Historias de acá y de allá

Volver de la muerte para volver a pelear en Tucumán: la increíble historia de Edisson

Una puñalada lo dejó al borde de la muerte y volvió a boxear cuando todos creían que era imposible. Quién es Edisson Boudiwan, el rapero que teloneó a Snoop Dogg y el pugilista que se midió con los grandes de España: “El amor hacia Tucumán no se va nunca”.

15 Mar 2022 - 23:47

Edisson vuelve a Tucumán para cumplir el sueño de pelear delante de su familia.

Edisson Boudiwan siempre está volviendo. Volvió a vivir, volvió a cantar, volvió a boxear y, en unas horas, volverá también a Tucumán; lugar al que llama su casa, aunque la vida lo haya llevado por distintos puntos del globo terráqueo: Estados Unidos, Líbano, Suiza, Italia y España. Hace 14 años atrás, Edisson estaba en la cresta de la ola. Pisaba fuerte en la escena del rap y tenía una carrera ascendente dentro del boxeo amateur como pupilo del ex campeón mundial Sergio Víctor Palma cuando una puñalada lo dejó al borde de la muerte. Le habían anunciado que nunca se subiría de nuevo a un ring. Contra todo pronóstico, cuatro años después de aquel aciago incidente, comenzó a pelear como profesional en España y a medirse con algunos de los pugilistas más picantes del viejo continente. Este viernes, volverá a combatir en la provincia frente al salteño Nelson Ríos. Gane o pierda, sólo tiene una certeza: tras la pelea, se comerá un auténtico sánguche de milanesa. 

Hijo único del libanés Jorge Assaf Boudiwan y de la tucumana Silvia Cristina Domínguez, su vida siempre fue la de un trotamundos. El trabajo de su padre en la ONU obligaba a la familia a trasladarse constantemente, por eso, Edisson nació en Líbano y a los cuatro años se mudó a Tucumán donde pasó parte de su infancia y adolescencia con intermitentes estadías en Buenos Aires y en California, Estados Unidos. Cuando tenía 15 años y cursaba el secundario en el Instituto Anglo, Federico De Cándido lo vio pelearse con un compañero y lo invitó a canalizar toda esa bronca practicando boxeo en el club Villa Luján. 

Mientras Edisson hacía sus primeras armas en el pugilismo amateur, la 448 trascendía las fronteras de la provincia con la potencia de su rock. El líder y cantante de la banda, Rolo Marín, comenzaba a despuntar otra de sus pasiones y promocionaba pugilistas locales. “El Libanés”, como lo llama Rolo, era una joven promesa en el arte de los puños, pero le faltaba disciplina. “Lo conocí por esos años. Yo en esa época no me portaba muy bien y él se cabreó conmigo cuando me encontró borracho en una fiesta. Yo era la oveja negra y él es muy serio para trabajar así que ahí me hizo la cruz. Creo que soy el único boxeador de los que había en esa época en Tucumán que continúa boxeando”, reconoce Edisson mientras habla con eltucumano.com mezclando el acento del español peninsular con algunas palabras muy propias de estas latitudes. 

De sus estadías en Estados Unidos se trajo el gusto por el rap y el hip hop. En los primeros años de su adolescencia ya estaba tirando rimas sobre bases de Eminem y de Snoop Dogg a quien, años después, se daría el gusto de telonear en un show. Tras incursionar en la música, no demoró demasiado en ganarse un nombre en la movida porteña del rap con el nombre de Caelestis777. Fue desarrollando esa faceta artística a la par de la deportiva, aunque el futuro se le presentaba como una encrucijada y sentía que debía tomar una decisión al respecto: “Tenía que elegir entre una cosa o la otra, no era compatible. En el mundo del artista hay mucho vicio, mucha mierda, muchas mujeres”. Lo que él no vislumbraba en ese momento era que su destino ya estaba marcado por el filo de una navaja.  

Hace más de 14 años atrás su vida se rompió. Fue durante un mega festival de música en Buenos Aires al que había asistido junto a su amigo El Misionero, rapero y reconocido maestro de ceremonias de la escena del freestyle. Cuando Edisson volvió del baño vio que alguien amenazaba a su colega con una navaja y saltó en su ayuda. Al trenzarse a trompadas con el agresor, recibió una profunda estocada en el estómago: “Le estaban robando, por eso le tiré una piña al tipo. Cuando nos caímos al suelo, él me apuñaló en el estómago… Fue horrible, yo creía que me iba a morir cuando iba en la ambulancia. En ese momento estaba a full con el rap y a full con el boxeo, estaba entrenando muy bien con Sergio Palma y quería seguir creciendo como amateur. Estaba en un momento muy bueno de mi carrera… Estaba ahí y, de pronto, en una silla de ruedas. Me dijeron que no iba a volver a boxear”. 

Estuvo tres meses en rehabilitación hasta que pudo caminar de nuevo. Recién un año después de la agresión logró llevar una vida normal, pero le habían prohibido practicar cualquier deporte. Sin embargo, volvió a correr y a jugar al fútbol. Cuatro años después de la puñalada, con 27 años, decidió subirse de nuevo al ring en España para disputar su primera pelea como profesional: “Después de más de cuatro años sin boxear, cuando me habían dicho que no iba a poder hacerlo, me preparé tres meses, subí y perdí por puntos. Todos creían que me iban a noquear. Fue un milagro para mí, creía que me iban a hacer re cagar”. 

“Tengo 37 años, soy un veterano, pero estoy en la mejor forma de toda mi vida. Estoy mejor que cuando debuté, tengo mucho estado físico y mucha experiencia. Estuve trabajando como asistente en el campamento de Maravilla Martínez cuando peleó con Julio César Chávez Junior. Ahí fue donde más aprendí, fueron dos meses impresionantes porque esa fue una preparación mundialista”, comenta Edisson quien en el mundo pugilístico español es conocido con el apodo de “Metralleta”. 

El récord de Edisson es de tres victorias, cuatro derrotas y un empate; todas peleas que disputó como visitante en España y ante pugilistas encumbrados en los rankings europeos. “He peleado con el campeón de Europa y con el campeón de España. El que sabe de boxeo, sabe que tengo recordó positivo cuando ve con quienes he pelado. No hice mi carrera como se acostumbra en Argentina que te traen un cadáver para que ganes y vayas sumando experiencia. A mí me usaban como escalón, pero a todos les di pelea. Yo lo hice así porque, de otra manera, no me iban a dar la licencia profesional. Esa era mi oportunidad de volver a boxear. Las peleas que he ganado y empatado fueron a puro huevo”, comenta el boxeador que en su último combate obtuvo un empate ante nada menos que el entonces subcampeón de España, “El Rey Gitano” Salvador Barón. “Lo he hecho re cagar, pero, para que te den la pelea de visitante, lo tenés que voltear”, afirma en perfecto idioma tucumano. 

La pelea del viernes ante Nelson Ríos en el Complejo Belgrano (Saenz Peña 450) marcará su regreso a la Argentina y a suelo tucumano tras doce años en el exterior. El combate, que se iba a realizar en 2019 y tuvo que postergarse por la pandemia, fue organizado por el promotor René Alarcón. Mientras termina de hacer las valijas, la emoción de Edisson se cuela del otro lado del teléfono: “Para mí este es un mega sueño y estamos trabajando para lograrlo. Sé que el público argentino es muy exigente, si ponés dos muertos arriba del ring te van a tirar botellas… Es un público jodido que sabe mucho de boxeo, No te voy a mentir, estoy algo nervioso y ese día estaré nervioso por pelear delante de mi familia, de mis amigos… Es mucha presión pelear en casa. Imaginate, después de doce años, volver como profesional a la Argentina y que te hagan cagar en Tucumán, delante de todos tus conocidos, debe ser feo. Yo lo voy a disfrutar gane o pierda, ya es un logro para mí hacer un combate profesional a esta edad. Estoy muy fuerte, muy cuadrado, muy bien, estoy guanteando con los mejores y, sobre todo, estoy contento de poder volver”. 

Edisson acaba de dar su última clase de idiomas en España donde se gana la vida enseñando inglés y francés. Todavía tiene un par de horas antes de embarcarse rumbo a Buenos Aires junto a su esposa y sus dos hijos. Mientras, imagina cómo será el reencuentro con su hogar tucumano: “Es muy emocionante volver. Extraño mucho a la gente, allá es más tranquila. Acá la gente es más fría, más agresiva. Me gusta cómo somos los tucumanos, se junta toda la familia a comer y son como 50. Extraño todo eso, la vida social, ir a Metrópolis o Galáctica ¿Existen todavía? Como me gustaría llevarla a m i mujer ahí… Se muere…Tucumán es único”. 

“El amor hacia Tucumán no se va nunca. Para mi es un desafío volver después de tantos años, volver como boxeador profesional es un milagro. Para mí ya es un triunfo hacer esta pelea”, confiesa antes de cenar dos mandarinas y una banana, la dieta estricta para poder dar el peso de la categoría súper ligero en la balanza. Cuando esta nota se publique, seguramente se estará subiendo al avión que lo traerá de vuelta. No sabe lo que le deparará el destino cuando el viernes enfrente al pugilista salteño. Sólo sabe que volverá y que dará pelea como lo hizo siempre. Y sabe también qué será lo primero que hará al bajarse del ring: “Ahora estoy re cagado de hambre, pero, cuando termine la pelea, seguro me voy a comer un sánguche. Tengo ganas de comerme un milagato”.

Así boxea y así rapea Edisson:  



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