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"Jamás sentí tanto asco en mi vida": pidió comida por delivery en Tucumán y vivió una pesadilla

TERRIBLE

Juan Cruz usó PedidosYa para comer con su amigo, pero cuando llegó el envío no pudo probar ni un bocado más: "Teníamos buenas referencias de este local y todo iba bien hasta el primer mordisco". VIDEO

Comida árabe y una desagradable sorpresa.





“Pedí comida por PedidosYa a un local de comidas árabes ubicado en calle Belgrano: Jalil. Jamás sentí tanto asco en mi vida. Todavía sigo con arcadas después de que me vomité la vida con mi amigo. ¿Alguien sabe dónde puedo denunciar esta asquerosidad para que no le pase a nadie más?”.

Juan Cruz tenía ganas de comer algo rico junto a un amigo y eligieron una docena de sfijas y dos kebabs. Pero todo el momento se arruinó cuando llegó el pedido, abrió el paquete, sirvió en los platos y realizó el primer bocado.

Las arcadas, la tos y el momento previo a levantarse de la mesa para ir al baño a vomitar tuvo una razón: una cucaracha metida en el corazón del kebab después del primer bocado: “¡No! ¡No! ¡No! ¡Nooooooooooooo!”. 

Luego del momento más desagradable que le tocó vivir al pedir comida, Juan Cruz dialogó con eltucumano: "Soy vecino del lugar. Y fanático de la comida árabe. Teníamos buenas referencias con mi amigo de este local y pedimos 12 sfijas y 2 khebab. Todo iba perfecto: el pedido había llegado en horario, sin drama. Hasta que comí la primera sfija".

"Cuando hago el primer mordisco, ya siento que la carne era como puré, como si estuviera molida muchas veces. Entonces de entrada dejé de comer la sfija y me dispongo a comer el khebab. Hago el primer corte y como la primera porción, pero cuando corto para comer el segundo bocado veo cómo se desliza por la punta del cuchillo un pedacito de plástico: eran las alitas", relata.

Fue en ese momento que Juan contuvo hasta donde pudo el asco: "Le digo en ese momento: 'No, amigo, filmá'. Yo me aguantaba las ganas de vomitar, pero no llegué al baño. Vomité afuera. Estuve media hora con arcadas. Subí el video a Instagram y obviamente llegó a la dueña, quien intentó comunicarse conmigo al Instagram". 

En ese momento, uno de los destinatarios del video fue un amigo de Juan Cruz que trabaja en el local Jalil de barrio Sur: "Le mandé el mensaje a este amigo, quien me aclaró que el Jalil de la avenida Belgrano y el de barrio Sur no tenían nada que ver. Eran socios originalmente, pero se separaron. Y me dijo: 'Sabemos que no tienen las mismas reglas de higiene que nosotros. Por suerte no tienen nada que ver con nosotros'".

La repercusión del video de Juan fue tremenda. Pero hay más: "Esto no es nada: todo el mundo me decía 'Escrachalos, escrachalos'. A mí me parecía muy extraño que no vean una cucaracha entera. No sé si fue algún empleado descontento o qué. Lo que sí sé es que quiero que alguien se haga cargo de si me pasa algo. La dueña pidió su número, pero mientras tanto once personas me habían contestado el video: gente que comió tripas en mal estado y sufrió gastroenteritis, por ejemplo"

"Cuando me habla la dueña me dice: 'Qué raro lo que te pasó. Esto me perjudica mucho, muchas familias viven de esto'. Le dije que se comunicara con mi abogado y no lo hizo. Entonces después de analizar todo lo vivido y lo que le pasó a otra gente siento que esto es una gota que rebasó el vaso: algo mal están haciendo".

"A la dueña le acepté las disculpas, pero mañana voy a determinar los pasos a seguir. Después de lo que he vivido, algo voy a hacer. Nadie se ha comunicado conmigo. Ese mismo día yo hablé con Bromatología, pero nadie me ha atendido. Me quedé asqueado como nunca en mi vida. He pedido muchos deliverys, pero nunca me ha pasado esto. Cuando pedís comida, sabés que algún día te puede pasar. Pero todo tiene un límite: yo soy una persona sana, ¿pero qué pasa si come eso una persona mayor o un niño? Prefiero que no le pase nada más a nadie. Que haya una cucaracha en la cucacha me obliga a actuar: soy una persona correcta ética y moralmente. No puede volver a pasar".