El Capo: "Quiero ser el primer boxeador tucumano campeón del mundo"
Leandro Capozucco pega un cross de entrada y, a días de la gran pelea que le espera, revela qué le pasa cuando ingresa al ring, por qué lo desvela recuperar los años dorados de Villa Luján y cómo se prepara para el sueño máximo. VIDEO

El Capo.
Suena el celular de Leandro Capozucco una, dos, tres, cuatro y cinco veces, pero no atiende. Antes de que suene la campana de la postergación de la nota con eltucumano, atiende y responde: “Disculpá, hermano, estaba entrenando”.
Es difícil encontrar al boxeador tucumano por teléfono a medida que se acerca la gran velada en el Sheraton, la del sábado 28 de agosto: “Estoy haciendo triple turno: a la mañana hago corridas con distintos formatos, distancias largas de una hora, o corridas más específicas con piques de 1 minuto; a la siesta hago pesas y a la tarde boxeo”.
La pasión del púgil de 32 años comenzó de una manera distinta a la de muchos retadores tucumanos: “No hay nadie en la familia que haga boxeo. A los 20 me involucré en el pugilato, grande para los tiempos de la mayoría, pero no hice tantas peleas de amateur sino como profesional. El año pasado he tomado la decisión de meterme de lleno en el profesionalismo, pero la pandemia se metió en el medio. Antes estaba en los peso pesados: 86 kilos pesaba y ahora bajé 14 kilos para ser mediano”.
El boxeador de 72 kilos comenzó a afilar sus golpes en un gimnasio que armó en un depósito: “Era estilo Club de la Pelea. Ahí he pasado buena parte de la pandemia armándome. Ahora abrí un gimnasio que se llama Ringo, en la Marcos Paz, en homenaje a Bonavena, claro. Pero el boxeador que más sigo es el kazajo Golovkin, es una inspiración para mí. Lo sigo desde que Maravilla Martínez estaba entre enfrentarlo o no. Y de acá me encantaba el estilo del Chino Maidana: un misil en la mano”.
“El talento en el boxeo es algo que se va desarrollando con el tiempo, es la experiencia transcurrida de quien aprende, en este caso, de mis entrenadores Hugo Robles y Efraín Nieman. Hablo mucho con ellos, estoy siempre abierto a aprender, a hablar, a preguntar, a interiorizarme. Los dos me devuelven mucho, se alegran de los pasos que estoy dando, están atentos a todo: a mi dieta, a mi alimentación. Asimismo, trato de estar actualizado de todos los boxeadores, tanto en el boxeo como en otros aspectos, siempre a la vanguardia. Mi capacidad en el aprendizaje es que trato siempre de no cerrarme a nada, la vida es aprendizaje”, afirma el boxeador que luego de la pandemia volverá a subirse al ring para la pelea contra Falco Villafañe, el retador de Aguilares.
“Cada pelea es una situación distinta, una vez que cruzás las cuerdas del ring estás solo, no hay compañía, a la hora de intercambiar golpes sos vos el que está tirando, y el que está recibiendo. El 28 voy a salir a buscar la pelea, me gusta imponerme a golpes, soy de ir al frente, y estoy trabajando en el desplazamiento de piernas. Me siento tranquilo de cara al 28, a diferencias de otras veces: sin nerviosismo, sin tensión, solo me enfoco en hacer las cosas que tengo que hacer, estar tranquilo y confiado. Siento que estoy en el mejor momento de mi vida, me siento muy bien anímicamente. El boxeo es una gran parte de la cabeza, ahí adentro es una situación muy animalesca, querer hacerle daño al rival, lo mismo al revés, enfocado”, remata Leandro, quien tendrá en las tribunas por primera vez a su madre y a su abuela, quienes como la familia y los amigos lo alientan y acompañan en este sueño.
“Mi familia está contenta: me ve enchufado, están contentos. Sí, van a ir mi abuela y mi vieja. Le pedí a mi abuela que me ayudara a buscar el apodo definitivo para mí. No tengo apodo, lo vengo buscando, pero creo que el periodismo se encargará de eso, los relatores son los que lo imponen”, dice Leandro, quien acepta la propuesta del diario: “¿El Capo? Sí, va por ahí: El Capo Team”. Y agrega: “Yo, como muchos boxeadores, quiero ser el primer boxeador tucumano campeón del mundo. Sé que es un proceso largo, duro, esfuerzo y sacrificio. Este es el primer paso: espero que sea mi plataforma, mi despegue de una carrera que sea longeva, y que me permita llegar a los más altos niveles del pugilato”.
Luego del 28, ¿cuáles son los sueños más cercanos del Capo? “Espero el año que viene traer un título a Tucumán y quiero pelear acá. Me considero muy tucumano, tengo una sensación desde mis orígenes, y espero seguir peleando acá en Tucumán: creo que es uno de mis principales objetivos es que Tucumán vuelva a vivir una época gloriosa con el boxeo: formar un semillero, llenar Villa Luján como en las viejas épocas, que toquen Los Pibes del Ritmo de San Martín mientras peleo, pero también ir a Estados Unidos. Con todos los boxeadores me llevo bien, con todos me he hecho cagar. La gente me quiere en el ámbito: con los Ruiz, con el Terrible Cisneros, con Pepe Lastra”.
En la recta final de la pelea a cuatro rounds y después de un año y medio de preparación muy intensa, Leandro Capozzuco cierra y promete: “Lo más importante es estar bien física y emocionalmente. La cartelera está buena y en lo que respecta a mí prometo: voy a ser una sorpresa para el boxeo y el 28 prometo un nocaut. En mi debut gané por nocaut el primer round y espero repetir. Es lo que sueño y confío en que lo voy a lograr”.