura la industria del libro.

El artículo n° 60 establece: “Derógase la Ley N° 25.542 de precio uniforme de venta al público de libros”. La norma conocida como Ley de Defensa de la Actividad Librera está inspirada en la Ley Lang sancionada en Francia en 1981 y, en esencia, busca proteger a pequeñas y medianas librerías frente a las lógicas comerciales de los grandes actores como cadenas o supermercados. Existe un consenso a nivel mundial sobre la necesidad de proteger a los comercios pequeños y medianos del rubro: países como España, Italia, Alemania, Noruega, Japón, México o Corea del Sur coinciden en la promoción del libro como un bien cultural esencial.

Por este motivo, los libreros tucumanos se mantienen en estado de alerta y expresan su preocupación. Emanuel Frangulis, de la librería El Griego, habló con eltucumano.com y explicó en que afectaría la derogación de esta ley y cuál es hoy su importancia, sobre todo en Tucumán.

“Los y las libreros, los y las editores, los y las escritores, estamos en estado de alerta porque la ley 25.442, que es la ley que protege la actividad del libro, es una ley que ha dado un marco regulatorio entiendo que, en la economía aquello que uno llama el mercado, como si fuese una entelequia que no existe, en realidad es la participación de diferentes actores económicos en un lugar donde se establecen intercambios o producción de bienes y servicios. Ese mercado concurrencial que Adam Smith alguna vez pensó ya no existe más, porque no vas al mercado de igual forma vos que los grandes grupos económicos. Esto sucede también en la actividad del libro”, afirmó en primer lugar Frangulis.

Y explicó que lo que hizo la ley del Libro “fue unificar los criterios, poner reglas parejas para todos, entonces evitábamos que las grandes cadenas de editoriales hagan grandes zancadillas a las editoriales independientes, lo mismo sucedía con las librerías, y lo mismo termina sucediendo con el público, porque entre otras cosas te establece lo que se llama el precio de venta público, conocido por sus siglas PVP, eso significa que en la Argentina, hasta ahora, el libro tenía un precio puesto en tapa que las librerías deberíamos respetar de Ushuaia a la Quiaca. O sea, todo aquel libro que estuviera en catálogo tiene el mismo precio en todos lados, eso permite que la competencia entre libreros y librerías sea más pareja, y también protege la actividad de los editores y los escritores”.

Y agregó: “No es lo mismo que vos vayas achicando el estado y que los grandes se vayan comiendo como pulpo, porque después los escritores independientes no tienen un lugar donde publicar, porque están fuera del marketing local, están fuera de los consumos masivos, o sea también termina significando el empobrecimiento cultural en su diversidad para quienes hoy somos gustosos de los diferentes consumos culturales”.

Por otro lado, expresó que “habría que tener una discusión en términos de legalidad constitucional porque desde el año 94 la República Argentina incorpora con rango institucional una serie de pactos internacionales. Esos pactos garantizan, entre otras cosas, el acceso a la cultura desde la producción, dirección, generación y consumo. Imagínate que hoy para el marketing local no es viable económicamente un escritor o escritora sería una voz que se perdería en los libros”.

“Las grandes espaldas económicas trabajan a perdida un tiempo y vos decís, che la próxima semana tal cadena editorial baja ostensiblemente todos los precios de los libros, funde a todas las pequeñas librerías y después sube los precios, o sea termina siendo pan para hoy, hambre para mañana. Entonces vos decís viene una empresa y vende bajo costo un libro, funde a las pequeñas librerías, lo cual además genera desempleo, genera que se pierdan voces, y después sube los precios y los pone como se le da la gana. Esto ha pasado en la Argentina y en el mundo, no es nuevo. Eso lejos de alentar lo que sería la competencia, en realidad lo que está haciendo es concentrar la actividad económica”, aseveró.

Y sostuvo: “Yo creo que debemos dejar de pensar nuestra vida cotidiana y nuestra economía desde la competencia y empezar a pensarla desde la colaboración, yo si creo que se puede realizar un camino de análisis de costo para ver cuál es el precio justo de los productos. Ahora yo no creo una competencia donde los que competimos no somos iguales, por eso el estado”.

Sobre la profesión del librero, que se vería afectada dijo: “Se ha ido dando un proceso donde hay menos libreros y menos librerías, hay mucho deposito de libro que despacha en venta, pero eso no es una librería para nosotros, es como una especie de supermercado. El librero, la librería es el lugar donde vos vas a discutir aquello que las letras dicen, donde vas a plantear tus inquietudes, donde no le tenés miedo a la democracia, la democracia también es la discusión”.

Por último, se refirió a la eliminación del Instituto Nacional del Teatro y del Fondo Nacional de las Artes, y a la quita fondos a la música, el cine y las bibliotecas populares. 

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