CULTURA

"Vamos a volver mejores": Pablo Capdevila, el rey que corona la última noche de Boho hasta el regreso

Basta que se corra el telón de terciopelo carmesí para que el ventanal anuncie que esta noche hay función en el corazón de barrio Norte. Quién es y cómo es la vida del creador de un lugar único en Tucumán que merece ser contado. Adelante.

07 Ene 2023 - 22:31

Larga vida al Rey.

Basta que se corra el telón de terciopelo carmesí para que el magnánimo ventanal anuncie que esta noche hay función. Al 100 en sus albores y al 600 en la actualidad, la calle Corrientes ha sido la elegida por este hombre que, una vez corrido ese telón, saluda a los cortesanos, se abraza a sus discípulos y ocupa su trono: un sillón fuego de dos cuerpos entre la barra más exquisita de Tucumán y el altar de la cofradía de djs y conjuntos musicales que han sido la banda sonora de este maravilloso mundo llamado Boho y al que esta noche Pablo Capdevila, El Rey, le pone una pausa necesaria hasta que él, y siempre él, lo decida.

Le ha dado mucho Boho a la eterna noche de esta ciudad y a su riquísima cultura colmada por una clientela única en su género, tan ecléctica como fascinante, feligreses de barra, amantes pasajeros del buen comer y del mejor beber, iluminados al aire libre por la única pirámide verde criptonita, rodeados de un bosque fantástico en el corazón del bar y siempre ella de pie bajo sus cuatro letras de neón. A continuación, la entrevista a Pablo en una pausa del frenético Festival del Caballo que tuvo lugar este último viernes para celebrar la vida de Mao, alma máter y brazo creativo de una dupla condenada a la felicidad.


-¿Cómo te sentís? ¿Cómo estás?

-Estoy contento y a la vez tengo la mezcla de sentimientos porque se cumple un ciclo. Vamos a hacer una pausa. Esto no ha terminado. Hay que aprender a soltar y lo más complejo es soltar el encuentro con la gente. Gente culta con la cual se puede hablar sentado en la barra, compartiendo un buen trago, escuchando buena música. Gente que sabe que si venís solo siempre te encontrás con alguien, por más que no lo conozcas. Y eso siento que ahora se va a perder en Tucumán. Y eso sí me duele. 

-Viajemos un poco y contame cómo nació el concepto de Boho y tu necesidad de crearlo.

-Todo comenzó y tenemos que citar a Máximo, con quien estábamos buscando lo mismo. Lo llamo, nos juntamos y ahí nació el concepto, un concepto sobre todo de la barra, con mesas, muy buen sonido, pero sobre todo el concepto de la barra. Es ese concepto el que te permite lo que te decía antes: que te puedas sentar a compartir con gente que no conocés, que puedas venir solo, que nadie te vaya a mirar de una manera extraña, ni vaya a reparar en cómo estás vestido o preocuparte por tal o cual cosa que en otros lados pasa.

-Pero vos conocías la noche. Cuando eras cliente, cuando estabas del otro lado, cuando vos salías acá en la noche tucumana, ¿qué sentías que le faltaba?

-Faltaba lo que mucha gente encuentra cuando se sienta en la barra, personas que vienen todos los días que abrimos y tienen su lugar en la barra, su asiento, que dialoga con los bartenders que saben qué van o qué quieren tomar. Lamentablemente ahora eso también se pierde eso en la ciudad.

-Si hay algo que destaca a Boho es el buen gusto. Vos tenés un estilo, una forma de vivir. Todo se basa en el buen gusto, en los detalles. ¿Vos sentís que falta gente que acompañe a esa forma de vivir el concepto que marca Boho?

-Ahí está el tema. Yo creo que sí hay gente que ha viajado y que ha visto lugares distintos, refinados, exquisitos, con buen gusto. Han querido hacer algo así y no lo han logrado. ¿Por qué? Porque no se han bancado el concepto. Por más que venga o no venga gente, al concepto se lo banca. Para mí al concepto se lo banca hasta la muerte. Este sábado es el último día y yo he estado cambiando los focos, poniendo otros parlantes. Si morimos, morimos de pie. O mejor: no podés dejar que se muera un lugar abandonado, descuidado. Repito: es un cierre de un ciclo, una pausa que en algún momento se va a retomar.  

-Para ser rey de la noche hay que habitar el día también. Después del día que habitás, ¿con qué noche en general te encontrás?

-A la noche en particular la veo muy frívola en algunos lugares. Acá la mayoría de la gente que habita este lugar es artista, escritor, es músico, poeta, pintor, lo que vos quieras, de todo. Acá las charlas son únicas. 

-Volviendo al concepto, ¿por qué nunca transaste y fuiste por otro lado?

-Yo nunca transo simplemente porque no sigo a la moda porque te diga que hay que usar una camisa floreada. Uno tiene que siempre morir con tu concepto, con tu concepto personal. Tu concepto de vida no depende de la moda, sino de personalidades, de amigos, de estilo, de vínculos. Claro que te interesa la plata, y si bien vivimos del dinero, no es lo único que me signa. La idea siempre fue tener un lugar cultural acá en Tucumán, en la provincia. Yo he tenido la suerte de vivir en el exterior mucho tiempo, de hecho he vuelto hace un par de meses, y Boho es envidiable. No hay muchos lugares así. Este lugar no tiene una puesta en escena, este lugar tiene contenido. Insisto: hay personas que viajan, van a todos los lugares de coctelería con una atención premium, con un sonido premium en un ambiente premium, te venden todo en un vaso bonito, elegante y son cosas que acá en Boho lo tienen. Acá en la misma provincia que viven ellos lo tienen y no vienen. Afuera van a todos esos lugares, se sacan fotos, hacen videos y no se dan cuenta que acá también lo tenemos todos los fines de semana. A veces siento que lo tenemos y no lo valoran.

-¿Qué cosas te sorprenden de la noche?

-El furor de las cervecerías. Yo sabía que iba a ser una moda y de hecho ha sido una moda. Ya quedan pocas. Cuando la gente se iba a la cervecería tomaba algo que no sabía quién lo preparaba ni en dónde lo prepara. No sabe qué contenido tiene. En cambio acá venís por un cóctel que vos sabés que son marcas de primera, que te lo hace un profesional en un buen vaso, una buena copa en un lugar que está elegante, que tiene su inversión puesta, ¿no? Y no, parece que algunas personas no lo ven.

-Siempre aclaramos que no es el adiós definitivo, ¿pero cuáles son las alegrías que te deja Boho en esta primera etapa?

-Muchísimas, muchísimas. Charlas, descubrir amigos, descubrir personas que quiero. En la pandemia, cuando no había boliches, este lugar se ha transformado en un lugar al que venía mucha gente que no era del del palo y que venía a bailar. Hemos logrado que bailen con otra música. Eso no lo logró nadie. Creo que eso estuvo buenísimo porque ha sido una muy buena época. No transar nunca con la música, con la coctelería. Para mí ha sido algo muy atípico que justamente se ha dado. Fue un fenómeno que duró poco y yo sabía que esa gente no iba a volver más. Ha sido divertido lo que ha durado también. Con Negro Néstor lo sabíamos. Los días que pasaban música ponían solamente hip hop. La gente estaba enloquecida, música que nunca habían escuchado en su vida, o a Carlitos Way, o a todos los djs y las djs que han venido. Hemos logrado que conozcan otra música que se puede bailar y se puede disfrutar también. Lamentablemente este es el último bar de coctelería que hay. Eso me duele. Pero por lo menos me lo llevo al nombre y al concepto conmigo. Va a volver Boho en otro momento y en otro lugar. Va a volver Boho y vamos a volver mejores.





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