Música

Noe Antelo: "Es imposible vivir en este mundo y no caer en la locura, si nos olvidamos el rol" del arte".

Entrevistamos a Noelia Antelo, multintrumentista y sesionista tucumana, colaboradora de múltiples proyectos musicales y figura clave de la escena pop local. | Entrevista por Jerónimo Cipriani. VIDEO

30 Sep 2023 - 15:10

Fotografía: Matilde Terán

Noe Antelo, es multintrumentista, sesionista y compositora. Empezó a los cuatro a tocar el violín y es integrante y colaboradora de múltiples proyectos musicales que van desde el pop al folclore y al tango. Es una de las músicas más activas de la escena pop tucumana y desde que arrancó con las Remedios Descarada, se convirtió en un figura fundamental del entramado musical de la nueva generación post pandemia.

- Soy de acostarme a las siete ocho de la mañana y despertarme recién a las una. Vivo de noche. Las tardes están ocupadas con ensayos, grabaciones, arreglos o lo que tenga que hacer. Tengo algunos ensayos a la noche y también las tocadas. La madrugada es mi tiempo en la computadora, silencio total, grabar. Estoy estudiando producción y en ese momento aprovecho para hacerlo. Me gustaría en algún momento ser productora, así que voy a de a poquito. 

- ¿Y en esa vida nocturna que grabás?

- Hago composiciones propias o me pongo a ver como resuelvo algunas cosas para las bandas que me llaman a tocar. También hace poquito he empezado a vender pistas por internet, te pagan en dólares, así que...
También hace poco he hecho música totalmente hecha por mí para un documental. Uno de Locomotora Films que está por salir.

- Te conocí en la escena por Las Remedios Descaradas. No tengo registro de algo anterior. ¿Dónde tocabas antes?

- Sí, pasa que yo era música académica. Tocaba en orquestas. Y porque la vida de la música académica es súper exigente, entonces me pasaba ocho horas encerrada en mi casa estudiando el violín y después iba al ensayo.
No sé si el mundo académico me expulsó o yo decidí irme porque no me hacía bien. Algo no me motivaba ahí. Yo estudiaba porque quería tocar bien, he logrado un buen sonido, pero sentía que no pasaba nada. Muy loco porque toda mi vida me enseñaron a que ese era el objetivo de ser músico. Entrar a una orquesta y todo eso.

- ¿Quién te enseñó eso?

- Mi padre. También multintrumentista de orquesta. Escuchaba buena música, pero él como que siempre nos enseñó que lo más alto del músico era la orquesta. Que esa era la expresión más refinada de la música. Y sí tenía un poco de cosa con la música popular, no le gustaba. Así que por suerte se ha muerto porque yo no podría, jaja. En serio te digo, a veces la miro a mi novia y le digo: “si mi viejo estuviera vivo y me ve tocando con la Gorda Resucitada que se está poniendo en bolas en el escenario, mi viejo me desherada, ohhh ¡ja! También súper homofóbico mi viejo, así que tampoco hubiera podido tener una relación piola con la Flor.
Después empezado a ver que existían pedales y todas esas cosas. Primero empecé a loopear.

- ¿Qué te hizo entrar en ese mundo?

- Fue por Juana Molina. Pensaba que en la música popular tenías que ser lindo y tocar más o menos bien. Yo subestimaba realmente, idea errónea de mi viejo, claramente no era mía. Después la descubrí a Juana que era una piba muy grande en edad para lo que yo conocía y hacía música rarísima. Te dabas cuenta de que cuando tocaba no estaba buscando pegarla. Cuando vi eso dije: “me encantaría hacer eso, quiero sentir esa libertad de poder crear”. Además, el sonido de ella es particular. Y bueno, ahí fue que empecé a comprar pedaleras y todo lo que podía.
Después lo conocí a Mario Corronca, un bajista tucumano. Él tocaba en De los Pies a la Cabeza. Fue un chabón al que conocí de casualidad, yo le preguntaba y él me enseñaba. Un día se vino a mi casa y me empezó a dar toda una clase de para qué servía cada efecto, qué es lo que hacía cada perilla. De ahí empecé a experimentar y me empecé a meter en un par de bandas.
Tuve una banda de rock, Flora Amarula. Yo tocaba el bajo, ahí aprendí a tocarlo. Me enamoré de ese instrumento, me hubiese gustado haber aprendido bajo antes. 

- ¿Por?

- No sé, vengo con una configuración del violín que piensa como más en melodías principales y el bajo es como otra cosa. Cuesta agarrarlo cuando tu mente trabaja de otra forma.

- ¿En qué bandas estás colaborando?

- Estoy con Lissel Plaate, con la Gorda Resucitada y con Pupy Nagle. También con la Nancy Pedro y estoy un quinteto de tango que se llama El Brete. Ahora tomándome un pequeño receso porque no pude con las fechas, pero están ahí. Conecto mucho con el tango, con esa parte sufrida, me fascina.
También tuve que dejar otros proyectos, tocaba con San, me encantaba esa banda, pero ya no me estaban dando los tiempos. Hay días que tengo que llevar los tres instrumentos en el bondi y tengo cuatro ensayos en distintos puntos. Me ha tocado ir a un ensayo, a una tocada y a un ensayo en un mismo día.
Nunca tengo una semana igual, nunca sé qué puede pasar, pero está bueno, me gusta. El tema con la vida es que si siento que tengo todos los días planificados, ya sé que empiezo a entrar en “¿qué es lo quiero hacer?”, “¿esto me está haciendo feliz?”, “¿esto lo estoy eligiendo realmente?”, me empiezo a ir de mambo.

- ¿Te gusta que sea algo más errático todo?

- Sí, me mantiene viva. También estoy decidiendo hacer las cosas. Me gusta también decir “hoy no tengo ganas de hace’ un pingo, no voy a hace’ un pingo”. Creo que es muy necesario y es un privilegio también. Sé que no todo el mundo lo puede hacer, pero he llevado muchos años de mi vida trabajando en cosas que he detestado profundamente y dije “ya está”. El primer tiempo no ganaba nada de guita, lo hacía todo de onda, comía arroz a pleno y recién ahora se empezaron a ver los frutos la verdad. Valió la pena.
Te cuento una anécdota con Marcos Martin. Estábamos en la casa de Marcos Crossa hace como dos años, no recuerdo bien la fecha, hablando de qué queríamos hacer de nuestras vidas. Él me decía que quería ser manager y yo le decía que quería ser sesionista, que quería tocar en un montón de escenarios. Decíamos “sí, lo vamos a hacer” y se ha cumplido. Nunca le he vuelto a mencionar ese recuerdo, pero miralo al loco, está “manageando” y yo también haciendo lo que quería. Lo pudimos hacer. Esa conversación fue muy linda.

- Te pregunto de Remedios Descarada. ¿Cómo fue para vos que la banda se separa? Más allá de lo que pasó adentro, pregunto porque había escalado rápidamente y se perfilaban para salir a tocar fuera de la provincia. Algo que también le está sucediendo ahora a LaRuth.

- A mí me da la sensación de que Remedios le mostró a la escena tucumana, que sí se podía salir de Tucumán. Como que se podía pensar en un proyecto musical profesional. Estábamos ganando buena guita los últimos tiempos.

- Tocaban en todos lados, ¿cómo hacían eso sin manager?

- No sé, eso fue uno de los problemas. Implosionamos porque era autogestivo y teníamos tanta cantidad de cosas para hacer que se nos fue de las manos. Llegó el momento de decidir si nos mandábamos, si nos profesionalizábamos o íbamos a seguir ahí en la misma. 

- ¿Y para ustedes que implicaba profesionalizarlo?

- Vino una oferta de armarnos una gira, videoclip, todo para empezar a lanzarnos por el norte y por Buenos Aires como para movernos.
Para mí fue siempre un sí, yo sabía qué quería. Era “lo tenemos que hacer, hemos trabajado un montón para esto, no vamos a venir a tirarnos ahora para atrás”. Pero bueno, tardé un poco entenderlo y quizás las otras chicas no tenían el mismo objetivo. Capaz ellas solo querían una banda con chicas solo para tocar, porque es válido eso también. Ellas ya tenían otros trabajos y por ahí no buscaban hacer de la música una profesión. Es pedir mucho. Yo me la estaba jugando, era todo o nada. Esa filosofía me ha llevado a estar acá, porque también me han llamado con desafíos que yo dije “Dios mío, nunca hice esto, pero ya está, este es el momento, lo voy a hacer” y la verdad que siempre me fue bien, siempre dije que no iba a tener miedo. No sé, la vida es muy corta para tener miedo, yo le digo que sí a todo. Si quiero que esta sea mi profesión, me la tengo que tomar como tal. Tras eso dejé muchos proyectos. 

- ¿Compones? ¿Tenés cosas que se podrían convertir en un disco?

- Sí, totalmente. Tengo canciones ya hechas. 

- ¿Y?

- Y son momentos de la vida. Creo que va a llegar ese momento. Pero hoy me pregunto si soy feliz con lo que estoy haciendo y sí, estoy feliz. Ese momento va a llegar, pero estoy bien con lo que tengo y hay que disfrutar eso. Si siempre voy a estar adelantándome tanto, se pierde un poco la emoción de la vida. Estoy segura de que en algún momento voy a hacer algo solista, ahora estoy disfrutando otras cosas. Me gusta mucho escenario desde el lado de instrumentista, es muy sabroso. 

- Y más allá de que saldrán a la luz en otro momento. ¿Qué tipo de música estás haciendo?

- No sé, es experimental. Mi vida es un mar de cosas random que me han pasado, entonces creo que las experiencias que tengo son un guiso…
La mayoría de mis canciones tienen dolor e ira. Porque he tenido muchos años que he vivido siendo muy pesimista. Hubo un tiempo que he dicho “esto no puede seguir así, tengo que hacer algo”. 

- ¿Estabas enojada?

- Sí, para mí la vida ha sido muy injusta en muchas cosas. Mi viejo se ha suicidado, mi mamá ha sido bastante abandónica y nunca me ha dado bola. No tenía familia prácticamente, he estado sola. Entonces cuando no tenés amor de familia, ir al mundo es como que venís con un nivel duro. Cuando no sentís que estás protegido por nada, tenés que estar a la defensiva todo el tiempo. Hasta que en un momento me di cuenta de que no me llevaba a ningún lado. 

- ¿Qué te rescató?

- Dos cosas: Uno, la última vez que tomé merca. Tuve una experiencia muy oscura. Dos, haberla conocido a la Flor. Creo que era ella todo lo que yo no era. Era una persona súper positiva, al extremo. Aparte, tenía una familia muy hermosa. Las primeras veces que fui a conocer a su familia, me agarraban ataques de pánico. Realmente veía que todos se llevaban tan bien y eran tan amorosos que yo decía “no Dios mío, yo no tuve esto”. Mi familia era re disfuncional y súper violenta, yo pensaba que todas eran así. Creía que todas encubrían algo así. Cuando descubrí que había familias donde se apoyaban mucho, se cuidaban y que para Flor, su amor era ese. Siento que su amor me ha rescatado. Me ha hecho ver y creer en los sueños. Yo era un caos, un torbellino de autodestrucción. Me encantaba la joda, no digo que esté mal, pero yo me iba al otro extremo. 

- Sospeché que el rescate podría haber sido la música también, pero no.

- No, la música siempre estuvo, me acompañó estando bien o mal, pero estuvo. Ahora cómo uno la canaliza…

- ¿Cómo arrancaste con la música?

- Sé que mi papá me enseñó a los cuatro años a tocar el violín. Pero mis primeros recuerdo son tocando melodías como “Estrellita dónde estás”. Sí me gustaría recordar como habrá sido agarra el violín por primera vez.

- Estás en dos proyectos pop que están en un buen momento. La Gorda Resucitada y Lissel.

- Con la Gorda Resucitada de verdad que me siento muy bien. Todas las chicas en la banda son muy buenas personas, hay un ambiente muy amoroso y de crecimiento. Hay mucho empuje, las pibas quieren hacer cosas, así que voy a estar ahí hasta lo que la Chela me permita. Porque ella es la que no está contratando como sesionistas.
Con respecto a Lissel, no sé, la aprecio un montón.
Creo que es acompañarlas hasta lo que ellas me permitan. También es aprender que estoy cumpliendo un rol ahí, en este caso, ser sesionista. Voy a dar lo mejor, pero el rumbo de los proyectos lo tienen las líderes. Lo que ellas decidan, yo estoy muy cómoda y disfrutando el momento que está buenísimo. Y si ellas crecen y me quieren llevar, yo armo las maletas y me mando.
Como proyecto personal ahora estoy pechando con la producción y me gustaría aprender otros instrumentos más. Ya he fichado un saxo, me encanta. Tengo que dejar de fumar me han dicho, un bajón porque me gusta el cigarrillo. 

- Viendo que conoces la escena, ¿que te parece tener importante tener en cuenta para mejorar la escena tucumana?

- Primero que nada, controlar los egos. Es muy importante. Mucha gente se come el personaje. Valorar la opinión ajena de lo que uno genuinamente es. El reconocimiento va y viene, no tiene nada que ver con lo que uno es como persona, ni como músico, ni como nada. Te hace perder humanismo.
También aflojar a la crítica. Hay muchos músicos que critican mucho a otros y generan problemas. Hay una tendencia en los músicos que saben que son buenos en querer mantener un status de “somos los mejores” y usan la crítica para marcar esa distancia. Creo que se pierde el sentido de la música que es disfrutar. Puede sonar muy estúpido, pero realmente la música es para disfrutarla, el público no quiere ir a verte masturbándote con tu instrumento en el escenario. El público quiere pasarla bien. Entra al trabajo a las ocho y vuelve a las siete de la tarde, tiene problemas, la economía se va a la mierda, y si paga una entrada es porque quiere salirse de esa realidad y quiere disfrutar y verle lo bueno a la vida. Eso es lo que tiene el arte, como de mostrarte otros rumbos de vida. ¿Por qué vos escuchás la música que te gusta?, porque la disfrutás.
No olvidarse de los que están empezando, sobre todo por estas críticas. No olvidarse que uno también estuvo ahí y no sabías tocar, no tenías ni experiencia ni idea. Hay que acercarse y ayudar. Hay que generar un buen espacio, difícilmente lo disfrutes si la estás pasando como el culo. La música tiene que ver mucho con el amor, el amor se comparte. Se comparte entre músicos, del músico al público y del público al músico. Que ese siempre sea el objetivo, hacer un mundo mejor. No se trata de una competencia, no nos caguemos con este discurso de mierda de que hay una jerarquía, porque no existe. Si querés tocar para que tres de los otros músicos que te critican de arriba, que pobre que es tu mente. Hay que tocar porque el mundo lo necesita. Es imposible vivir en este mundo, sostenerse y no caer en la locura si nos olvidamos de cuál es el rol del arte.
También hay que arriesgarse y no tener miedo al ridículo. El escenario está hecho para todo lo que no podés hacer abajo. Así que hay que aprovechar, el escenario es lo más lindo que existe. 

- ¿Canciones, artistas o discos locales que quieras compartir?

- La última sesión en vivo de Nancy Pedro. Está un Youtube. Me gustó muchísimo. Cuando me llamó Nancy a tocar en su proyecto, no estaba muy segura si quería tocar folclore, pero cuando escuché las letras de ella… son increíbles. Son de lucha, pero no la lucha del golpe, la lucha con amor. Para mí eso ha sido transformador.
También me gustan mucho las letras de Lissel, me atraviesan. Es más, es la única artista que cuando guitarreo sus canciones, me largo a llorar.
Recomiendo a Melani Crispin, hace música urbana. Es muy zarpada. Fui a su casa tiene un home studio y produce sus canciones. Tiene una voz impresionante. 


seguí leyendo

las más leídas