"Estoy desesperado": el pedido urgente de Lucas para conseguir un medicamento
Lucas Vieira sufre una enfermedad que le genera rigidez en los músculos y hace más de un año que no consigue en ninguna parte el único remedio que lo alivia. Su lucha por vivir mejor y un pedido que nadie escucha: “Ni a nivel nacional ni provincial me dieron una respuesta”.

Lucas y un pedido sin respuestas.
Al nacer de manera prematura, Lucas Alberto Vieira pesó apenas 800 gramos. Su condición de niño con seis meses de gestación deparó en una serie de dificultades físicas como problemas psicomotrices y un diagnóstico temprano de espasticidad crónica, es decir, que sus músculos se vuelven más rígidos y tensos. Desde muy chico, Lucas convivió con esa patología, pero, al llegar a la adolescencia, los síntomas empezaron a volverse más evidentes. Hasta que no tuvo más opción que someterse a un tratamiento médico con determinados fármacos que le ayudaban a mejorar su calidad de vida. Hace más de un año, uno de esos medicamentos ya no se consigue en ninguna parte. No lo tienen las farmacias ni lo fabrican los laboratorios y él ya no sabe a quién acudir. Pide, ruega y reclama levantarse y volver a llevar una vida normal. Por ahora, mientras su salud se deteriora día a día, nadie le da una respuesta.
“Yo llevaba más de 13 años con esta medicación que es para relajar los músculos. Sin ella, los músculos se ponen rígidos… Se me ponen rígidos los pies, las manos, siento mareos, náuseas y mi cuerpo empieza a temblar. Con el tratamiento con esta medicación merman los síntomas. Ahora tengo una rigidez muscular terrible”, comenta el joven de 29 años. Desde hace un año y cuatro meses, el fármaco parece haber desaparecido de la faz de la tierra y su vida de ha vuelto un martirio plagado de dolores y dificultades físicas. El medicamento que consumía regularmente Lucas es el Artane de cinco miligramos que tiene como principal componente al Trihexifenidilo, una droga muy común en el tratamiento de la enfermedad del Parkinson porque actúa sobre la rigidez, los temblores y espasmos de los músculos.
Ante el faltante del medicamento, Lucas empezó una búsqueda desesperada para dar con él y hasta llegó a comunicarse con los laboratorios que lo producían en el país. No recibió buenas noticias: “Lo que me dijeron de los laboratorios Pfizer y Cevallos es que el medicamento está fuera de circulación, pero ellos no me dan los motivos ni las razones de por qué lo sacaron de circulación. Dicen que en Argentina no lo pueden producir, pero lo siguen produciendo en otros países. Mi neurólogo me dijo que no hay una medicación que la reemplace, es única”. Averiguó que el Hospital Garrahan junto con universidades y centros de investigación argentinos fabrican la droga, pero la esperanza se diluyó rápidamente: “Me contestaron que lo están produciendo, pero sólo se lo dan a los niños que están internados ahí”.
Tras la negativa de los laboratorios locales, procuró conseguir el fármaco en el exterior y, otra vez, se topó con dificultades: “Una persona me lo consigo en México, pero no lo puede traer a la Argentina, no lo puede pasar por la aduana porque acá lo consideran una droga peligrosa. Dicen que es una droga, pero yo lo uso como medicina, es más, se usa para el mal de Parkinson”. Durante mucho tiempo el Artane ha sido usado como una droga de abuso, ya que el Trihexifenidilo tiene efectos psicoestimulantes, euforizantes y antidepresivos, además de potenciar los efectos de otras drogas. Décadas atrás, muchos se volcaban a su consumo debido a su bajo costo y a la facilidad que había para conseguirlo.
“Ya estoy desesperado… Actualmente, se ha ido deteriorando mi salud. No puedo ir a rehabilitación ni puedo hacer fisioterapia porque los músculos se ponen rígidos y tienden a cortarse los tendones. No puedo hacer eso ni puedo volver a estudiar como lo venía haciendo, ya que no me puedo sentar frente a la computadora ni hacer mis cosas diarias normalmente. No puedo porque tengo rigidez en todo el cuerpo, mareos constantes y empiezo a temblar mucho… Es como el Parkinson”, confiesa el joven que, por ahora, continúa trabajando, pero que cada vez se le hace más cuesta arriba cumplir con sus obligaciones, ya que le cuesta caminar y movilizarse con normalidad.
El de Lucas es un pedido urgente y desesperado que todavía no ha encontrado una respuesta: “Ya no sé qué más hacer. Mandé cartas a la legislatura de Tucumán y hasta a la Presidencia de la Nación, pero nada… Ni a nivel nacional ni provincial me dieron una respuesta. Lo único que me interesa es hacer público esto y que se sepa lo que estoy pasando. No quiero que el gobierno me regale el medicamento, lo quiero comprar o que me digan cómo traerlo de otro país. Yo soy el que siente dolor día a día, es desesperante mi situación. En la columna tengo tres hernias de disco que cuando se me inflaman lloro de dolor. No nos pueden dejar a nosotros así, digo nosotros porque no soy el único, conozco personas a través de las redes sociales que están en la dulce espera como yo. Es una medicación que es necesaria para muchas personas”.