RESEÑA
'Mala Junta', un relato inteligente sobre discriminación étnica
Gerardo Vallejo proclamó a la película chilena como ganadora de la Competencia Oficial Latinoamericana en su 12º edición. Esta ópera prima fue una grata sorpresa para los espectadores tucumanos que asistieron a la sala.
El film muestra de una manera inteligente, diferentes conflictos que se unen para dar vida a una historia cargada de dramatismo y tensión social; ya que cuenta la historia de dos adolescentes problemáticos (Tano y Cheo) que al encontrarse en el colegio, entablan una fuerte amistad que los ayuda a superar conflictos en un ambiente cargado de violencia. El primero de los muchachos, sufre por la ausencia de sus padres; mientras que el segundo de origen mapuche, es discriminado en la escuela por su condición originaria.
La directora chilena Claudia Huaiquimilla, también de ascendencia mapuche, sabe muy bien dónde está parada y cuenta, de una manera inteligente, la problemática por las tierras que también afectan a una buena parte de la Argentina. La listeza para narrar esta cruenta historia se debe a que el conflicto de pueblos originarios se muestra en un segundo plano: es decir, los jóvenes adolescentes con sus problemas, están inmersos en la lucha por derechos ancestrales, pero sus desgracias son comunes a todos los pueblos.
La película no trata de manera directa el conflicto del estado chileno con el pueblo mapuche, pero si lo observa desde un costado, siempre mostrando a dos adolescentes en aprietos que caminan la comunidad de San José de la Mariquina, tratando de superar sus problemas ayudando a esa castigada hermandad.
“Mala junta” cuenta con los protagónicos de Andrew Bargsted y Eliseo Fernández, pero están muy bien acompañados por Ariel Mateluna (quien presentó el film en nuestra provincia), Francisca Gavilán (excelente actriz, protagonista de “Violeta se fue a los cielos”, sobre la vida y obra de Violeta Parra) y Francisco Pérez-Bannen.
Recomiendo ver este film (quedará una función más en Tucumán cuando sea la premiación) ya que propone reflexionar sobre cómo la violencia hacia los pueblos originarios se ha tornado “algo normal”, y de cómo estamos acostumbrados a ver en noticieros represiones que lo único que hacen es distanciarnos cada vez más como sociedad.