Un 9 de octubre de 1967 Ernesto Guevara de la Serna perdía su vida en la localidad boliviana de La Higuer, a manos del ejercito de ese país, que dejaba a la Revolución cubana sin uno de sus ideólogos y comandantes.
A 50 años de su muerte, el
club Tucumán Rugby recordó la amistad entre el rosarino y una importante familia tucumana, que supieron darle techo y comida a un joven
Guevara que visitaba
La Paz.
Según el relato escrito por
José M. Posse, una tarde de julio de 1953,
José María Nougués, por entonces de 18 años, atendía en su casa paterna de la calle 24 de Septiembre al 600 a dos jóvenes que habían acudido al domicilio desde
Córdoba por recomendación de
Susana Güemes de Nougués, que les había contado que don
Isaís se vivía en una de las capitales bolivianas.
El motivo de la visita era claramente conseguir la dirección del hombre que residía en el vecino país, ya que les habían contado de su hospitalidad con los argentinos.
Los jóvenes eran
Ernesto Guevara y
'Calica' Ferrer, que junto a José María
Nougues, emprendieron un viaje en tren a La Paz, donde entablaron una buena relación con el rugby como eje.
Ya en Bolivia, los tres muchachos fueron recibidos por don
Isaías, que cuidó y alimentó a los adolescentes, que por ese entonces no eran movidos por sus ideas políticas, aunque si demostraban una fuerte sensibilidad por los más vulnerables.
El rugby nunca dejó de estar presente durante las charlas en la casa del anfitrión, que en
Tucumán había sido uno de los pioneros de ese deporte, juego que practicó hasta avanzada edad en el
Tucumán Rugby Club, del cual fue uno de sus fundadores.
Durante 40 días departieron gratas tertulias en la terraza del Hotel La Paz, donde los exiliados argentinos discutían la situación política de su país. Mientras,
Calica y el Che visitaban 'la otra Bolivia', la de la pobreza evidente, que les hería el corazón.
Una foto sacada en esos tiempos puede verse a don
Isaías, junto a su hijo José María y Ernesto
Guevara de la Serna. Fue el momento de la despedida, la vida no los volvería a juntar. Pero es de imaginar la sorpresa de los
Nougués, cuando pocos años más tarde, aquel estrafalario huésped se hacía célebre en la Revolución Cubana, como mano derecha de Fidel Castro.
*Para leer el texto completo de José M.
Posse
hacé
click en
www.tucumanrugby.org.ar