"Tomar, conectar, unir mi cuerpo con ese otre que luego se convierte en todo… o en nada. Quién sabe, en esos momentos, ¡quién SABE! Las palabras que mejor describen lo que siento son: plenitud y eternidad, poder y libertad, amor y gratitud": el tantra de la semana para eltucumano.com
Por eso el tantra toma el sexo como vía o práctica espiritual: para desarrollar Shakty, la energía vital que asciende por nuestro sistema nervioso hacia Shiva, la mente universal. El encuentro sexual, desde esta visión, se transforma en una meditación activa. Fundimos los cuerpos físicos y psicoemocionales hasta ser un solo aliento, un solo ser, una sola consciencia.
Ahora bien, para realmente dejarse coger —tomar, unir— es ineludible abrir el corazón y dejarse amar. Y amar lo que es. Eso incluye tanto la luz como la sombra. Por eso es tan importante silenciar la mente que juzga quién eres o quién es el otre.
El tantra no juzga. Te acepta. Te guía a abrazarte y abrazar al otre. Ese abrazo, ese sexo consciente, te transforma. Y, sobre todo, te relaja, porque el primer mensaje que recibís es: me acepto, me reconozco, me amo tal como soy. En ese momento dejás de pensar y empezás a sentir la realidad de forma directa.
Sin interpretaciones. Sin programas. Sin pasado. Sin futuro. Solo el ahora. El eterno ahora.
El sexo puede volver a ser —si decidís explorar este camino— un espacio de desarrollo personal y una fuente de creación de realidad. Y lo más maravilloso es que todes tenemos acceso a esta puerta, tan banalizada y a la vez tan esencial.
Adoro coger. Tomar la vida. Dejarme tomar por ella, sin juicios ni historias. En pura confianza. Y créanme: soltarme en esta cosmovisión me ha liberado del desamor que guardaba hacia mí misma. Mi realidad se está transformando en algo más fértil, próspero y libre.
Hasta el próximo finde.
Les compartiré algunos ejercicios para entrenar estos estados que todes llevamos dentro, esperando despertar.
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