Historia de un secuestro y restitución: Marcos Ramos, el nieto 128
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
"Es la restitución de 42 años de amor no vivido", celebró uno de sus hermanos. El operativo de apropiación y el reencuentro cuatro décadas después.

En la foto ─de izquierda a derecha─ Rosario, Marcos e Ismael en 1976. (crédito: Abuelas de Plaza de Mayo)
Marcos Eduardo Ramos nació el 9 de junio de 1976. Tiene 42 años. Es el menor de tres hermanos e hijo de Rosario del Carmen Ramos, aún desaparecida. Fue separado de su familia el mismo año en que nació, con casi cinco meses de edad.
La historia de la apropiación de Marcos, como muchas otras, incluye botas, gritos, forcejeos y un Ford
Falcon en el que fue trasladado de forma clandestina junto a su mamá y a uno de sus hermanos hasta una finca en la que ninguno supo más del otro, y en donde dos hijos fueron separados para siempre de su madre.
Corría noviembre de 1976. Rosario del Carmen Ramos se encontraba separada de su esposo y había dado a luz a Marcos hace apenas cinco meses. Ya había sido secuestrada por las fuerzas de seguridad a comienzo de año, estando embarazada, por ser militante del PRT. Fue liberada a las semanas. El día de su último secuestro, del que no se volvió a saber de ella, estaba con dos de sus tres hijos: Ismael y Marcos. Camilo, su segundo hijo, se encontraba en ese tiempo al cuidado de su padre, Ismael Amado Suleiman.

Los militares irrumpieron en la propiedad de Rosario y la subieron junto a sus hijos a un Ford
Falcon blanco que partió con rumbo desconocido. Los menores, Ismael y Marcos, fueron llevados hasta una casa quinta en Tafí Viejo, donde fueron separados y no se volvieron a ver. Rosario, en tanto, se convirtió en una desaparecida más de la dictadura.
La recuperación de Marcos comenzó a orquestarse desde el mismo mes en que fue apropiado. Su hermano Ismael había sido trasladado a otro domicilio de la provincia, del que logró escapar y ubicar a un tío paterno al que le contó del allanamiento clandestino y secuestro que lo separó de su familia. Pasaron 23 años. En 1999, Ismael se acercó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y contó que había sido secuestrado junto a su hermano y a su madre y que nunca más había sabido de ellos. En 2013 se recibió una denuncia en el Fondo Permanente de Recompensas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, con información que señalaba a un joven como hijo de desaparecidos, apropiado por una persona imputada por crímenes de lesa humanidad en la provincia de Tucumán.
Los datos aportados por el hermano de Marcos y por la denuncia fueron entregados a la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado, del Ministerio Público Fiscal, que inició una investigación para profundizar los datos contenidos en la denuncia. Tras verificar que resultaba probable que el joven efectivamente fuera hijo de desaparecidos, remitió la investigación a la Fiscalía Federal N° 1 y a la Oficina local de la Procuraduría de Crímenes Contra la Humanidad de Tucumán, quienes a su vez dieron intervención al Juzgado Federal N° 1.
Marcos accedió voluntariamente a realizarse los exámenes de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos, previa emisión de una orden judicial para autorizar la prueba. Pasaron 42 años. Marcos recuperó a su hermano. A Marcos y a Ismael les falta su madre.
“Para mí es la restitución del amor no vivido hace 42 años”, expresó Camilo, hermano del nieto 128. Ismael, en tanto, no pudo contener las lágrimas o expresarse públicamente sobre la restitución. Antes de que la emoción se apoderara de él, calificó de “impresionante” el trabajo de búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo.
Marcos es el segundo nieto restituido en la provincia de Tucumán y su caso es parte de “la comprobación del capítulo local de un plan sistemático de desaparición de niños y niñas”. La restitución de Marcos “debería contribuir a acabar con el negacionismo, la justifición y el olvido que subsiste en parte de la sociedad, en particular en Tucumán”, destacó la titular de Abuelas, Estela de Carlotto.