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La casa histórica nunca fue 'una casita'

Patrimonio nacional

El experto en patrimonio Oscar Andrés De Masi cuenta el devenir del emblemático edificio histórico en su último libro.

Foto: imagen tomada por Angel Paganelli en 1869. www.bicentenario2016.gob.ar





“Lo primero que queda en claro que eso de casita es de manual escolar. La casa es un flor de caserón, amplio y bien construido, con un portal barroco que se usaba como muestra de linaje. También es bastante más antigua que 1816 porque los Bazán-Laguna eran familia vieja en la provincia, descendientes de españoles fundadores y magistrados, y su vivienda como la conocieron los delegados de la Independencia databa de por lo menos 1780, aunque es posible que en esa manzana, que perteneció a la familia, hubiera otra anterior”, explica Sergio Kiernan en Página 12 en la reseña que hace del libro “Reinvención de la casa de la Independencia” del especialista en patrimonio monumental Oscar Andrés De Masi. El autor desmitifica de esa manera el uso del diminutivo para referirse a la Casa Histórica de la Independencia, como suelen hacer los visitantes que llegan desde Buenos Aires: la casa donde se firmó nuestra independencia no es ninguna casita, sino todo lo contrario, un edificio tan importante como la historia que resguarda en sus cimientos.

De Masi reconstruye el devenir arquitectónico de nuestra casa más famosa a partir de la investigación de documentos inéditos. El autor cuenta la historia del edificio que fue escenario de la gesta de la Independencia y que llega a nuestros días como un ejemplo de la praxis (mala y buena) que el estado nacional ejecutó en el monumento histórico.  Según refiere el libro, la casa fue semidemolida y completamente remodelada a partir de 1875. Lo que quedó era muy bonito y a la vez un acto de barbarie: pilastras toscanas, frontón pedimentado triangular, leones, tímpanos sobre las ventanas. Esta italianización implicó también una amplia demolición interior, que se detuvo en el ambiente más sagrado, el salón de la jura, que fue vaciado y cerrado, pero no alterado. Por muchos años, el salón se abría para los turistas y visitantes, que ya consideraban esencial visitar la casa si pasaban por Tucumán, y los testimonios de la época son unánimes: todos terminaban desilusionados al encontrar un lugar polvoriento y lleno de manchas de humedad.

La modificación del edificio continúo en 1903 por un decreto de Julio Argentino Roca. Como destaca la reseña de Kiernan, de la casa original sólo quedó la habitación donde se realizó el juramento de la independencia:  “Lo que se hizo fue terrible, una demolición completa de la casa excepto por el salón de la jura, que quedó como una casita autónoma -esta sí, chiquita- en medio de un terreno despejado. Inmediatamente se le construyó alrededor un pomposo templete a la francesa con techo de vidrios, cribado de ornamentos, almenas, frisos y demás ornamentos sin mayor sentido histórico”.

“Fue justamente la flamante Comisión Nacional la que logró revertir la situación encargando en 1940 un estudio técnico. Entre los participantes estaba el arquitecto y entonces diputado nacional Carlos Noel, todo un hispanista. Rápidamente se decidió demoler el pabellón y reconstruir la casa, con diseño y maqueta de Mario Buschiazzo, que acababa de completar con Noel la aventura de revivir el cabildo porteño. Los trabajos comenzaron en 1942 con un programa diferente al del cabildo porque en el caso porteño el edificio estaba más o menos mutilado, excepto por la torre desaparecida, pero en el tucumano sólo quedaba un ambiente”, continúa Kiernan.

Según explica De Masi, Buschiazzo hizo ampliar una foto de la fachada de la Casa Histórica, tomada en 1869 por Angel Paganelli, que mostraba al edificio todo deteriorado  pero no remodelado, y que era el único registro exacto que había sobrevivido. La Casa Histórica que todos conocemos actualmente estuvo lista en 1944 tras el proceso de remodelación. El libro del experto, que fue editado hace poco por el grupo Habitat, indaga también en las distintas discusiones y polémicas que suscitó la reconstrucción del edificio histórico a lo largo de los años.