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Rocío Correa, la goleadora de San Martín y de la Selección que cumple sus sueños

ROMPE REDES

A los 12 años subió a la Primera del Santo, a los 15 se fue a vivir a Buenos Aires para salir campeón con San Lorenzo y a los 17 viene de jugar el Sub20 con la Selección Argentina: "Desde chiquita juego mejor que mis amigos del barrio".

Rocío y la camiseta de San Martín: "Es mi casa". FOTO Rodrigo Mendoza, de Mundo Ciruja





Es el sueño de casi todas las chicas: los tan anhelados 15 años. Meses de planificación y un dilema: ¿la fiesta a todo trapo o el viaje de tu vida con amigas? Cuando la familia de Rocío Correa le preguntó qué quería, la respuesta fue: "Irme a vivir a Buenos Aires y jugar en San Lorenzo". Así todos los Correa supieron que aquella nena de 7 años que gambeteaba a sus primos y le hacía goles a sus amigos del club Libertad en el barrio San Felipe estaba para cosas grandes. Y no le erraron al arco: antes y después de su paso por el Ciclón, rompió las redes en San Martín y sus últimos tiempos en Ciudadela le valieron el pasaje, ya con 17 años, al Sudamericano Sub 20 que jugó en Ecuador con la Selección Argentina.

"Vuelvo contenta por haber sido convocada, pero con el sabor amargo por no haber conseguido la clasificación. Los otros seleccionados son buenos, pero la diferencia estuvo en la preparación. Tuvimos muchísimos obstáculos: nos intoxicamos durante la preparación y pasaron cosas como tener que viajar en grupos separados... No nos ayudan demasiado que digamos. Parece que todavía molesta que las mujeres juguemos al fútbol", dice Rocío, a punto de embarcar en Aeroparque para volver a Tucumán y reintegrarse en una semana a los entrenamientos de San Martín, donde comenzó toda esta historia.

    Rocío va al piso contra Ecuador: "Se juega fuerte, a muerte, igual que los hombres. Nadie regala nada".

"Desde chiquita juego mejor que mis amigos. A los 12 años me fui a probar a San Martín y quedé como titular en la Primera. ¡Con 12 años! San Martín es mi casa y pasé muy lindos momentos: me permitió la primera convocatoria a la Selección con 15 años. Ahí me vio el profe y tenía compañeras más grandes que jugaban en San Lorenzo. Ellas me convencieron, se lo dije a mi familia y me fui a Buenos Aires", repasa la goleadora, quien se fue sola con sus sueños a la pensión del Ciclón en el Bajo Flores, debajo de la tribuna popular del Nuevo Gasómetro, haciendo el secundario en la escuela que también forma a los juveniles de San Lorenzo, y dándose el gran gusto de convertirles a Boca, a River y salir campeona con Las Santitas. "Fue una decisión difícil, pero valió todo: fue increíble. El grupo me contenía mucho, yo estaba convencida y mi familia siempre me apoyó". 

     La rompió en San Lorenzo y festejó con Las Santitas: "Mareadas de tantas vueltas, ¿y vos?" FOTO CASLA

Cuenta la historia de la familia Correa que el abuelo Luis acompaña y aconseja a la nieta goleadora, quien a su vez está cumpliendo el sueño del tío Fabián, el crack del barrio que podría haber llegado a Primera, pero el mandato familiar pesó más. Ellos gritan los goles de Rocío en el Complejo, con ellos Rocío mira los partidos de San Lorenzo y a ellos Rocío extrañará si decide tomar otra gran decisión este año: llevar su fútbol a Estados Unidos.

"El Sudamericano Sub20 fue una gran vidriera para mí y recibí propuestas de algunos clubes de Buenos Aires, pero la oferta que más me interesa es de la Universidad de Tyler, en Texas. Es una de las más prestigiosas y me ofrecieron una beca para que juegue y haga mis estudios: quiero seguir la carrera de Educación Física. Creo que eso es lo que voy a hacer", define Correa, quien por lo pronto volverá a los entrenamientos en el Complejo Natalio Mirkin, con el mismo sueño de siempre: con el arco entre cejas, la pelota bajo el pie y la 9 en la espalda, esperando que sigan haciéndose de realidad.    

Los brazos al cielo y el festejo para la abuela: fue en agosto de 2017: "Mi familia siempre me acompañó".