"Si no hay garantías de una reconstrucción desde lo fiscal, con un sendero no deficitario de gasto, esto termina mal", advierte el economista tucumano Miguel Palou.
En algún momento de la campaña presidencial, la imagen de Milei estaba plenamente ligada a la de una dolarización. Así, en una economía “desmonetizándose”, revoloteo incesantemente la idea de las cuasimonedas como una respuesta de las provincias al extremo caso de no poder cumplir con sus obligaciones en este contexto. Hoy con un mercado que no pone en precio tal pronostico, o al menos en la cotización de la divisa (mantengo mi postura de que toda la evidencia respecto a la política implementada es para dolarizar), se aprobó en La Rioja, la emisión por 22 mil millones de CHACHOS. 28 MM de dólares a fx actual. La cuasimoneda emitida como respuesta inmediata a la incapacidad de poder financiar sus erogaciones mediante otra vía es demasiado peligrosa, y llega solo un mes después de la nueva presidencia.
Para entender que es el cuasidinero empecemos definiendo dinero y su utilidad en un contexto mundial que desde los 70, es netamente fiduciario. Pensemos en el dinero como un acuerdo sobre un símbolo, ni más ni menos, y para que sea transaccionable, debe existir confianza. Un billete no vale lo que representa si la sociedad no está de acuerdo en eso, a pesar de que tenga un valor asignado por ley.
El dinero cumple tres funciones fundamentales, es unidad de cambio, podemos asignar valor monetario a prácticamente todo; y es medio de cambio tanto temporal como intertemporal. Es decir, me sirve para transaccionar en el presente, y debería poder servirme para resignar consumo presente en post de futuro. Hoy el peso no cumple estas funciones, y eso explica la caída abrupta en la demanda (sumemos tasas negativas reales en peso). Así nos preguntamos, ¿Qué podemos esperar de una cuasimoneda provincial, la cual debería correr a la par del peso? Me es imposible no rememorar un paper de Iván Werning, M.I.T., donde analizaba el caso de las cuasimonedas en Argentina en los 90, poniendo énfasis en Tucumán.
Términos que no tienen asidero académico en realidad, y que nacieron en los 90 para referir bonos emitidos por las provincias, para cubrir obligaciones en un contexto, que recordamos era de tipo de cambio fijo con nula política monetaria. Eran “casi dinero” porque de alguna manera circulaban y cumplían de esta forma algún atributo del dinero. En realidad, hablamos de un bono, un pasivo de la tesorería provincial, un título al portador que no le devenga interés al tenedor y que hoy por hoy no tiene fecha de rescate. En otras palabras, con la ingeniería descripta no tiene lo que en la jerga financiera se denomina “endulzante”, no tiene atractivo y por ende no hay incentivos para mantenerlo. Desde mi perspectiva, solo es deuda a través de un título que será usado para transacciones cotidianas cotizando en un comienzo a la par del peso, que es la moneda con la cual debería rescatarse esa deuda al momento del vencimiento.
Tratemos de entender la posible dinámica a corto plazo para delimitar algún escenario concreto desde la política económica. El gobierno nacional deja de mandar recursos a las provincias de manera discrecional, recorta partidas, la provincia (en este caso La Rioja) acusa el cimbronazo: se encuentra gastando más de lo que recauda, y no hay manera que genuinamente pueda mejorar su financiamiento. Por otro lado, acusa imposibilidad de recortar gastos, por ende, este desfinanciamiento constante en un marco dinámico requiere que el gobierno actúe, y opte por implementar la emisión de cuasimoneda para cubrir ese déficit.
Al comienzo, la cuasimoneda cotizara a la par del peso, es decir $1000=1000 CHACHOS. Sin embargo, esto no tiene por qué mantenerse en el tiempo, de hecho, que no se constituya un ancla fiscal es mortal para el éxito de la medida. Sin ancla, las expectativas de que se seguirá en un sendero expansivo de déficit terminarán generando que, al muy corto plazo, esa cuasimoneda valga el 50% de su valor nominal. ¿Por qué? Por diversas razones, pero principalmente porque no hay confianza. ¿A qué me refiero con el ancla? A que se dé una señal de que el problema que genera emisión, en este caso DEFICIT, se solucionara a la brevedad y la emisión es ocasional.
¿Efecto en la inflación? No necesariamente, la inflación se mide en pesos, y adoptar la cuasimoneda no afectaría los precios medidos en moneda nacional, pero si representará una licuación terrible para el tenedor de la “casi moneda” según el escenario planteado, ya que, en caso de caer en paridad a la mitad, el tenedor necesitara el doble de riojanos o chachos para comprar lo mismo que los pesos. Es decir, vas a ir al supermercado de la esquina a comprar una Coca, y te saldrá 5000 Chachos, o 2500 pesos.
La evidencia muestra que un cuasipeso debería fortalecer al peso (geográficamente), ya que la gente optara por quedarse con los pesos, y usara el “alternativo provincial” para transaccionar. Imagino que, en este contexto, la velocidad a la que el empleado riojano se quitará este bono de encima será altísima. De no lograr consenso amplio desde el gobierno con comerciantes, es entendible que al comienzo sea aceptado mayoritariamente en empresas estatales o para cobro de impuestos, por lo que la recaudación del fisco en este sentido se resiente y la tesorería se encuentra con esos papeles de nuevo. El resultado entonces que, el déficit, que originalmente te llevo a su emisión, se profundiza y de alguna manera te condena a seguir rolleando los vencimientos y emitiendo más. Si el riojano o chacho no se acepta en otras provincias, los proveedores claramente se negarán a recibirlo comprometiendo el abastecimiento.
Todo este combo apunta a que, de aceptarse comercialmente, en muy corto plazo el riojano termine desplazando al peso en lo cotidiano de las operaciones, ya que circulará más rápido. Si a esto le sumamos lo descripto en el párrafo anterior, en breve los estatales pasaran a recibir un porcentaje cada vez mayor de sus sueldos en CHACHOS. Si no hay garantías de una reconstrucción desde lo fiscal, con un sendero no deficitario de gasto, esto termina mal. Sumémosle que si esto se desenvuelve tal cual lo planteo, hay incentivos a especular con el instrumento, o tratar de endulzarlo. Difícil el panorama, más aun teniendo en cuanta el perfil de vencimientos de la deuda riojana y la estructura económica de la provincia. ¿Alternativas? La solución es fiscal, pero a corto, pensemos que hoy por hoy con PASES pagando un 100% nominal anual, y las tasas vigentes reales negativas, los Bancos se calzan a perdida, y no verían con malos ojos fomentar el crédito en un escenario de licuación, creo que alternativas hay, ir por la cuasimoneda en este contexto es negativo.