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El helado de humo, una invención bien tucumana

Sabores extravagantes

Una heladería de El Manantial es la que más sabores ofrece en todo país. Son en total 150 gustos entre los que se encuentran el de cerveza, sopa de verduras y caramelo Media hora.





El sol arde sobre nuestras cabezas y del pavimento emana un vapor soporífero. La vereda con sombra es apenas un placebo que resulta insuficiente para evitar que la piel se humedezca de transpiración. A ningún tucumano en su sano juicio se le ocurría tomarse una sopa verduras o un jarro lleno de mate cocido en este enero abrasador. La imagen nos produce calor de sólo pensarla; más calor. ¿Y si esos sabores típicos se volvieran helado?  Entonces, quizás, no resulte tan disparatado.  La heladería Plaza Crema, ubicada frente a la plaza principal de El Manantial, ofrece un oasis de sabores insólitos para mitigar los efectos de nuestro verano. Entre sus invenciones más recientes se destaca un helado de humo ¿Realidad o venta de humo? Por las dudas, el polémico director técnico Ricardo Caruso Lombardi ya encargó un kilo.

“Queremos que la gente se libre del prejuicio de tomar sólo helado de frutilla y de vainilla. Es un trabajo de docencia constante que hacemos para contarles a los clientes que hay otros helados que también están buenos”, cuenta Enrique Espeche de 34 años, uno de los responsables de la heladería familiar que también integran sus padres y hermanos. Si bien la heladería abrió sus puertas en 2009, a partir de 2013 se propusieron experimentar con sabores exóticos para captar un nuevo mercado. Se abocaron tanto a esa tarea que el año pasado consiguieron incorporar 150 gustos de helado a su carta, convirtiéndose así en la heladería más prolífica en sabores de la Argentina. Definitivamente, Plaza Crema es una heladería no apta para indecisos.

La carta de sabores se organiza en 24 categorías para que la elección no se vuelva una tarea faraónica. Se pueden encontrar ahí desde los clásicos postres que preparan nuestras abuelas (mazamorra, arroz con leche, pastafrola), verduras y hortalizas (cebolla, tomate, zapallo), o gustos salados (aceitunas, guacamole, sopa de verduras), golosinas (alfajor de maicena, caramelos gomita, chicle), hasta bebidas alcohólicas (cerveza, vino malbec, fernet con coca). También aparecen en la sorprendente lista de gustos de helados la afrodisíaca muña-muña y  el recordado y polémico caramelo Media Hora, el mismo que por su amargura particular causaba el rechazo de los más chicos. “Muchos se largan a reír cuando leen los nombres de los sabores”, confiesa Enrique. Sin embargo, cuenta que sus clientes suelen lanzarse a la aventura de probar nuevos sabores. Según explica, los que visitan la heladería suelen pedir dos bochas de helado: una de un gusto tradicional y otra con algún sabor exótico. O bien, cuando van en grupos, los cucuruchos suelen pasarse de mano en mano para probar de todo un poco. Aquellos que no quieren asumir el riesgo de encontrarse con un sabor no deseado pueden solicitarle al heladero una pequeña degustación y sacarse la duda.

Según publicó recientemente el diario La Nación, la última encuesta a nivel nacional realizada a pedido de la Asociación de fabricantes de helados artesanales y afines (Afadhya) indica que el consumidor de helado argentino es tradicional. El dulce de leche se lleva el 53% de las preferencias, los chocolates 42% y la frutilla 40%. Si bien parece ir en contra de la corriente con su carta de sabores, Plaza Crema no escapa de esa regla por eso ofrece trece variantes de dulce de leche. “Cualquier persona de este mundo es fanática del dulce de leche”, recalca Espeche. Un caso particular también es el helado de crema del cielo, el cual presenta variaciones climáticas. El que visite la heladería puede encontrarse con un cielo azul o nublado, con un crepúsculo o también un cielo con humo como el que caracteriza a la provincia en tiempos de zafra.

Entre los sabores exóticos que más tientan a los tucumanos se encuentran los helados con gusto a cerveza, mate cocido, chocolate picante y el de roquefort y nueces, según el heladero. Enrique Espeche explica que muchas veces son los propios clientes quienes sugieren nuevos sabores o modificaciones en los gustos que ya se encuentran en la carta. “La nuestra no es una heladería impulsiva, es decir, de esas en las que te metés de pronto porque te agarró ganas de tomar helado. Acá la gente llega y se queda a conversar. El promedio de permanencia es de una hora”, destaca Espeche, aunque no aclaró cuánto de ese tiempo dedican a elegir el sabor de helado que tomarán.


El helado de humo

Como si se tratara del laboratorio de un científico loco, en la trastienda de la heladería Plaza Crema funciona un recinto donde Roberto Espeche, hermano de Enrique, se dedica a experimentar con sabores exóticos y diseñar nuevos helados. Los sabores son el resultado de un largo proceso de prueba y error hasta dar con el gusto deseado.  Entre las novedades incorporadas recientemente a la abundante carta están los helados de Campari con pomelo, algarroba, guacamole y humo.

¿De qué está hecho el extravagante helado de humo? No se trata de una versión culinaria de la canción "Chica de humo", que popularizó el fugaz cantautor Teto Medina en la década del noventa, ni tampoco de un helado que se desvanece ante un posible mordisco. Según explica Enrique Espeche, se trata de una crema de leche ahumada que conjuga la frescura característica de todo helado con la sensación que deja en el paladar el gusto de alguna carne ahumada. ¿Contradictorio? Quizás ¿Extraño? Seguramente. Habrá que probarlo y sacar nuestras propias conclusiones. 


Un paseo por los 150 sabores