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"Los adictos desilusionamos y cansamos a quienes nos ayudan, por eso me enfoqué en Dios y en mí"

ADICCIONES

Desde la granja Santa Mónica, Francisco explica cómo es el proceso en este espacio de recuperación espiritual de hombres con problemas de consumo.





A raíz de la polémica desatada en todo el país desde que se conocieron los terribles efectos de  la cocaína envenenada que lleva más de dos decenas de muertos, nuevamente se abrió la polémica sobre la dificultad de acceder a un tratamiento para tratar las adicciones por diferentes motivos como el costo, por la ley de salud mental, y por la gran cantidad de dificultades que envuelven a los familiares y al entorno del adicto.

A pesar de estas dificultades, existen algunas opciones para tratar las adicciones en Tucumán, teniendo como primer paso la voluntad de quien está atravesando ese problema. En ese sentido, desde abril del 2021 comenzó a funcionar en Tucumán la Granja Santa Mónica, en donde desde la Fe buscan que el paciente adicto se salga de esta problemática.

Francisco Javier Álvarez Cásares tiene 29 años, es paraguayo, y es una persona recuperada de sus adicciones que busca en la Granja devolver lo que alguna vez se le entregó cuando pudo salirse de su consumo problemático. “Yo soy responsable del lugar, entre 9 y 12 meses se da el alta de la persona recuperada, y tenemos 3 pilares de recuperación” explica Francisco a eltucumano.

El primer pilar es el trabajo, hay actividades diarias rotativas, panadería, huerta, animales, cocina, artesanías, tratamos de que salgan aprendiendo un oficio. El segundo pilar es la convivencia, es decir, entre ellos. Se hace complicado porque todos vienen con una vida difícil pero es algo que los va moldeando, hasta el vocabulario”, detalló.

El tercer pilar es la espiritualidad, esta es una obra espiritual y dura entre 9 y 12 meses. Si el chico pone todo de su parte sale a los 9 meses, pero revisado por un médico que trabaja con nosotros, una psicóloga y también tenemos al padre de la diócesis de Concepción que también es parte de nuestro equipo. Si está listo a los 9 los dejamos salir, sino un tiempito más hasta que cumplan los 12 meses” explicó.

Sobre la manera en la que se convive en este espacio rural que busca la recuperación de este flagelo, contó: “Es una convivencia linda, tenemos un gimnasio, por el momento solo hombres. Más adelante la idea es que el proyecto sea con mujeres. Para ingresar a la granja normalmente le pedimos a la familia interesada con el hijo que asista a un grupo que se llama ‘La tarde de escucha’ en Concepción y también con el grupo ‘Esperanza y vida’ de la fazenda, esto hace que los chicos tengan unos días de abstinencia para ingresar, sino se les hace difícil”.

Sobre el requisito principal para comenzar el tratamiento, el guía de la granja Santa Mónica dejó saber que “Es fundamental que el chico tenga el deseo de ingresar, que madure esa idea, sino estará unos días y se irá. Hasta el momento solamente un chico llegó a los 9 meses, estamos hace menos de un año también, pero no es imposible, cuando se quiere si se puede”.

“Yo soy un recuperado de las adicciones, primero en Paraguay y luego en La Rioja, estoy acá con mi familia, he decidido servir a la iglesia, a Dios y ayudar con mi familia, tenemos dos hijos. Estoy devolviendo lo que gratuitamente he recibido. Es una experiencia hermosa para nosotros”, confesó, sobre su vida privada.

Lamentablemente acceder a este lugar no es gratis, pero tampoco excesivo ya que la mensualidad incluye todos los gastos: “El costo mensual arrancó en abril con 7500 pesos que sigue siendo muy poco porque no llegamos casi para los comestibles, luego subimos a 10 y este año comenzó con $15000 pesos, y solamente abarca la comida, lo que es el gas o las cosas que se rompen no llegamos y ahí dependemos de la colaboración de la gente, de la provincia. Ahora en la granja hay 4 chicos, con el tema de la Navidad y el Fin de Año se fueron unos cuantos por eso solo hay 4”.

Sobre el camino a la recuperación, como exadicto y guía para dejar el consumo problemático atrás, el joven de 29 años tiene una opinión al respecto: “Lo primero que puedo recomendar a cualquiera que se quiera recuperar es enfocarse en Dios y uno mismo, porque quienes te ayudan suelen estar un tiempo porque generalmente los adictos desilusionamos y cansamos a quienes nos quieren ayudar y se cansan. Yo me enfoqué en Dios porque él nunca me va a abandonar, empecé a ir a la iglesia, a grupos de apoyo, los que quieran ayudarse vayan a grupos de apoyo, esto va entrando de apoco en la vida de uno”, contó.

“En lo personal me dejé ayudar y fui entendiendo que sí necesitaba la ayuda. Lo primero es aceptar que uno necesita ayuda, uno solo no puede más de un mes o dos, necesitamos ayuda siempre, desde ahí se puede arrancar. Yo sé que necesito eso así que me tengo que dejar ayudar. Ahí podés buscar un lugar que te salga cómodo para reunirte en grupos, hay muchos, acá no nos importa su religión, recibimos a todos”.

Haber dejado atrás el consumo problemático le entregó a este paraguayo que ahora reside en Tucumán de manera permanente algo que consideraba perdido: la familia. “Mi vida cambió totalmente, yo jamás pensé que iba a tener una familia, la he recuperado a toda, yo la había perdido totalmente, mi vida ha cambiado gracias a eso, la familia es lo más importante y lo primero. Yo pensaba que ya no tenía más cura, la gente me señalaba y no apostaba más en mí, me di cuenta que sí había una chispita de esperanza y me aferré a eso”.

Si querés comunicarte con este lugar, podés llamar a Francisco al 3865393892.