"Es un reverendo hijo de p…": la increíble historia que reveló la periodista Mariana Romero
Todo sucedió el martes en el mismísimo penal de Villa Urquiza. Fue cuando un grupo de personas fue a hacer una visita. Y el final es de película.

La periodista Mariana Romero reveló en primera persona una increíble historia, una más que tiene como escenario al mismísimo penal de Villa Urquiza. “Ayer, un grupo de personas ingresó al penal de Villa Urquiza a hacer una visita. Una vez adentro, revelaron su verdadera identidad: eran agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y venían a buscar a un preso. Y un teléfono. Es el comienzo de esta increíble historia”.
La colega de América Tucumán y Los Primeros hizo un poco de historia a través de un fascinante hilo de Twitter: “Esta historia comienza a finales del año pasado, cuando la Fundación María de Los Ángeles comienza a recibir datos de ‘privados’ en los que se estaría explotando sexualmente a mujeres. Dio aviso a la Justicia Federal y el fiscal Agustín Chit tomó la posta”.
Y aquí es cuando aparece el primer protagonista de esta increíble historia: “El fiscal Chit dispuso que entre en acción lo que se llama un ‘agente revelador’. Un miembro de la PSA se creó un perfil de ‘cliente’ (no se les debería llamar clientes) y se puso en contacto vía virtual. Recabó mucha información, pero le faltaba algo fundamental: un Nº de teléfono. Hasta que lo consiguió. La Justicia Federal tomó dos determinaciones: la primera, intervenirlo (hacerle escuchas). La segunda, ubicarlo. Y las antenas de telefonía daban una localización en la zona de la cárcel”.
¿Cómo este “agente revelador” consiguió el teléfono clave para desbaratar esta banda? “Después de mucha investigación, dieron con la identidad de la persona que regenteaba los prostíbulos. Era Walter Ayala y estaba en la cárcel condenado por trata de personas”.
“Lo cierto es que la cárcel de Villa Urquiza es inmensa y, si caía un allanamiento en la entrada, allá al final se iban a enterar e iban a descartar el teléfono, prueba fundamental para este caso. Y al teléfono había que conseguirlo”, explica Mariana. “Y lo consiguieron (a teléfono). Lo tenía Ayala que, tras su condena, había accedido a algunos beneficios por buena conducta en el penal. Entre ellos, un espacio distante dentro del penal y una celda compartida solo por un compañero. Además, la posibilidad de tener teléfono, práctica que se generalizó durante la pandemia”.
“De acuerdo a la hipótesis fiscal, Ayala regenteaba los prostíbulos por teléfono junto a su pareja, Alejandra Beatriz Galván, también condenada por el mismo delito pero ya en libertad con condena cumplida. Ambos, siempre de acuerdo a la fiscalía, explotaban a las jóvenes en complicidad con una tercera mujer. Los tres quedaron detenidos (Ayala ya estaba preso pero quedó incomunicado). Mientras tanto, la PSA comenzaba cuatro allanamientos en simultáneo en distintos puntos de la ciudad, en los que logró rescatar a siete víctimas”.
¿Qué debate reabre esta incréible historia de un agente infiltrado en la cárcel de Villa Urquiza para encontrar el teléfono por el cual se lideraba una red de trata de personas? Justamente eso: el teléfono. Lo decía Susana Trimarco en latucumana el lunes al cumplirse 21 años sin Marita Verón: “Los delincuentes que están presos quieren la domiciliaria para seguir explotando a las mujeres”. Si ya lo hacen por celular desde Villa Urquiza, imaginemos qué harían en libertad condicional o desde sus casas.
“Esta historia vuelve la mirada sobre un debate que todavía no está cerrado: el del uso de celulares desde las cárceles. ¿Se puede restringir libertades que no sean las ambulatorias? ¿Se puede presuponer que un preso con un celular volverá a delinquir y negárselo “por las dudas”? ¿Cómo es posible que el servicio penitenciario evalúe con buena conducta a un interno que en realidad está delinquiendo en sus propias narices? ¿Puede detectarlo o es imposible? Pero hay algo de lo que sí estoy muy segura: el que gana plata explotando sexualmente a mujeres vulnerables es un reverendo hijo de puta”.
Ayer, un grupo de personas ingresó al penal de Villa Urquiza a hacer una visita. Una vez adentro, revelaron su verdadera identidad: eran agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y venían a buscar a un preso. Y un teléfono. Es el comienzo de esta increíble historia pic.twitter.com/wZSiI9g2UV
— Mariana Romero (@MarianaR31) April 5, 2023