El legado de Belgrano en Tucumán: un triunfo, un amor y el dinero que donó
Se lo asocia a la creación de la bandera nacional, pero la figura de Manuel Belgrano es la de un prócer que pensó un ideal de nación. Su paso y su legado en la provincia donde se construyó una de las escuelas que donó. La mirada de los jóvenes tucumanos

Foto: https://www.smt.gob.ar/
Los actos oficiales y escolares nos recuerdan cada 20 de junio, fecha de su fallecimiento, a Manuel Belgrano como el artífice de la bandera nacional, pero su figura como militar, político y estadista que pensó un ideal de nación trasciende el rol de creador de la enseña patria. En esa formación del prócer para la posteridad, Tucumán fue un lugar central para la construcción de su figura heroica y también en su vida personal. No sólo porque acá triunfó en una de las batallas más importantes de la lucha independentista, sino que acá también se enamoró y acá perdura su legado en una escuela construida gracias a una generosa donación de su parte. Un documental retrata cómo lo recuerdan las nuevas generaciones de tucumanos.
Belgrano triunfante en la más gaucha de las batallas
En palabras del abogado e historiador Vicente Fidel López, la Batalla de Tucumán fue "la más gaucha de todas las batallas". El propio Manuel Belgrano, señaló López, no tenía la certeza del triunfo aquella tarde del 24 de septiembre de 1812.
Belgrano arribó a Tucumán el 11 de septiembre conduciendo a 1.600 soldados junto con los jujeños, que tras el Éxodo seguían al Ejército del Norte en su retirada hacia el sur. La orden del Gobierno Central era clara: retroceder hasta Córdoba y no arriesgar las tropas ante el acecho del ejército Real, que conducían Juan Pío Tristán y Moscoco y que contaba con 3.300 soldados en sus filas, dos escuadrones de caballería y trece cañones. Un ejército poderoso para la época.
Al enterarse de la presencia del General en estas tierras, el pueblo tucumano se organizó y se puso a su disposición buscando no verse obligados a correr la misma suerte que los jujeños. La adhesión total de Tucumán a la Revolución de Mayo (a diferencia de Salta) hacía temer al enseñamiento de Tristán y los suyos. El pueblo de Tucumán se puso al servicio de Belgrano para ayudarlo de todas las formas posibles a llevar adelante una verdadera patriada, teniendo en cuenta que el ejército belgraniano se encontraba en clara desventaja respecto a los españoles en todos los aspectos posibles.
Los documentos escritos que se conservan sobre aquella jornada dan cuenta de que el ejército Realista arribó a la zona de lo que actualmente es Los Nogales buscando ingresar por el acceso norte de San Miguel de Tucumán o virar hacia el oeste, hacia el sur de la actual localidad de El Manantial. Para llegar hasta el pueblo se debía cruzar un desvencijado puente de madera que alcanzaba el paraje por entonces conocido como Campo de las Carreras, al sudoeste del casco histórico y céntrico de la capital tucumana.
Tristán decidió reposar en Los Nogales y no avanzar, mientras el Ejército del Norte aguardaba indicaciones del General. Cuentan que Belgrano instruyó a un joven tucumano, Gregorio Aráoz de Lamadrid, para que junto a doce Dragones de la Patria determine cuáles fueron los movimientos del enemigo: Tristán levantó campamento y tomó el Camino del Perú, por lo que se esperaba que se apareciera por el Campo de las Carreras, a espaldas de Belgrano y los suyos.
En las primeras horas del 24 de Septiembre de 1812 Belgrano ordenó al Ejército Patriota ocupar posiciones en el norte de la ciudad, sorprendiendo a los realistas que no habían completado el despliegue de sus armas. Belgrano ordenó al Teniente Coronel Balcarce al mando de la caballería de su ala derecha atacar el flanco izquierdo realista y a los batallones de Infantería Nro 6 y de Cazadores, al mando del Teniente Coronel Warnes y del Mayor Torres, respectivamente, que hicieran lo propio con el centro y el ala izquierda enemiga.
Esto desconcertó al ejército de Tristán e incluso permitió la captura del coronel Superí, jefe del Batallón de Infantería de Castas. Los realistas intentaron seguir atacando, pero sus hombres estaban desordenados por la sorpresa.
Otro factor muy importante, además del viento y de las langostas, fue la acción de la caballería gaucha, tucumana en su mayor parte, del ala derecha. Esta llevó su carga sobre el enemigo, de un modo formidable. La caballería enemiga de Tarija, al verlos llegar, se asustó y huyó. Ni la infantería española pudo contenerlos: pasaron por encima y, cuando se dio cuenta, los encontró a su retaguardia.
Los patriotas se fortalecieron en el centro de la ciudad a órdenes de Díaz Vélez, mientras Belgrano desconocía el inminente triunfo mientras estaba fuera de la ciudad y replegado hacia el sur.
La mañana del 25, el Coronel Moldes le ofreció la rendición a Pío Tristán, quien respondió: “El Ejército del Rey nunca se rinde”. Sin poder reunir a sus efectivos, los realistas iniciaron el repliegue hacia Salta, perseguido por Díaz Vélez.
Belgrano ingresó a la ciudad reuniendo a todo su ejército para nombrar a Nuestra Señora de Mercedes como Generala del Ejército, y le entregó su bastón de mando para la procesión en su día.
Su amor en Tucumán
Cuentan los historiadores que Manuel Belgrano encontró a uno de los grandes amores de su vida en Tucumán. Se trataba de María Dolores Helguero, con quien tuvo a Manuela Mónica. Según el historiador Felipe Pigna, con ella "vivió un romance marcado por la guerra". "Los padres obligaron a María Dolores a casarse con otro hombre, al que ella no amaba, que al poco tiempo la abandonó. Belgrano y su amada volvieron a verse, pero no pudieron casarse porque, a los efectos legales, Dolores seguía casada con su ex marido", indicó en un artículo publicado por el diario Clarín.
Sin embargo, tendrían una revancha. En un artículo Cecilia Guerra Orozco precisó: "Cuando Belgrano volvió a Tucumán con motivo del Congreso General Constituyente en 1816, volvió a encontrarse con su amada. A pesar del amor que sentían el uno por el otro, y aunque Dolores no estuviera con su marido, no podían contraer matrimonio ya que ella seguía atada a aquel hombre a quien nunca quiso y la abandonó. Belgrano vivió en nuestra provincia entre 1816 y 1819. En mayo de 1819 nació Manuela Mónica, hija de su amor con Dolores".
Ese año, Belgrano debió regresar a Buenos Aires por cuestiones de salud. Aunque en su testamento el creador de la bandera no mencionó a Manuela como su hija legítima, "'le pidió a su hermano y albacea, Domingo Estanislao, 'que secretamente, pagadas todas sus deudas, aplicase el remanente de sus bienes a favor de una hija natural llamada Manuela Mónica que de poco más de un año había dejado en Tucumán'", según consignó Pigna en su texto sobre este romance.
Manuela, señaló por su parte Orozco en su trabajo, "se casó en 1853 con Manuel Vega y Belgrano, su sobrino político, con quien tuvo tres hijos y falleció en febrero de 1866".
La generosidad y el legado de Belgrano
Luego de la importante victoria en la Batalla de Tucumán, Manuel Belgrano se dedicó a instruir y armar a sus tropas y avanzó hacia Salta, donde también derrotó a los realistas, ya en febrero de 1813, retomando el control de la región. Entonces, la Asamblea Constituyente premió a jefes y soldados y obsequió a Belgrano un sable con guarnición de oro y cuarenta mil pesos (equivalente a 80 kilos de oro). Pero Belgrano respondió con abnegación y desinterés, ya que creía que el dinero degradaba la virtud y el talento entregado en defensa de la revolución. Por eso, decidió donar el dinero para que se construyan cuatro escuelas públicas en las que actualmente son las provincias argentinas de Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero y el departamento boliviano de Tarija.
En Tucumán, en 1998 se concretó la primera etapa de la Escuela de la Patria (Comercio 3) situada en Barrio Sur, de la capital tucumana. En uno de sus últimos decretos como gobernador, Julio Miranda le quitó a la institución gran parte de sus terrenos. La Comisión Histórica denunció en aquel entonces un faltante de casi 300.000 dólares destinados por Nación para las obras que no se ejecutaron.
El legado de Belgrano no es sólo material, sino que muchos de sus ideales continúan movilizando a las nuevas generaciones de tucumanos. Así quedó retratado en la serie documental “Belgrano. La Nación soñada” dirigida por el realizador tucumano Luis Sampieri y de la que participan estudiantes de distintas escuelas de la provincia.
Mirá uno de los capítulos de “Belgrano. La Nación soñada”: