Cristian Sanz conoció al hermoso labrador chocolate a sus 30 días y desde entonces su vida cambió radicalmente: “Me alivia, me da seguridad, es mi familia y si no lo veo todo el tiempo pienso en él”. ¿Qué ocurre cada vez que sube al avión? VIDEO
La familia unida. Todas las fotos y videos son gentileza de Cristian Sanz.
Simón es un labrador retriever chocolate que llegó a la vida de Cristian Sanz, su dueño, su amigo, quien lo conoció cuando tenía apenas 30 días y desde hace siete años nada como ir juntos a la par. “Los dos somos tucumanos y sí, desde que lo conocí, nunca más nos separamos. Y desde 2019, que con mi novia nos fuimos a México, Simón me acompaña a todas partes del mundo en cada vuelo”.
Cristian es comerciante y la pasaba mal arriba en las alturas: “Mi psicóloga me diagnosticó claustrofobia antes de viajar con Simón. Yo ya había tenido algunos episodios similares a los ataques de pánico, entonces le dije que Simón es quien me da tranquilidad, seguridad: lo necesito todo el tiempo. Entonces conseguí un certificado para que pudiera volar conmigo y en Estados Unidos lo certificaron como perro de servicio. Con ese pase puede viajar a todos lados conmigo”.
Arriba del avión, en un asiento al lado de la ventanilla o con espacio para viajar cerca de Cristian, todo cambió cuando llegó la pandemia en 2019: “En ese entonces buscamos otro destino, nos fuimos a Estados Unidos, al Caribe, a Miami, a Portland, en Oregón. Siempre es la estrella del avión, todo el mundo quiere una foto con él”.
Desde entonces, el viajar es un placer para la familia Sanz, pero hubo una experiencia traumática con Aerolíneas Argentinas: “Era un vuelo desde Buenos Aires a Tucumán y no me permitieron viajar con Simón cerca mío y lo mandaron a una jaula en la bodega. Fue un sufrimiento tremendo: la pasé muy mal, nadie se quiso hacer cargo, y para Simón también fue estresante, nunca había viajado encerrado, y todo el tiempo pensé en lo peor: hay casos de perros que mueren aplastados por las valijas y todo lo que transporta un avión o por las bajas temperaturas de la bodega”.
¿Cómo se porta Simón arriba del avión? “Viaja echadito, va durmiendo, si ve que me muevo, está atento, pero hasta viajes de 9 horas se ha bancado. Está entrenado y nunca hace pis ni caca a bordo. Generalmente, siempre me dejan viajar al lado de Simón y me dan un asiento para él, siempre del lado de ventanilla, nunca pasillo, ni cerca de la salida de emergencias”.
Es tan fuerte el vínculo que une a Cristian, a su compañera y a Simón que no duda: “Es como un hijo, la conexión que tengo con él es única. No puedo explicar lo que me hace sentir, no puede decir que es como una personita, pero es lo que sentimos, es mi familia: ya vendrán sus hermanitos no peludos, pero mientras tanto todo el tiempo pienso en él. Si no lo veo, estoy pensando cómo está, pidiéndole fotos a mi novia, todo el tiempo así”.
Listos para pasar las Fiestas en Tucumán y compartir con la familia y los amigos todo el verano, la última experiencia arriba de un avión fue un lujo para los amigos inseparables: “Hicimos Estados Unidos, México, Buenos Aires y Tucumán: por suerte encontré la aerolínea Jet Smart y hablando con los supervisores me permitieron viajar con Simón. Fue uno de los mejores vuelos que tuvimos: uno se siente más contenido porque son argentinos y todos querían una foto con Simón: los chicos se vuelven locos y las azafatas también. En el último vuelo había una chica piloto que salía de la cabina del capitán cada media hora y después por altavoz dijo: ‘Estoy enamorada de Simón’. Todos lo aman y él lo genera”.