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Primer show del año de Alem: "Tiene su terapia hacer una obra completa"

Música

Esta noche vuelve Alem para dar su primer show del año. A las 22 hs es La Gesta. Entrevistamos a Vlady, cantante y compositor de Alem, que nos cuenta su historia musical completa y adelanta parte de lo que será su próximo disco. | Por Jerónimo Cipriani





Esta noche, a las 22 hs en La Gesta, vuelve Alem. El primer recital de un año que tendrá a la banda más enfocada trabajando en el próximo disco que subida en los escenarios. 
Para este regreso, y para escuchar la historia en la propia voz del cantante y compositor de Alem, me siento a hablar con Vladimiro Dieguez.

-¿Cómo empieza tu historia?

-Empecé con la Luzbel en el 2000, ya era grande, tenía veintitantos. En el '99 comencé a juntarme con gente para hacer la banda.

-¿Hubo alguna banda anterior? 

-Por gusto, con un amigo cantaba canciones de Sui Generis en bares por plata. Siempre me he dedicado a cantar. Desde la adolescencia me dediqué porque le encontré una beta. Me había aprendido un repertorio santiagueño de folklore, entonces cantaba en todos lados. Todos los fines de semana tenía un asado y cantaba con un acompañante que tocaba la guitarra. Era durante el secundario. Terminaba en cualquier lado con el Chino Cabrera, que mucho tiempo después tocó en Alem. Grabó los bajos y contrabajos de "Inteligent Chabon". Gran músico: Miguel Ángel Cabrera. 

-De ahí armás la Luzbel.

- Con la Luzbel... ¿es una nota de la Luzbel, de Alem o de Vladimiro? 

-Vladimiro.

-Con la Luzbel tratábamos de hacer ska, pero no lo entendíamos muy bien. Era más rock, porque no tocábamos bien ska. Tocábamos en bares para 30 personas o 40 personas. La primera banda que nos da una mano fueron los Guayaberos. Tocamos en el club Estudiantes en un súper recital y de ahí arrancamos bien porque ya nos había visto un montón de gente, ya podíamos hacer fiestas y se llenaban. Nosotros no éramos solo la banda, teníamos un grupo de gente que laburaba que estaba en teatro y en pintura también. Hacían cosas en el escenario, o desde la entrada al recital ya te pasaban cosas, era otra movida. Después pasaron 8 años, ya como que estaba un poquito más profesional y Karamelo Santo se nos acerca como para guiarnos. 

-¿De qué se trató ese acercamiento?

 -Teníamos un disco y ellos lo masterizaron, cosa que para nosotros era imposible de pagar. Te imaginas que en bandas amateur con mucha gente, cuando se gana algo de plata, la dividís, no guardás y no invertís. Después entró el Vampiro (Eduardo) Vardiero, que fue fundamental en el cambio de la Luzbel a Alem. En esa época ya estaba empezando a componer diferente, eran más canciones de amor. La luzbel son letras de la noche: cocaína, faso, alcohol, todo junto. 

-¿En la Luzbel solo escribías vos las canciones?

- Sí, lo único que sé hacer es componer, no te cambio un foco hermano. Esta época también coincide con el llamado de un secretario de un italiano conocido en Latinoamérica que se dedicaba al show bussines. Él trabajó con los Enanitos Verdes y con Vilma Palma. Nos ofreció un contrato para llevar toda la banda a Miami, estaba bueno, pero no lo hemos sabido aprovechar. Era un contrato de cinco años, si metías una o 10 mil personas, cobrabas la misma plata. Básicamente, eras un empleado de él a bajo costo. A ninguno le ha parecido interesante, yo me hubiera ido de una, pero pasa que los otros estaban ya con familia. Abandonar todo y no sabes qué va a pasar, es muy difícil. Ahí también pasó que el secretario del italiano nos dice "van a tener que hacer algo con el nombre, porque acá hay una banda que se llama Luzbel que hace heavy metal". En ese momento hemos empezado a pensar en otro nombre, en ser otra cosa. Justo coincide con que yo también venía componiendo diferente. Ya no tanto ska, y más canciones románticas.

En esa época ya nos encerrábamos a ensayar en Tafi Viejo en la casa del Vampiro y cuando terminábamos el ensayo, nos íbamos a chupar en un bar de la Alem. Un amigo tira "¿Cómo no se llaman Alem?", y nos gustó porque era corto. Después encontré que es una palabra muy antigua como amén, que significa "más allá" en portugués. Ahí quedamos como Alem.

-¿Se mantiene la misma formación en ese momento que cambia el nombre? 

-Sí. Estaba Emanuel Diez, que ha sido el baterista con el que he tocado muchos años y que ahora está tocando de vuelta en Alem. Pablo Bustos el guitarrista, el Vampiro, Marcelo Papetti, el Teddy Larreina y Luis muro también pasó por ahí. El chino Cabrera, el Teddy y Muro fueron tres bajistas que pasaron por Alem.

Nosotros ganamos un concurso con un tema que se llama "Lo que nos falta", que uno de los temas más conocidos de la banda. Era la primera vez que me rompían el corazón y hago una canción de eso. No me gustaba ni la quería cantar. De golpe a todo el puto mundo le gusta, la adopta la banda, a todo el mundo le gustaba y la tenía que cantar porque me la pedían. Era un horror, yo no quería, pero me daba plata, me hace ganar un concurso y toco en la Gira Norte. Uno de los primeros recitales grandes que tenemos.
Eso tomaba cierta seriedad porque se hablaba de una continuidad del festival, entonces ganarlo para nosotros era la bomba y ganamos gracias a "Lo que nos falta". Ahí todavía era un híbrido. Todavíamos éramos la Luzbel, pero teníamos la mitad del show ska y la mitad del show pop. Era rarísimo. Me acuerdo de que hemos tocado una fecha en el ingenio Lastenia y la gente no entendía qué pasaba. Ya en un momento no daba más, nos cambiamos el nombre y empezamos a ser Alem. 

-¿Quién se baja de ese tren?

 -Ninguno, estábamos todos, cambia el nombre nada más. Al año siguiente nos llaman para tocar en el único Pepsi Music que se hizo en Central Córdoba. Tocó Catupecu, Los Cafres, Gran Valor y nosotros. —"Che toquen acá". —Bueno, sí, pero ya no somos Luzbel, ahora somos Alem. —¿Van a hacer las mismas canciones? —Sí. —Metele nomá. Ureña como que se enamora de nosotros y nos mete en todos los festivales.

Cuando empezamos con Alem nace "Intelligent Chabon". Por primera vez nuestra carrera decidimos no hacernos pingo la guita de los toques para invertir en el disco. Y con algo de plata, con el Vampiro nos vamos a buscar quién nos iba a mezclar y masterizar el disco que ya estaba todo grabado. 

-¿Dónde se grabó ese disco?

-Un poco en Estudio Rojo, un poco aquí y un poco allá. Las batas fueron todas grabadas en cinta abierta por Salvatierra, por eso suenan así de espectacular. El resto de las cosas se grabó donde podíamos.

Llegamos a Buenos Aires, empezamos a buscar, y donde íbamos, nos topábamos con precios que nos llegábamos ni a palos. Nos encontramos con un chabon, que el hermano trabajaba en Tierra del Fuego en una especie de empresa petrolera y le mandaba plata y el vaguito era inteligente, agarraba eso y se compraba equipos caros. Y bueno, este chabon mezcló y masterizó con la plata que teníamos. El Vampiro se queda hasta final y vuelve con el disco: uno de los mejores discos que se hizo acá en Tucumán. Eso me hizo laburar mucho porque toqué bastante.

En el segundo disco ya en la banda estábamos con el plan de irnos todos a Buenos Aires. Al final se fueron tres: el Vampiro, Marcelo Papetti y el Teddy. Pablo Bustos y Emanuel nos quedamos acá, no teníamos guita para irnos. Estuvimos todo el año con que nos íbamos. 

-¿Los demás se iban a tantear y ustedes iban después? o ¿cómo es la cosa?

-Exactamente. El Vampiro ya lo mismo se iba a Buenos Aires, estaba por estudiar una carrera. Papetti algo así, pero después terminó trabajando en una casa de música y se hizo un gran vendedor, es muy conocido y te puede conseguir el instrumento que le pidas. El Teddy se fue un poco por nosotros, un poco por Pelops, que también estaba ahí que se iba. 

Con Pablo empezamos a hacer "Santa Fe", que es un disco muy folk, lo produce él y todas las baterías las graba Manuel. Un disco de 15 canciones que terminó en 7. Todo pensado por Pablo. Es un disco muy lindo, lo ponías, terminaba el disco y te daba ganas de escucharlo de vuelta. Muy loco lo que se logró ahí. Después creo que lo presentamos una vez y habían ido 10 personas. Estaba en declive total Alem. 

-¿De dónde crees que vino ese declive? 

-Habíamos desaparecido, mucho tiempo sin tocar. Sé que el disco salió un 2014, yo ya ni ganas tenía de sacarlo. Aparte estaba aflorando de vuelta la Luzbel con músicos que realmente tocaban ska. Pero ha sido muy loco "Santa Fe" porque no tenía banda, no estaba tocando esos temas y de golpe me llaman de Venezuela, de México, de Colombia, para hacerme notas por el disco. Un disco que en cuatro años se volvió de culto, posta. Gente por videollamada haciéndome notas, muy loco. Y yo ya estaba en otra, había rearmado la Luzbel y andaba tocando por todos lados. 

-¿Quién quedaba de Alem en esa formación?

 -Nadie, era yo solo y me encontré con los hermanitos Contreras que tocaban en Gran Valor. Vuelve el Teddy y se suma a la banda. Hemos tenido una segunda etapa de la Luzbel donde me he dedicado a componer para eso. Tocábamos mucho en fiestas. 

Después aparece Agustín García, que es el dueño del Magic, y me dice: "che, que bueno que está Alem, deberías volver a juntarte”.

-¿Él tocaba la trompeta no? 

-Sí. Él fue el que empezó a gestar Alem y buscar gente para levantarlo de nuevo. Me presenta al Lagarto Barrionuevo, que es el guitarrista actual, me empiezo a entusiasmar. Vuelve el Negro Walter, que tocaba en la Luzbel, pero le encantaba Alem y quería tocar a toda costa. Se suma el Cejón y Daniel Fares.

La primera presentación en el Magic explota, quedaba gente afuera, yo no entendía nada. La de hoy en día es la cuarta banda.

-Medio que sin tocar algo se estaba moviendo igualmente entre jóvenes.

-Sí, sobre todo más jóvenes. Imagináte que la gente de mi edad que escuchaba la Luzbel cuando yo les salgo con Alem eran como "¿qué haces culiao? ¿Vos, romántico?". Ese público se alejó. La vuelta ha sido alucinante, no podía creer que un disco haya dado tanto. Ahí he vuelto al ruedo. Y así, con esa gente y con Facundo Posse que entra en el teclado, grabamos "3". Un disco también romántico, de amor, desamor. 

-Mucho desamor en tus letras.

-Sí, sí. Cuando descubrí lo pasaba con lo que nos falta, descubrí algo y empecé a componer en base a eso.

Hicimos "3", que ahí está "Promesa" que uno de los temas con más escuchas. Más tarde nos terminamos desarmando después de mucho tiempo de tocar. 

En un momento estábamos el Lagarto y yo los dos solos pensando qué vamos a hacer. Aparece Carlo Cazón y Emanuel y vuelve aparecer la banda. Ahí hemos arrancado un ritmo en el que creo que llevamos dos años tocando. Más duchos en otras cosas, mejor organizados.

-Se ve mucho eso en la nueva generación. Jóvenes que trabajan mucho más profesional que antes. 

-Está bueno eso. Antes yo componía, cantaba, organizaba el recital, organizaba la publicidad y ahora ya aparece más gente, es mucho más fácil. Ahora con los chicos estamos muy bien, o sea, poca gente se organiza mejor me parece. Hemos logrado adaptar todas las canciones que es logro inexplicable de los chicos, porque son canciones que tienen teclado, dos guitarras, trompeta y los chabones la han sabido manejar bien y suena, la gente lo acepta. 

-También grabaste con la banda nueva.

-Así venimos funcionando: sacando un tema nuevo, un remake de un tema viejo y ahora ya me encuentro con un disco nuevo que calculo que en junio me voy a sentar a trabajar con los chicos en la grabación.

-¿Están sin tocar no?

-Desde que arrancó este año sí, pero el año pasado casi todos los fines de semana y yo vengo así hace desde la pandemia. Me acuerdo que antes de eso decía "tengo que dejar de tocar los fines de semana porque no tienen un domingo sobrio con mis hijos". Nosotros somos músicos no cobramos antes como los profesionales, yo termino el show y me pagan. No tengo un fin de semana para estar bien con mis hijos y de pronto ¡pum! pandemia y no he tocado más. Me agarraban ataques de pánico pensando que no voy a tocar más. 

En ese momento el Estado me asistió mucho, me dieron becas, que me salvó la vida. Entre Spotify y el Estado he logrado sobrevivir a la pandemia. Empecé a ver qué carajo íbamos a vamos a hacer me acuerdo. Cultura me pagaba por canciones en videitos que yo les mandaba para subirlos a una página. También mandé a Córdoba, a Salta, a Santiago.

-¿Con la banda?

-Todo solo. Me hacían una nota y tocaba o era el falso streaming.  Después de ahí empezó a funcionar todo, me acuerdo de que se hizo el festival de la Juventud. De los primeros festivales que arrancaron después de la pandemia. Ahí empezamos de vuelta a tocar, tocar, tocar.

Cuando llegó diciembre y cambió el gobierno, pensando que enero y febrero son los meses más toco en general, no me llamó nadie. "Que carajo pasa", no nos llamó nadie, no tocamos, no hay plata. Me llamaron, yo ya estoy cobrando caché, les digo el número y me dicen "no, es mucho, no hay plata", o sea, todo sube menos mi caché.

Ahora hemos arrancado de vuelta, quizás no es la misma plata que antes, pero sí vamos a apostar a otra cosa para que el público vaya. Vamos a salir a tocar un par de fechas más para tener un resto para hacer el disco nuevo.

Es toda una aventura, porque si bien en cada disco yo no he sido el productor, sí el que hizo las canciones, en este disco siento que grupalmente estamos como para producirlo nosotros o que termine en algún productor en algún momento. Pero la base de la canción ya la tenemos. Sería el cuarto disco de Alem y necesitamos que se sea diferente, que suene diferente. Las canciones básicamente son lo mismo, hablan de lo mismo. 

-¿Se viene algo más rockero no? 

- Sí, estamos más rockeros. El trío te lleva a eso.

-El Lagarto, que aparte de ser un gran violero, a veces pela un sonido bien rockero, medio showgaze o alternativo de los 90's. 

-El Lagarto es un gran gran guitarrista.

-Sin duda alguna, parece que tiene un juguete y está ahí haciendo lo que quiere con la guitarra.

-Es un tipo que vos le podés decir "a ver, soná como tal guitarrista", y "pim pum pan, ¡puk!, listo". Un tipo que reconoce esas cosas, yo no puedo diferenciarlas así me den el mismo equipamiento que tiene él, no lo podría hacer. Tiene un súper oído. Tiene una mano velocísima, tiene buen gusto. 

-Fino y prolijo. 

-Y Carlito es un bajista clavado. No te va a hacer un firulete ni nada loco y también entiende de sonido. Emanuel es un baterista de profesión. Creo que el Gordo nació siendo baterista. 

-Contame del disco, algo que se puede adelantar? 

-El disco tiene muchas canciones, algunas no entraron en otros discos y muchas canciones nuevas. Composiciones nuevas desde la melodía, que es lo que está interesante ahora. Las letras son iguales.

Por todo el trajín este de las redes nosotros hemos empezado a sacar esos singles porque te mantiene visible. Hasta que sacas un disco y pasa un año y estás invisible, no te llama nadie para laburar. El single a nosotros nos mantuvo laburando. Los tiempos te llevan a no desaparecer, seguir visible. Pero ahora tengo ganas de hacer un disco. Hacer un disco está bueno porque tiene un concepto, no son solo canciones puestas ahí. Entonces trabajás en base a algo. 

Creo que en cada obra como compositor uno se va redescubriendo. "Ah, no sabía que era así" o ni siquiera sabía que pensaba así. Eso está bueno, porque te vas conociendo y es más barato que el psicólogo en realidad, y no digo que los psicólogos estén mal. Pero sí te redescubrís, tiene su terapia hacer una obra completa, que no desmerece un single. Pero sacarlo para no desaparecer eso sí un poquito molesta, porque lo tenés que hacer.    

No sé si va a tener un productor ni quién va a ser o si lo vamos a producir nosotros. Quiero tener el disco ensayado y de ahí ver que qué puede pasar con eso. Me gusta que esté más rockero en este momento que está todo con máquina, estamos al revés de todo. Siento que esta formación merece un disco. 

Sobre mi forma de cantar, en este disco quiero algo diferente, quiero caminar para atrás. 

-Ya tenés una forma de cantar muy marcada y lo hacés hace mucho tiempo es casi como cambiar de mano la guitarra.

Por más que intente despegarme de lo más parecido a “Intelligent chabon”, “Santa fe” y "3", lo mismo vas a encontrar en común denominador. Ya sea en la letra, en la melodía o en el ritmo. El desafío en este próximo disco es ver hacia dónde voy sin salirme también, porque ya me ha pasado, no es que me hace un disco nuevo con otra música. Con La Luzbel, cuando pasamos a Alem, la gente pensó "¿qué les pasa a estos?”.

-Te encargaste siempre de hacer canciones y de una manera u otra siempre estuvo alguien acompañando eso.

-Nunca he sido un tirado ni un dictador, ni creo que me las sé a todas tampoco. Siempre he necesitado de gente y laburo bien en grupo. Yo pongo la canción y muchas veces puede que la producción no me guste, -Dejás que trabaje el criterio. Exactamente. Si bien yo hago la canción y es mi canción, necesito que el músico también la haga suyo, sino no la va a tocar con ganas. Ahí está la impronta de cada uno, y la producción final termina siendo la idea de un poquito de cada uno. Ahora cuando viene un productor, te agarra y te da vuelta, ese es otro tema. "Santa Fe" fue un disco que no sé si realmente Pablo lo tenía pensado, pero sí es lo que Pablo sabía hacer. Porque ahí él tocó guitarra, charango,  violín.

- Muy buen músico él. Me gustaba mucho verlo cuando estaba en una banda de Maxi Farber. Él usaba una criolla y José Villafañe la eléctrica. Tenía mucho vuelo esa formación.  

¿Cómo ves lo que sucede en Tucumán?

-Me encanta el momento que vive ahora Tucumán en cuanto al arte. Suceden muchas cosas y hay mucha gente joven. Internet y las redes te llevan a otro lugar, te conectan con más gente. 

Para cerrar. ¿Recomendación de disco, artista o canción de Tucumán?

-Luciana Tagliapietra. La Luchi para mí… ella tocó en Alem. Me acuerdo una vez me apareció con canciones y pensé, “que canciones tremendas”. Siempre me gustó su forma de componer, su forma de encarar la canción. Si tengo que recomendar a alguien es a ella. Bueno, también a la Vipisita.