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"Al estilo europeo y de Harvard": el gran proyecto de la Ciudad Universitaria de San Javier

FM LATUCUMANA 95.9

Celia Bravo, profesora y doctora en Historia de la Universidad Nacional de Tucumán, compartió en FM latucumana detalles del proyecto universitario que consideró "el momento más alto del proyecto integral de Descole", pensado para 30.000 estudiantes y que fue falsificado entre 2005 y 2008 por tres ex rectores en complicidad con actuales funcionarios.

Planos orginales de la Ciudad Universitaria de San Javier. (Foto: eltucumano)





Celia Bravo es profesora titular de Historia Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras y doctora en Historia Summa Cum Laude de la Universidad Nacional de Tucumán, además de investigadora del CONICET, es palabra autorizada para hablar del primer peronismo en Tucumán, donde considera que el gran proyecto de la Ciudad Universitaria de San Javier de la UNT fue "el momento más alto del proyecto integral" del Rectorado de Horacio Descole, que proyectaba un campus para 30.000 estudiantes en los cerros tucumanos, con el modelo residencial que estaba en auge en las universidades europeas y en Harvard, y que pudo haber puesto a nuestra provincia a la vanguardia académica mundial.

"Es el momento más alto del proyecto integral de Descole. La Ciudad Universitaria se instala en un momento donde estaba muy difundida la educación residencial, al estilo de las Universidades europeas y estadounidense, Harvard. La idea era que el estudiante junto con el profesor tengan una vida en común, en un espacio relajado, alejado de los problemas ajetreados de las ciudades que desviaban el espíritu crítico, la concentración en el estudio y la investigación. Surge un modelo de educación residencial, que quiere decir Ciudades Universitarias", planteó Bravo en diálogo con Gabriel Sanzano en La Tucumana de Mañana (FM latucumana 95.9).

La profesora maestrada en Historia Latinoamericana en la Universidad Internacional de Andalucía y posdoctorada en Historia en la Universidad Nacional de Río de Janeiro, recordó que Descole era "el mejor egresado de Biología de la UBA, con medalla de honor, llega contratado en 1938 como profesor de Botánica y enseñaba en la Facultad de Farmacia y Bioquímica, se enseñaba a hacer medicamentos" cuando "no existía todavía las grandes empresas, los laboratorios y el farmacéutico vendía y producía el medicamento".

"La Universidad era joven, había sido creada en 1914 y cuando Descole llega se da cuenta y reflexiona de cómo estaba atomizada la oferta educativa y la producción de conocimientos universitarios: la mayoría de los Institutos y Escuelas, las Facultades que eran pocas, estaban en casas alquiladas; los trámites administrativos estaban atomizados en pocas dependencias y había un permanente trasladar de un lugar a otro, con muy poco espacio para laboratorios e investigación a finales de los años '30".

Ante este escenario, subrayó que "en 1940 comienza a pensarse, incluso antes del peronismo, la posibilidad de hacer una integración de los estudios universitarios" por lo que "en su momento se compran 50 hectáreas de lo que luego sería la Quinta Agronómica".

"Cuando llega Descole primero como interventor y luego como Rector puesto por el peronismo, confluye la idea de una Universidad con un pasado reformista muy fuerte de la Reforma del ‘18 y el derrotero del Reformismo Nacional y tucumano de los años '20, la idea de autonomía de las universidades, que quiere decir que la Universidad se gobierna a sí misma: todos los profesores titulares serían designados por el Presidente y el Poder Ejecutivo", recalcó Bravo.

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Esa mentada autonomía, permitía a la Casa de Altos Estudios "poder decidir una política de expansión universitaria", aunque luego "Descole choca en un momento con el reformismo" porque "cuando el 17 de octubre el país se polariza entre aceptar a Perón y las reformas sociales o no, en medio de un contexto de guerra, el reformismo dice que los obreros estaban engañados y que el peronismo era fascismo, mientras ellos estaban a favor de las democracias occidentales".

La doctora en Historia destacó que para Descole "la Universidad argentina debía dar un giro y cambiar el perfil profesionalista con un fuerte giro hacia la investigación", por lo que "sobre ese pensamiento, monta y estructura la idea de la Ciudad Universitaria cuando es designado interventor y sobre todo como Rector en el 46", con la resistencia de la carrera de Derecho, donde "eran profesores a medio tiempo que no se dedicaban de manera exclusiva".

"Descole prioriza la investigación y subordina la docencia a la investigación, y la Ciudad Universitaria iba a ser el ámbito propicio para eso", enfatizó. El Rector regresó de su gira por las universidades europeas y "comenzó a idear con un grupo de arquitectos del Instituto de Arquitectura, germen de la Facultad de Arquitectura, donde estaban Jorge Vivanco, Sacriste, que tuvieron proyección nacional e internacional, una hermosa utopía", afirmó.

Para Bravo, los detractores de la Ciudad Universitaria "dijeron que era faraónica para no seguir" adelante con el proyecto, y planteó que "era factible y a la escala de un proyecto, de una idea posible", y es por eso mismo que "logran que el peronismo compre esas hectáreas en el cerro San Javier".

"Esa ciudad se erige sobre estudios, publicaciones del propio Descole con estudios topográficos, hidrográficos, un conocimiento del terreno y hasta sus árboles para poder edificar y construir la Ciudad. Descole la sueña a gran escala y se disponen de 10 mil hectáreas de las que sigue disponiendo la Universidad y que quizás salvo a San Javier de no destruirlo ecológicamente al cerro al ocupar la Universidad esas hectáreas", propone Bravo.

Para la profesora, "si bien no se caracteriza hoy la UNT por cuidar sus propiedades inmobiliarias y hubo ocupantes que ahora están desalojando con juicios, le permitió a Tucumán tener un pulmón importante ahora, pero hubiera sido hermoso su hubiera existido la posibilidad de construir una Ciudad Universitaria que estaba pensada para 30.000 alumnos, que son los que tiene actualmente la UNT".

En ese sentido, insistió en que la Ciudad Universitaria "no hubiera quedado obsoleta, pero implicaba un gran compromiso, apoyo económico del gobierno nacional que tiene en sus comienzos", aunque años después "uno de los factores limitantes es la crisis del '49 del peronismo, de balanza de pagos coyuntural que se resuelve en el '52 y tiene que ver con una industria que genera maquinaria importada que genera un cuello de botella y deuda con Estados Unidos: se limitan los gastos y cae la Ciudad Universitaria".

Entre los motivos que llevaron a la paralización del proyecto, destacó "la resistencia que tiene Descole entre los actores universitarias" debido a que había resistencia a la organización departamental por Institutos. Esas adversidades llevaron a la renuncia de Descole y luego a la paralización de las obras.

Sin embargo, durante el Rectorado de Eugenio Flavio Virla, la Ley de creación de Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD) concede a la UNT los fondos para construir la Ciudad Universitaria a partir de la generosa donación de Abel Peirano, a quién incluyó en un selecto grupo de universitarios de antaño que "prácticamente dedicó su vida a la Universidad", y donde también ponderó a Descole, quien "utiliza su herencia para la construcción del Lillo".

"Un tipo de universitarios que hoy parecería extinguido. Nuestra Universidad tiene que ver con esta gente con un compromiso afectivo y vital", valoró.

Finalmente, aclaró que, tras largos años sin generar regalías, cuando llegaron en los '90 los fondos de la minería "debió ser ejecutada la obra" en el momento en que "la Universidad de Tucumán era la más rica de Argentina y Latinoamérica por ese ingreso de dinero".

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