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La primera ecoaldea de Tucumán, un sueño que está en marcha

Sustentabilidad

Más de 200 personas se nuclearon en torno al proyecto del grupo "Dar por Dar" con el objetivo de demostrar que es posible acceder a una vivienda digna y a una alimentación saludable por fuera del sistema.

Una vivienda realizada con técnicas de la permacultura.





La prodigiosa yunga tucumana abraza a una comunidad que hizo propio el proyecto de crear la primera ecoaldea de la Provincia. El último fin de semana 30 entusiastas de esta propuesta se reunieron para debatir y explorar las dos hectáreas del terreno que se encuentra en La Rinconada con el objetivo de analizar de qué manera harán realidad el sueño de vivir generando el menor impacto posible en el medio ambiente, con el eje puesto en reforzar los lazos sociales.


Los primeros en llegar se encontraron con la sorpresa de que, a excepción de los pájaros cantores de mil colores, no hay demasiada fauna. Pero sí una gran cantidad de árboles: paltas, moras, nísperos y siempre verdes que se convirtieron en plagas, pese a ser exóticos. También encontraron agua como para construir un dique y una tierra tan fértil que en tres semanas más ofrecerá acelga, espinaca, rúcula y rabanitos, entre otros productos totalmente libres de agrotóxicos.     

El grupo “Dar x Dar” es el promotor de la iniciativa que cuenta con más de 200 interesados en desafiar al sistema y demostrar que se puede vivir en armonía con la naturaleza. En los días que pasaron las tareas estuvieron centradas en estudiar el terreno, delimitar las caminerías y sembrar la huerta que brindará alimentos orgánicos para los habitantes de la aldea, que hasta el momento no cuenta con agua, luz ni gas pero que las generará por su cuenta a futuro.

Por lo pronto, el mandato para abrir los caminos es seguir el modelo del Jardín Botánico del Instituto Miguel Lillo para no derribar ningún árbol, debido a que el terreno se encuentra en una zona coloreada en amarillo, según el semáforo ambiental que protege los bosques nativos. Por otra parte, también estudiaron las pendientes y los cursos de agua para generar energía propia que se complementará con motores stirling y biogás.    


El objetivo último de la ecoaldea es darle coherencia al “Manual para Construir tu Casa por $5.000 pesos” que el grupo presentó en septiembre pasado en la Universidad Tecnológica con el propósito de difundir técnicas constructivas sustentables basadas en la utilización de cañas, adobe, ecoladrillos, vidrio, plástico o residuos electrónicos, sólo por citar algunos ejemplos.   

“En la sociedad actual lo único que puede igualarnos es el conocimiento; por eso decimos que lo importante es fortalecer las comunidades y compartir herramientas para que podamos llevar una vida digna, con acceso a la vivienda y a una alimentación sana”, resume el músico Sebastián "Pipa" Ogayar, -uno de los miembros del grupo-, quien destacó que la fertilidad de la tierra de la zona les permitirá tener gran variedad de frutas y verduras.



Un lugar donde vivir

El diseño de la ecoaldea será circular teniendo en cuenta la sabiduría de los incas, los mayas y los aztecas para su organización social y productiva. Cada terreno será subdividido en parcelas de 20x20 metros y cada casa medirá 10x6 metros como máximo. No se necesita más porque el Centro Comunitario concentrará algunos espacios, como el taller para continuar la construcción y el lavadero para tener un solo desagote de aguas grises que mitigue la contaminación. 

Luego de concluir las caminerías y la huerta, el grupo -integrado por amigos y recién llegados a Dar por Dar- continuarán con la construcción de las casas de Pipa, Alina y Ariel. Allí, se brindará alojamiento a las personas que asistan a los cursos de bioconstrucción que se dictarán en el verano, con una duración de 15 días cada uno. El primero arrancará el 7 de enero y ya está confirmada la presencia de participantes de diferentes ciudades del país y de América Latina.


“Ya tuvimos una primera experiencia de intercambio de conocimientos y puedo decir que el saludo de la llegada –que siempre es tímido- nada tiene que ver con el de la partida, -que desborda alegría y efusividad-”, acota Pipa, quien invita a todos los interesados a sumarse al proyecto. Para fijar domicilio en la ecoaldea, eso sí, deben cumplir algunos requisitos, como destinar al menos cinco horas del día a su mantenimiento. O anteponer el respeto por el proyecto ante cualquier otro interés de índole personal, además de comprometerse con un modo de vida integralmente sustentable. 

Para quienes no están interesados en vivir en la ecoaldea pero quieren contribuir con su construcción, pueden donar lonas, vidrio (en cualquier formato), alambre, mangueras y todo aquello que pueda ser útil para levantar una vivienda, con excepción de cemento y hierro. 

En cuanto a los plazos, está previsto que el proyecto esté listo dentro de tres años para seguir adelante con otras acciones en las cuales la filosofía de los ambientalistas pueda tener más impacto, más allá de este botón que exhiben de muestra.  Para los objetivos presentes y futuros, se declaran “en estado de asamblea permanente” o en un “modo wikien el cual toda propuesta es provisoria hasta que aparezca una superadora. 
 

En este sentido, Pipa cuenta que “nosotros vamos diseñando nuestro lugar, hacemos asambleas y decidimos, pero cuando estamos en el lugar fluimos. Si hay un roble en medio del camino, no nos ponemos a pelear con el medio ambiente, ni con los árboles, ni con las pendientes, ni con los cursos de agua. Vamos pensando cada una de las cosas y en cada caso las opiniones son fundamentales, cuantas más voces, mucho mejor para la ecoaldea”, asegura con el convencimiento de que sólo así se puede crear un orden diferente al que estamos acostumbrados.