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Lula acorraló a Milei, los cañeros se alertaron y Jaldo se plantó: "No podemos permitir que ingrese azúcar de Brasil"

ECONOMÍA Y PRODUCCIÓN

En la Cumbre del Mercosur, el presidente de Brasil propuso avanzar hacia el libre comercio de azúcar en la región. Los cañeros e industriales tucumanos explotaron, y desde Casa de Gobierno prometen defender nuestra industria madre "con uñas y dientes".

Osvaldo Jaldo en el inicio de zafra del Ingenio La Florida. (Foto: Comunicación Tucumán)





En el marco de la Cumbre del Mercosur, Lula da Silva le cantó retruco a Javier Milei y encendió todas las alarmas en la industria azucarera, la industria madre de Tucumán. El libertario argentino reclamo que el organismo regional siga "el camino de la libertad" que sostiene le impuso durante su presidencia pro-témpore, y su par brasilero le respondió proponiendo avanzar en el libre comercio regional de azúcar, lo que podría ser un golpe certero a una industria ya golpeada. "No podemos permitir que ingrese azúcar de Brasil", se plantó el gobernador Osvaldo Jaldo, mientras desde Tucumán prometen defender "con uñas y dientes" a nuestra industria madre.

"No todo lo que brilla es oro ni todo lo que endulza es dulce: Los productores cañeros de Tucumán casi no ganan dinero en medio de una zafra récord de caña", se titula un artículo publicado el viernes en el portal especializado Bichos de Campo, que destaca que en nuestra provincia se están cosechando más de 300.000 hectáreas de caña -en un contexto de retroceso de la soja y el limón- pero que alerta que el valor de la bolsa que hoy oscila entre $23.000 con IVA incluido y de $21.000 informalmente, pero que entre cosecha y flete llevan sus costos a entre $13.000 y $15.000.

"Teniendo en cuenta que de una tonelada de caña de azúcar obtenemos una bolsa y un poco más de azúcar, estaríamos ocupando por tonelada 15 mil pesos, generalizando, para cubrir solamente lo que son los costos de cosecha y flete. De ahí, lo que quedaría serían 8 mil pesos por tonelada. Con eso tenés que tener en cuenta las labores para preparar la caña para la siguiente cosecha, el cultivo, la aplicación de los agroquímicos, el agroquímico, así que, con esos números, prácticamente estaríamos trabajando en una zafra que estaría dando pérdida”, estimó Pablo Vega, presidente de Cooperativa Agrícola Pilco y de la Federación de Cooperativas Cañeras de Tucumán.

En ese contexto, en plena Cumbre del Mercosur, Milei enfatizó: "Emprenderemos el camino de la libertad, y lo haremos acompañados o solos, porque - como ya he dicho - Argentina no puede esperar".

Lula, nuevo titular del Mercosur, le cantó retruco: "El Mercosur, actualmente, tiene obstáculos que superar, como la inclusión de los sectores automotriz y azucarero en nuestra unión aduanera. Posponer esta tarea significa sacrificar el potencial estratégico del bloque en la producción de vehículos eléctricos y biocombustibles".

El primero en plantar bandera fue el gobernador Osvaldo Jaldo: "Lo que anunció el presidente de Brasil es muy grave para el norte argentino, para todas aquellas provincias que tienen actividad sucroalcoholera, y no lo vamos a aceptar bajo ningún punto de vista", fue la primera respuesta del tranqueño, y fundamentó: "No podemos permitir que ingrese azúcar de Brasil, de una producción que está totalmente subvencionada y con la cual es difícil de competir".

"Hoy los que producen azúcar y alcohol en Tucumán, Salta y Jujuy, lo están haciendo sin ningún tipo de subvenciones, con esfuerzo y los costos el 100% a cargo de quienes producen", insistió Jaldo, y sentenció: "Rechazamos públicamente las palabras del presidente de Brasil y si él cada vez que viene anuncia cosas de estas características, la verdad que es preferible que se quede en Brasil".

El ministro de Economía de Tucumán, Daniel Abad, subrayó: "Estamos junto a los sectores productivos en la provincia y los defendemos. El sector privado genera inversión y trabajo; si a ellos les va bien, también a nosotros en el aspecto tributario. No nos vamos a quedar quietos y vamos a defender la industria madre con uñas y dientes". Además, ratificó el respaldo del Gobierno al comunicado de los industriales cañeros tucumanos.

De forma conjunta, el Centro Azucarero Argentino, la Unión Cañeros Independientes de Tucumán, el Centro de Agricultores Cañeros de Tucumán, la Unión Cañeros Independientes de Jujuy y Salta, los Cañeros Unidos del Este  y la Unión Cañeros del Sur salieron con los tapones de punta contra el Plan Proálcool (Programa Nacional do Álcool), implementado por Brasil en 1975 y que tuvo por objetivo "sustituir parcialmente las importaciones de combustibles fósiles mediante la producción y uso masivo de etanol derivado de caña de azúcar".

Para ello, "el programa implicó décadas de subsidios directos e indirectos, financiamiento estatal a tasas preferenciales, incentivos fiscales y precios regulados, generando una estructura productiva fuertemente apalancada por el sector público", explicaron. Esa política motivó "la creación de una capacidad productiva excedente sostenida artificialmente; la acumulación de capital y tecnología en el sector, que no hubiese sido posible sin la intervención estatal y la generación de un mercado cautivo y protegido, con acceso prioritario de la caña al mercado energético interno y con subsidios cruzados entre el azúcar y el etano".

Los productores sostienen que “este proceso produjo distorsiones competitivas a nivel regional e internacional. Tanto es así que en el Mercosur estas situaciones han sido formalmente reconocidas como asimetrías que justifican tratamientos arancelarios diferenciales”, y graficaron que “en el caso de Argentina, tuvo en cuenta al mercado interno, la actividad azucarera como economía regional clave, fundamental para el empleo, la generación de valor agregado y la cohesión social en el Noroeste Argentino”.

Los cañeros reivindicaron “la política seguida por nuestro país” que “busca evitar los impactos de la competencia desleal, que implicaría el ingreso de un producto subsidiado durante décadas y con ventajas acumuladas artificialmente, en claro perjuicio de la competitividad y sostenibilidad de la industria local, que opera sin subsidios equivalentes y que constituye un instrumento de desarrollo y equilibrio territorial”. “Por todo ello, Argentina mantiene aranceles y medidas de administración de comercio sobre el azúcar, consistentes con los acuerdos internacionales y con las normas y autorizaciones vigentes en el Mercosur, como mecanismo legítimo para evitar el impacto interno negativo de distorsiones de larga data originadas en el mercado brasilero”, fundamentaron.