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A 48 años del Operativo Independencia actualizan la base de datos de víctimas del genocidio en Tucumán

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Un trabajo arduo e incisivo de la Fundación Memoria e Identidades de Tucumán, en conjunto con el Centro de Estudios sobre Genocidio de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y el Observatorio de Crímenes del Estado de la UBA.

Una de las paredes de la Escuelita de Famaillá. (Foto: Diego Aráoz para Tucumán Zeta)





Un 5 de febrero como hoy, pero de 1975, la presidenta María Estela Martínez de Perón lanzaba el Operativo Independencia, un plan para neutralizar y aniquilar el accionar de grupos de la época considerados como “elementos subersivos”. Una decisión que fue el inicio del genocidio más grande conocido en la República Argentina, trabajo que terminó poco tiempo después la dictadura militar.

Ante este oscuro aniversario, desde la Fundación Memoria e Identidad de Tucumán (MIT) han querido publicar un trabajo especial en el marco de un proyecto de investigación, desarrollo y transferencia para el sitio de memoria Escuelita de Famaillá. Una actualización de la base de datos de las víctimas del terrorismo de Estado en la provincia de Tucumán. Una cifra que alcanza 1692 personas entre 1974 y 1983 y, de esas, 812 durante el Operativo Independencia.

En Tucumán fueron 72 los centros de detención clandestina emplazados para retener a los considerados “subversivos”. La mayor parte se ubicó en San Miguel de Tucumán (22), Monteros (12) y Famaillá (8). Del total de detenidos por orden de la presidenta de la época, 515 personas fueron liberadas, 39 fueron asesinadas y 258 continúan desaparecidas.

Otro dato revelador del trabajo de la Fundación MIT es la ocupación de algunos de los secuestrados, un dato que solo pudo determinarse en 382 de las víctimas. De ellas 309 eran trabajadores, 40 eran estudiantes y 20 estudiaban y trabajaban. Al mismo tiempo, 243 eran obreros o empleados, y en su gran mayoría pertenecían a la clase obrera.

“Los números no nos dicen cosas que no sepamos. Nos reafirman en nuestras razones. Sabemos muy bien que en Tucumán la cosa no empezó con la dictadura militar: la mitad de las víctimas fue secuestrada antes del golpe de Estado. Sabemos muy que el genocidio fue una revancha de clase: el 64% de las víctimas fueron de la clase trabajadora. Sabemos muy bien que aún tenemos mucha tarea por delante”, sentenciaron los responsables del trabajo a través de las redes sociales.