Cuenta la mamá Alejandra que ya en el jardín de infantes su hermoso Joaquín, con cuatro años, tenía una costumbre: con sus manitos sacaba de la mochila de tela con su nombre bordado y el bolsillo cosido unos lápices de colores, el papel blanco y dibujaba y dibujaba: “No hacía palitos ni pintaba con rayones. Desde chiquito siempre coloreaba dentro de los bordes, nunca se salía de las líneas”.
La pasión por el dibujo de Joaquín Amaya, ahora con 11 años y en 6º grado, creció durante todo este tiempo sobre cada pupitre, frente al pizarrón de cada aula, y también en algunos recreos de su querida
Escuela Municipal Monseñor Gregorio Jesús Díaz, en Banda del Río Salí. Y si a esa pasión por pintar mundos le asoma en el horizonte a este 9 de Julio histórico de 205 años de libertad, entonces Joaquín volvió a tomar los lápices, la hoja, y participó de un concurso de dibujos convocado por
Nueva Fuerza del Este. Y, como no podía ser de otra manera,
eligió la Casa Histórica.
“Al espíritu patrio también lo tiene Joaquín desde chico, con cada acto, queriendo estar en todo: en los dibujos, haciendo de Belgrano. Si vos entrás a mi face vas a ver que nunca se perdió un acto. Un día estaba entusiasmado y le dije sonriendo: ‘Ay, Joaquín, no tengo plata para hacerte más disfraces’. Porque yo sé coser y a él le gusta participar de todos los actos, pero todo no se podía”, le cuenta a eltucumano la mamá del niño que en 2019 hizo de Belgrano, portó la bandera provincial para una feria de ciencia, y fue fotografiado por supuesto por su familia siempre presente en los actos escolares.
Joaquín, claro, representa ese fervor, esa alegría, ese entusiasmo de cada niño y de cada niña de las escuelas de Tucumán. Niños y niñas que, de un día para el otro, desde muy chicos, supieron lo que es extrañar uno de los momentos más hermosos de la infancia: el recreo, los amigos, la bandera. Sea por zoom, meet o lo que quieran,
quienes somos un poco más grandes que Joaquín, nunca vivimos de niños lo que vivió Joaquín y todos los alumnos tucumanos hasta que pudieron empezar a volver a las clases presenciales.
La sensación rasposa del corcho quemado sobre el rostro para interpretar al negrito candombero, el velo y el abanico de dama antigua, el disfraz del vendedor ambulante que gritaba:
“¡Velitas! ¡Velones! ¡Que alumbran tus salones!”, los niños con galera y patillas pintadas y bigotitos pegados, las vendedoras de empanadas cantando:
“¡Empanadas bien sabrosas para las buenas mozas, empanadas bien calientes para todos los valientes!”. Y cartulinas, y mucho papel maché, y banderitas de plástico, y banderitas de tela, y escarapelas, todo celeste y blanco, todo el celeste y blanco que nos acompaña desde niños y que este 9 de Julio volverán a colgar los grandes desde los postes de luz de las avenidas y de los balcones y de las ventanas de Tucumán bajo el sol. Todo forma parte del clima que acompaña estas horas y que laten fuerte en los corazoncitos como los de Joaquín o en la sonrisa de las niñas con trenzas vestidas de blanco ensayando zambas en la vereda de la Casa Histórica.
“Todo lo que hacen los chicos, cómo se preparan para estos días, nos recuerdan cómo éramos nosotros los más grandes en la escuela: por eso estas fechas son tan importantes”, recalca Alejandra, quien se enteró del concurso de dibujo y no dudó en contárselo a su hijo: “Nos enteramos del concurso por otra mamá y por la iniciativa de las hermanas más grandes de Joaquín, que es el menor de 11 años, el más niño. Le pregunté si se animaba, me dijo que sí, le saqué la foto dibujando y fue impresionante la repercusión de la gente que lo votó, gente desconocida como
una señora de edad que le comentó: ‘Te amo, Joaquín, seguí así’.
Un orgullo la verdad”.
Alejandra registra que Joaquín dibuja desde pequeño solo, que nunca fue a clases particulares de dibujo, que busca una imagen en la computadora, la deja fija en el monitor y la retrata de puño y lápiz: “Le encantan los retratos de personas importantes para nosotros como Mercedes Sosa o Manuel Belgrano.
El profe de dibujo de Joaquín, que se llama Wilfredo, lo alienta cada clase y lo sigue de cerca. Pero Joaquín aprende muchas cosas por su lado, como el sombreado, la técnica que usó para dibujar la Casa Histórica”.
Profesora de peluquería de la escuela Nuestra Señora del Valle, Alejandra comparte el día con docentes especializados en dibujo y Joaquín, mientras se prepare para comenzar el secundario, irá como oyente presencial a las clases de los grandes. A todos les contará que la foto que subió su mamá le permitió ganar el concurso de dibujos del que participaron muchísimos niños y niñas de todo Tucumán, el futuro de esta provincia, niños y niñas como
Yoselie de la escuela de Chuscha,
Tatiana de la Escuela Nº 221 Enrique Bustos Avellaneda,
Nahuel de la Escuela Media de Garmendia o
Lautaro de la Escuela Alberto León de Soldati de El Timbó Nuevo.
“La Casa Histórica no es difícil para mí y la hice en blanco y negro con el sombreado y las palabras del profe Wilfredo. Tengo muchos dibujos guardados en mi pieza y también pegados en la pared. Soy muy feliz cuando dibujo, como decía mi mamá. Desde chiquito me siento a dibujar y cada vez me gusta más. No sé qué quiero ser cuando sea grande. Todavía no pienso en esas cosas: solo en dibujar, en dibujar y dibujar”.